Hoy he abierto mis ojos antes de que tú abrieras los tuyos y me he deleitado mirándote; en mi mente se han agolpado los momentos vividos hace ahora un año y sobre todos éllos, la primera vez que te sostuve torpemente entre mis brazos, eras tan pequeña, tan frágil y en ese instante te juré entre susurros que siempre iba a estar a tu lado cuando me necesitaras, entonces, ahora y siempre.
Ansío que te despiertes para que llenarte de besos, para que me desveles el misterio del color de tus ojos hoy: ¿azules? ¿grises? ¿tal vez, verdes? y para que me obsequies con tu más preciado don: tu sonrisa, que has heredado de tu padre, esa sonrisa que me dedicó un día y me cautivó para siempre, deseo también enrollar mis dedos entre tus incipientes ricitos, esos que enmarcan tu rostro tan redondito, tan perfecto y que recuerda tanto a tu abuela, mi madre, a la que nunca ni tú ni yo hemos llegado a conocer pero cuyo recuerdo, como ahora tu presencia, han presidido mi vida.
Te quiero mamá, te quiero mi niña, feliz cumpleaños tesoro.