Mujeres embarazadas
Doña Leticia, que dio a luz el día 31 de octubre, ingresó unas semanas antes en una clínica privada para ser reconocida por su médico, aquejada, al parecer, de contracciones que podían hacerle creer que iba a dar a luz. Me parece bien que se hayan adoptado con ella las medidas precautorias necesarias a fin de que el embarazo llegue a buen término, es decir que por indicación médica se la relevó del cumplimiento de sus obligaciones como Princesa de Asturias y todo ello como medida de precaución para evitar el que se pudiera adelantar el parto.
Sin embargo no estoy conforme con lo que ocurre con el resto de las mujeres embarazadas, esas mujeres anónimas que trabajan y están al pie del cañón hasta el último día, con esas inmensas barrigas desafiando las leyes físicas, con esos andares solemnes y cansados, con piernas hinchadas y, a pesar de todo, bellas en el cuerpo y en la mirada. Protesto por el hecho de que si alguna de estas mujeres no puede con su alma debido a su avanzado estado de gestación sólo puede pedir la baja por maternidad. Pero, y ahí está el problema, la baja se descuenta del tiempo que la ley concede a las mujeres que dan a luz, con lo cual se le descuentan días de lactancia al nuevo españolito de a pie, que no será rey o reina de España, pero será el rey o reina de su casa y ayudará a que todos, si nos dejan, podamos cobrar las pensiones cuando nos jubilemos.
Quiero decir que D Leticia no va a la entrega de los premios Príncipe de Asturias, que forma parte de su trabajo, y a todos nos parece bien. Sin embargo la trabajadora embarazada que cree tener contracciones, pero que no lo son, pero las siente como tal, es decir que le duelen, debe seguir trabajando pues no tiene derecho a tal baja, a menos que adelante el permiso de maternidad a ese mismo momento. Las futuras madres optan por seguir adelante y por tanto con dolores o sin ellos se presentan a sus puestos de trabajo y cumplen el horario de ocho horas en situación de normalidad, aunque en realidad están desafiando a la propia naturaleza.
Debemos conseguir que el legislador, que espero sea cada vez mas legisladora, y lo digo por el hecho de que sólo las que hemos estado embarazadas, es decir las mujeres hasta nueva orden, sabemos lo que se pasa durante ese último mes de gestación, regule esta situación de una manera más benigna. Estoy segura de que el legislador, si tuviese que pasar por el trance de dar a luz, si viviera ese último mes como lo hemos vivido todas, sabiendo a ciencia cierta que el bebé va a nacer, preguntándose cuando será el momento, como serán los síntomas que así lo indiquen, como será el parto, como será el niño/a, creo, lo habría regulado de otra manera.
Por eso considero que si queremos que nuestras mujeres sean madres, si queremos que acepten retar todas las leyes físicas y sociales, si queremos que esos niños nazcan y continúen mejorando la sociedad que hemos construido para nosotros y para ellos, debemos luchar para que la mujer embarazada sea la mujer más protegida de nuestra sociedad, protección que debe ampliarse hasta el momento en que el niño puede sobrevivir adecuadamente sin ella. ¿Durante un año quizás? Prometo pensarlo detenidamente y luchar por ello.