Bueno, en realidad ha sido hoy, pero para cuando leáis esto la mayoría seguro que ya será ayer.
Ayer a las nueve y media de la mañana tuve revisión ginecológica. La exploración bien y la semana que viene citología. Bueno, hasta aquí todo bien. Mientras me vestía me pregunta la doctora que si pienso tener más hijos. Le respondí que probablemente tenga otro. Y a partir de ahí empezó, no sé muy bien cómo llamarlo, si diálogo de besugos o cómo
Ella: pues si quieres tener otro hijo, quédate embarazada esta misma tarde.
Yo: no dije nada
Ella: porque a partir de 35 años los riesgos aumentan muchísimo, y mira que gracia, tener después un niño con problemas.
Yo: (empezaba a balbucear algo), ya, ya
Ella: Y si quieres quedarte embarazada, como tiene que ser ya, tienes que empezar a tomar ácido fólico, te lo mando ya??
Yo:
Ella: Porque tiene que ser ya, es más, yo te aconsejo que no tengas más hijos, porque después de los 35 años no se debería de quedar embarazada porque... (y dale otra vez con lo de los riesgos). Porque además, aunque la niña que tienes esté bien no quiere decir nada...
Yo
Ella: Entonces te mando el ácido fólico o no...
Yo: no sé, ya iré al médico de cabecera...
Ella: Pues que sea rápido, porque hay una edad para parir y edades para otras cosas, y a tí la edad de parir se te pasó ya...
Yo: bueno...
Ella: Así que decide rápido...
En cuanto me dió el informe, lo cogí y salí de allí despendolada... con unas ganas de llorar que ni sé, y vamos, no lloré en medio del ambulatorio porque tenía que ir al servicio de citación para la citología.
Luego se me quitaron las ganas de llorar y he estado todo el día cabreadísima. Si me hubiera aconsejado lo mismo, pero me lo hubiera dicho de una manera menos bestial, no me hubiera hecho sentir tan mal. Además, como semejante chaparrón no me lo esperaba, tampoco reaccioné para preguntarle por esas cien mil pruebas que se hacen durante los embarazos en los que la edad de la madre es un riesgo -que sin duda a estas alturas sería mi caso- En fin, que ahora ya se me va pasando, pero vaya mal rato que me hizo pasar la señora.
La buena noticia del día es que luego llevé a Carmen a la peluquería. No os he contado que la semana pasada fui yo y la peluquera (que no calló mientras me cortaba el pelo) me mutiló la melena, por no escuchar qué era lo que quería que me hiciera. Así que hoy llevé a Carmen, pero la novedad es que hemos estrenado peluquería, porque decidí no volver a la que se cargó mi pelo la semana pasada. Se estuvo increíblemente quieta. Se dejó mojar el pelo sin ningún aspaviento, no se quejó por el peinador, ni por las pinzas, ni mientras se lo cortaban. Estaba muy seria, mirándose al espejo. Se portó fenomenal, yo que iba temiéndome lo peor. Luego, al llegar a casa, le dice a su padre, señalándose la cabeza: "papá, pelo, pelo"
Y al poco tiempo, mientras comía, me regaló los oídos con su primera frase de tres palabras: "mamá toma tete"
Ay, qué inundación de babas...
Besitos. (Siento el rollo)