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A lo largo de embarazo es normal sentir cierto dolor o malestar en la zona abdominal. Las diferentes etapas por las que atraviesa el feto hacen que el cuerpo de la mamá se transforme paulatinamente.
El dolor abdominal puede producirse por:
Implantación del embrión: a principio del embarazo el futuro bebé se tiene que arraigar en el cuello del útero, lo que puede provocar dolores o cólicos bajos similares a los menstruales de uno o dos días de duración.
Estiramiento de los ligamentos: a partir del segundo trimestre de embarazo se estiran los músculos y los ligamentos que sostienen el útero, pudiendo provocar un dolor sordo alrededor de la barriga o un dolor agudo en el costado.
Falso trabajo de parto: en el segundo y tercer trimestre de embarazo la mamá puede sentir contracciones o un endurecimiento irregular de los músculos del útero. Estas contracciones suelen sentirse con más frecuencia en las semanas previas al parto, y pueden confundirse con la etapa inicial del parto.
Cólicos: en las últimas semanas de embarazo los cólicos indican que el trabajo de parto va a comenzar.
Los dolores abdominales son una constante durante el embarazo, sin embargo, debes estar atenta si los síntomas se complican.
Consulta con tu médico si se manifiesta alguno de los siguientes signos:
Dolor agudo: los dolores abdominales fuertes pueden indicar un problema grave, como un virus estomacal, una intoxicación alimentaria, apendicitis, infección de las vías urinarias o de los riñones, cálculos en el riñón, enfermedades de la vesícula o complicaciones del embarazo como la preeclampsia.
Embarazo ectópico: la implantación del óvulo fertilizado fuera del útero (embarazo ectópico) puede dar lugar a dolores abdominales en los tres primeros meses de embarazo. Esta grave afección exige atención médica inmediata, así que acude a tu ginecólogo si notas sangrado vaginal leve e irregular y dolor en la parte inferior del abdomen hacia un costado.
Parto prematuro: los dolores abdominales antes de la semana 37 de embarazo pueden ser síntomas de parto prematuro si vienen acompañados de contracciones regulares, presión en la pelvis, retortijones, cólicos abdominales con o sin diarrea, cambios en el flujo vaginal o dolor sordo en la parte inferior de la espalda.
Falso trabajo de parto: al contrario que los dolores abdominales del parto prematuro, las molestias que indican un trabajo de parto falso se distinguen porque las contracciones son irregulares, desaparecen al caminar y no se incrementan según va pasando el tiempo.
Un saludo