Inducción y cesárea de urgencia en la paz de madrid

Hola, me llamo Judith soy nueva en esta página, sólo quería compartir mi experiencia, me temo no es muy bonita, espero vuestra comprensión.
Hace una semana di a luz en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, fue una cesárea de urgencia después de una inducción fallida y fueron las horas más espantosas de toda mi vida.
Estaba en la semana 41+3 y los médicos de La Paz, según protocolo, indicaron que había que terminar el embarazo por posibles complicaciones si avanzaba hasta la semana 42 , el último ginecólogo que me vio el día anterior me indicó que la niña estaba muy alta, que no había encajado y que seguramente no lo haría, además de que venía grande, con lo cual a su juicio, ameritaría una cesárea.
He llevado un embarazo con altibajos, con sangrados y muchos malestares, además estuve varios meses en tratamiento por ansiedad, deseaba un parto normal para poder tener algo de control sobre mi cuerpo y mi bienestar y el de mi hija, me había preparado para ello, pero no para no ponerme de parto...sé que la cesárea es una operación mayor, pero según iba todo encaminado, seguramente terminaría en cesárea y con una inducción inútil encima.
Cuando me interné, intenté hablar con los médicos indicando que estaba pronta a someterme a una cesárea pero no a una larga serie de procedimientos protocolarios del parto inducido que me harían sentir muy mal y pondrían en peligro a mi bebé, se sabe que el 90% de los partos inducidos en primerizas acaban en cesáreas o en parto instrumental...pero todos (ya que desfilaron una larga lista de ginecólogos y dos matronas) me indicaron que ese era el procedimiento, el protocolo vamos...
Me pusieron un gel que me tuvo con contracciones todo el día y según los molestísimos tactos que me hacían no progresaba el ablandamiento del cuello del útero.
Al día siguiente y después del enema de rigor, me llevaron a la sala de dilatación y me enchufaron la Oxitocina, yo no paraba de llorar pero a nadie le importó, la matrona me rompió la bolsa (por supuesto sin avisarme) con un tacto bestial que me hizo gritar de dolor y me hizo sentir muy humillada delante de dos practicantes que nadie se molestó en pedir mi consentimiento para que estuvieran presentes y además me pusieron la monitorización interna en la cabeza de mi bebé...
Me dieron unas contracciones muy fuertes y pese a que me hubiera gustado no hacerlo, tuve que pedir la anestesia epidural, me dolió muchísimo la punción además de no poder moverme mientras estaba en plena contracción...
A todo esto según los tactos yo no dilataba nada más que dos centímetros, tenía el cuello duro y la niña seguía sin encajar. Llevaba ya 6 horas de tortura, llorando a mares, sintiéndome como una cosa más que como una persona,con vias y enchufes por todas partes... nadie me ayudó, tenía muchísimo miedo cada vez que veía entrar a la matrona o auxiliar dentro de la habitación...
Para empeorar las cosas sentí como se dormía mi pierna derecha y la izquierda seguía como si tal cosa, estaba aterrada.
Pero entonces la matrona entró una vez más con cara de susto y me movió en vientre mirando el monitor, después entraron los ginecólogos, hablaron entre ellos y finalmente una de ellas me indicó que me harían una cesárea porque mi bebé estaba sufriendo y había que sacarlo ya, además me indico que estaría despierta y que cuando lo sacara me lo enseñaría, me llevaron rápidamente en camilla al quirófano mientras me inyectaban mas epidural, pero la anestesia no hacia efecto, cuando en el quirófano me preguntaron si sentía los estímulos y dije que sí resolvieron dormirme completamente...
Finalmente desperté en la sala de recuperación, sola, sin mi hija, sin haberla podido ver en ningún momento, allí estuve 7 horas deseando que la tierra me tragara, cuando escuché decir a las enfermeras que no había habitación disponible y que quizá no nos bajarían a planta hasta el día siguiente, hubiera preferido no despertar...gracias a Dios habilitaron una planta para que dos pacientes más y yo pudiéramos bajar esa noche.
Mi bebé necesito reanimación (según informe del propio hospital) salió con dos heridas en la cabeza, nadie nos explicó nunca de que eran aunque me supongo que una sería de la lanceta al romper la fuente y la otra del monitor, además de todo el sufrimiento que seguramente tuvo en todo el proceso que le llevó a bajar su ritmo cardiaco...cada vez que la veo sufro porque no pude protegerla, porque estaba perfectamente bien en mi útero y gracias a los protocolos médicos ha estado en riesgo y eso no hay forma de dar marcha atrás... y todavía hay quien opine que habrá que dar las gracias a los médicos por sacarla sana y salva
Por mi parte me encuentro con todos los síntomas de un estrés postraumático, llorando a cada momento, durmiendo mal y muchas veces sin poder disfrutar de mi bebé ni de nada de lo que antes me apasionaba. Es inútil buscar comprensión en los demás, nadie sabe lo mal que se pasa, se supone que con salir con un bebé vivo en brazos hay que estar satisfecha.
Casi todas las parturientas que ingresaron conmigo ese día acabaron en Cesárea de urgencia, habrá que preguntar a los médicos que hacen los protocolos la ventaja de inducir y maltratar a madres y bebes de esta forma para terminar en el mismo lugar, es decir corriendo por los pasillos mientras te rasuran, te ponen anestesia, etc, etc, etc.
No digo que parir vaginalmente no sea una ventaja, me hubiera gustado hacerlo, pero dadas las circunstancias debería valorarse cada caso en particular y no ceñirse a unos protocolos rancios y rígidos que colocan a todas las personas en el mismo punto y que, como en mi caso, dejan a la madre con el bebé en brazos sí, pero incapacitada emocionalmente para seguir adelante, para cuidarse y para cuidarlo.
En cualquier caso este es mi testimonio, llevo dentro mucho dolor, mucha rabia e impotencia, y no doy las gracias a los médicos que me atendieron como no se las daría a una persona que después de atropellarme me llevara al hospital, simplemente estaban reparando lo que habían alterado y se estaban cubriendo las espaldas, aunque no sé si algún día me sentiré completamente bien.
Sé que quizá aún es muy pronto y junto con los cardenales de mis brazos y los puntos de la operación llegará el momento en que no duela más, ese es mi deseo, hubiera querido tener más opciones, hubiera querido opinar, tener algo de control sobre mi parto y sobre todo no salir de aquel hospital donde parí a mi hija con la sensación de que fue el peor día de mi vida.

Gracias por escucharme