Lecturas negativas falsas (es decir, que indican que no hay embarazo cuando realmente sí lo hay) pueden ocurrir cuando la prueba se aplica muy temprano. Las pruebas cuantitativas de sangre y las más sensibles pruebas de orina normalmente detectan el hCG poco después de la implantación, que puede ocurrir en cualquier momento entre 6 y 12 días después de la ovulación.[2] Exámenes de orina menos sensibles y pruebas cualitativas de sangre pueden no detectar el embarazo hasta tres o cuatro días después de la implantación. La menstruación ocurre en promedio 14 días después de la ovulación, así que la probabilidad de un resultado negativo falso es muy baja una vez que el periodo menstrual se ha atrasado.