Hace poco os conté que mi niño mayor (21 meses) es un terremoto y me tiene agotada además de preocupada, porque siempre se está dando golpes. No para y es un poco bruto. Pues bien, ayer en casa de unos amigos me pidió agua y le di de beber de mi copa ¡y la rompió de un mordisco! Me quedé con la copa rota en la mano y él con los cristales en la boca. Casi muero allí mismo, todavía no me creo que no le haya pasado nada. Tengo un susto en el cuerpo. La verdad a veces me angustia pensar que es responsabilidad mía que esta fierecilla salga ilesa de esta etapa de su vid, estoy siempre en tensión. ¿Alguien igual?