En las diez o doce horas que dura el parto de una primeriza (de 6 a 8 en partos posteriores) tienen lugar grandes cambios en el aparato genital de la madre.
Estos cambios se desarrollan a lo largo de las tres etapas en las que tradicionalmente se divide el parto:
la dilatación, o proceso de maduración del cuello del útero,
la expulsión del niño y
el alumbramiento o expulsión de la placenta.
Antes de la dilatación tiene lugar el acortamiento y borramiento del cuello del útero. El cuello del útero, normalmente duro, largo (3-4 cm) y cerrado, empieza a acortarse y a reblandecerse con las contracciones regulares y rápidas. Se acorta hasta perder toda la longitud. La mucosidad que tapa el cuello del útero se hace más fluida y se expulsa en lo que se llama expulsión del tapón mucoso.
La dilatación comienza cuando el cuello se ha borrado por completo, y se considera que el parto ha comenzado cuando hay contracciones rítmicas cada 3 minutos y el cuello alcanza una dilatación de uno o dos centímetros, según el doctor Jorge Carrera, médico adjunto al departamento de Obstetricia del Hospital Materno Infantil de Málaga.
La dilatación, primera fase del parto, dura entre 6 y 12 horas para las primerizas, y bastante menos para las mujeres que ya han tenido otros hijos. Suele ser de un centímetro por hora, y cuando se han alcanzado los diez centímetros, medida que permite ya el paso del niño por el canal vaginal comienza la segunda fase del parto,
La expulsión: Es lo más corto, apenas media hora en la que el niño baja por el canal vaginal.
El alumbramiento: En la tercera etapa se expulsa la placenta. Pocos minutos después de haber dado a luz vuelven las contracciones, esta vez mucho más suaves, y en unos minutos, con un suave empujón, la madre expulsa la placenta