Algunas ya sabéis que hemos tenido algunos problemillas con estos dos elementos. El niño que no tiene miedo a nada, incluida una perra que, puesta de pié, es bastante más alta que él. Y la perra que a veces muestra un carácter rarito y tiene reacciones inesperadas, aunque en general es juguetona y cariñosa, pero.....
Bueno, el caso es que el domingo por la mañana nos fuimos a una explanada en la que hay un pequeño parque inacabado (por el tema de la crisis inmobiliaria). Allí, como no había nadie, pudimos soltar a la perra, y mi hijo estuvo jugando y subiéndose a un tobogán que hay.
El niño corría y la perra detrás, le tiraba un palo y ella lo cogía, incluso estaba tumbado en el tobogán y la otra intentando subir por encima de él y el niño tronchándose de risa.
El caso es que verles así, jugando juntos y pasándoselo bien, me produjo una sensación muy bonita. Siempre he pensado que criarse con un perro es algo muy bueno para los niños, pero en nuestro caso he pensado muchas veces que cometimos un error al adoptarla, sobre todo por el tamaño.
Quizás os parezca una tontería pero ayer me sentí muy feliz al verlos jugar juntos, tener un perro ha sido siempre la ilusión de mi vida y tal vez mi perra tenga la oportunidad de ser una más de la familia y yo pueda contar, como a tantos dueños he oido, que mi perra es muy especial para mí y para mi familia. Ojalá.