Hoy ha sido uno de esos días que te levantas atontada, sin mucho ánimo, etc... Según me levanto, oigo a mi niño (18 meses) que me está llamando, como todas las mañanas. Abro su puerta, le veo sentadito en su cuna con su cara de felicidad, me llama con su manita y cuando me acerco me dice con una ternura GUAPAAA. Pa comérmelo. Se me caían las lágrimas y todo de lo bonito que es y lo fácil que lo tiene para cambiarme el día, ya que me chutó lo que me faltaba para tener un maravilloso día.
Te quiero pequeño.