Dar a luz en España
En España la práctica habitual en muchos hospitales en el momento del parto contraviene las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, por razones de seguridad jurídica o comodidad del equipo médico.
NELA PADILLA / MUJERACTUAL
La Organización Mundial de la Salud evalua que un índice superior al 10% de cesáreas supone una mala práctica por parte de los médicos, ya que sólo lo admite en el caso de embarazos de alto riesgo, sin embargo, en España, se realizan por encima de esta tasa.
En los centros privados es donde se practican más cesáreas, un 30% más que en los públicos. Las razones tal vez se puedan encontrar en la comodidad de tener un parto acabado a una hora y en la posibilidad de programar el parto. La mayoría de profesionales a quien se consulta, coinciden en que se hacen demasiadas cesáreas, y no sólo eso sino que esta práctica puede afectar a la posibilidad de que la madre alimente a su hijo con leche materna, lo que es muy importante para el desarrollo del sistema inmunológico del bebé.
Otras prácticas que se realizan con caracter abusivo son la rotura anticipada de las membranas, lo que se conoce como "romper aguas", así como de la utilización de una hormona, la oxitocina, que estimula las contracciones uterinas en el parto.
El abuso en la práctica de la cesarea no es un hecho característico sólo de España, también en América Latina es habitual. Así la medicalización del parto ha provocado abusos en países como Brasil, en donde, en promedio, el 46 por ciento de los nacimientos atendidos en hospitales son a través de esta intervención quirúrgica. Para paliar esta alarmante situación se han creado hospitales, como la maternidad Leila Diniz en Río de Janeiro, donde se desarrollan prácticas como parto en agua, y sólo en complicaciones obstétricas se utiliza la cesárea.
A continuación se citan algunas de las recomendaciones que tienen un mayor grado de incumplimiento en España:
Información para que la mujer pueda optar entre diversas formas de cuidados en relación con el parto.
En general, en España no se ofrecen alternativas, se inicia la programación en los cursos de preparación al parto y sólo es posible en algunas ocasiones poder optar por el tipo anestesia que se utilice, si bien existe el inconveniente de la falta de profesionales anestesistas.
El rasurado del pubis y la administración de un enema antes del parto no son necesarios.
El rasurado del pubis es una costumbre sin base científica, incluso en ocasiones puede ser un riesgo para la salud de la madre. Existen muchos profesionales que sólo rasuran el lugar en que se corta. Sin embargo el enema es defendido por la mayoría de médicos que aseguran que las mujeres lo prefieren, si bien no por eso se tiene que dejar de poder optar.
La episiotomía o corte en el piriné sistemática no está justificada.
A pesar de esta recomendación de la organización mundial de la salud esta intervención se aplica preventivamente en casi todas las mujeres. En principio sólo sería preciso en los casos de existencia de riesgo de desgarro cuando sale el bebé, aunque no se evalúa si existe ese riesgo. Las estadísticas indican que se aplica en el 90% de los partos en primerizas y en el 60% en el resto de partos.
La monitorización o uso de un monitor para el control del parto no se ha demostrado que tenga un efecto positivo sobre la madre o el niño y debería ser usado exclusivamente en casos seleccionados.
El monitor es un aparato que permite medir el sufrimiento del feto. El problema del monitor es el abuso de éste, que se utiliza a veces por comodidad, otras por rutina. El mismo creador de este aparato, un ginecólogo uruguayo decía que él había desarrollado el monitor fetal para ayudar a algunas mujeres, no para causar problemas a todas las mujeres.
Las mujeres no deberían ser acostadas sobre la espalda.
Se les debería estimular a caminar durante la dilatación y a elegir la posición que deseen durante el parto. Estar tumbada sobre una camilla es una posición beneficiosa sólo para el tocólogo, ya que es comprensiblemente difícil e incómoda para la mujer, más si pensamos que tiene que empujar para favorecer la salida del bebé.
Algunos datos para la elaboración de este texto fueron extraídos del artículo de Milagros Pérez Oliva "Parir sin contemplaciones", EL PAÍS