Graciela, la chica de 18 años a quien se le practicó en Bahía Blanca un aborto tras el embarazo fruto de una violación,"se encuentra estable, lúcida y en buen estado de salud".
Así lo dio a conocer Alberto Taranto, director del Hospital Penna, en el que se le practicó la operación a la joven y donde estuvo internada durante las últimas dos semanas.
"Le dimos el alta porque su condición es muy favorable", dijo el médico a Clarín. La joven, intervenida el miércoles por la noche, fue derivada ayer a su casa.
Graciela, quien a raíz de su retraso mental tiene una edad biológica de 10 años, estaba internada en el Patronato de la infancia de Bahía Blanca cuando, en una de las habituales salidas a casa de sus familiares, resultó violada y embarazada.
El caso originó una fuerte polémica en la ciudad, no sólo porque al momento del aborto terapéutico la joven ya llevaba 10 semanas de gestación, sino porque la interrupción del embarazo estaba prevista para el martes, pero un juez de familia ordenó ese mismo día la suspensión de la intervención que estaba programada.
El día previo al aborto que ya estaba decidido los especialistas habían medicado a la paciente para que dilate su útero, por lo que cuando llegó la orden de suspender el procedimiento, ya presentaba pérdidas y por consiguiente, el riesgo de fracaso natural de su embarazo.
La doctora María Fernanda Petersen, quien es la representante legal de Graciela y su madrina de comunión, había pedido el aborto terapéutico amparándose en el artículo 86, inciso segundo, del Código Penal.
La norma establece que el aborto no es punible cuando el embarazo es fruto de una violación a una mujer beep o demente, lo que encuadraba perfectamente en el caso de Graciela.
"Mi ahijada está en perfecto estado. Los médicos actuaron en forma precisa y rápida, acá lo más importante es que se pudo llegar a un final; este tipo de intervenciones son muy difíciles", afirmó la letrada en declaraciones radiales. "Estamos para hacer cumplir la ley" afirmó por su parte el director del Penna.
Taranto dijo que la joven toleró sin inconvenientes la intervención quirúrgica y adelantó que está con el apoyo psicológico que estos casos requieren.
Graciela ya tiene designado un hogar sustituto, donde seguramente encontrará el marco adecuado para superar este doloroso trance.
"Desde el hospital público ayudaremos en todo lo que sea posible", añadió el profesional, que desde un primer momento actuó como vocero del centro asistencial y manifestó la necesidad de no demorar más de la cuenta el aborto terapéutico. No bien llegó el caso al Penna, la cuestión fue derivada al Comité de Bioética del hospital, donde se concluyó que no se trataba de una situación judiciable, en función de lo establecido por el mencionado artìculo 86 del Código Penal.
No obstante, la historia de Graciela originó fuertes discrepancias entre distintos grupos sociales bahienses. Por un lado, la Iglesia se manifestó en contra del aborto y grupos de fieles marcharon al hospital y rezaron el rosario para pedir por una revisión de la medida.
Paralelamente, organizaciones que promueven la despenalización del aborto se manifestaron en contra y realizaron marchas en el centro de la ciudad
Taranto evaluó el contrapunto. "Si hay ciudadanos que no están de acuerdo con la ley, entonces es el momento de discutir si se quiere cambiar la norma jurídica, pero tal planteo debe hacerse ante los ámbitos legislativos", afirmó el médico, ginecólogo de profesión.
El tema no termina aquí: ahora la Justicia investiga las condiciones que hicieron posible que la chica quede embarazada tras ser violada en reiteradas ocasiones por familiares directos.
Esto habría ocurrido durante las salidas transitorias del Patronato de la Infancia, donde estaba alojada bajo la tutela del Estado. La situación culminó con el desplazamiento del director, Antonio López, y de integrantes del equipo técnico de la institución.