Supe que, el día en que sea madre, seré una madre bastante atípica el día en que leí cómo se había sentido Brigitte Bardot durante su embarazo. Bardot: esa diosa de los 60, preciosa actriz, cantante y modelo, tan amante de los animales que lo dejó todo para hacerse activista y defender la naturaleza. Hippie; como yo entonces. BB había dicho que se sentía extraña al llevar a su niño dentro, como si la hubiese invadido un alien. Sí, suena poco romántico, no es para ponerlo en una de las edulcoradas revistas sobre bebés y maternidad, pero supe que a mí me pasaría lo mismo al instante.
Para entonces tendría yo unos 20 años. Ahora tengo 34 y no dejo de oír mensajes inquietantes a mi alrededor que me instan a ser madre aunque a mí no me apetezca lo más mínimo. Tuve mi época de Reloj biológico: activado, pero por distintas circunstancias laborales y familiares mi pareja y yo decidimos que no era el momento. Ahora que estamos fantásticamente bien y que podría ser el momento, resulta que no nos apetece y muchas mujeres se me echan encima con sus comentarios. Directa o indirectamente, me recuerdan que el tiempo se pasa y el arroz también. ¿Ser madre es obligatorio? ¿De verdad lo necesita una mujer para sentirse realizada? Porque yo me siento totalmente realizada y no lo soy. Aunque no descarto serlo, la presión a que me veo sometida por la sociedad y la biología, me quita las ganas.
Quitando el típico: Mis hijos son lo mejor que me ha pasado, no dejo de escuchar mensajes negativos sobre lo que le pasa a tu vida cuando tienes hijos:
-Aprovecha ahora, que luego TODO se acaba.
-No querrás hacer el amor en un año.
-Tu vida cambiará para siempre, ya no podrás casi viajar, ni salir, ni tener tiempo para ti.
-No podrás tener cosas bonitas en casa, te las romperán.
-Estoy muy cansada.
-Estoy agotada, no he dormido de tirón en muchos meses.
-Estoy deprimida.
Mis pasiones son viajar, la decoración, los animales, mis amigos y mi marido (sí, pasión, pasión). Y si voy a perder la mitad de eso ya me da miedo. Pero es que según algunas lo puedo perder ¡TODO! Porque luego están las que ya no se acuerdan de que tienen marido, amigas, familia de repente desaparece hasta su foto propia de perfil y es sustituida por una pequeña cabecita con la baba colgando: han dejado de ser personas para ser solo madres. Aterrador. Se me antoja algo parecido a una abducción.
Es posible que me apetezca ser madre en el futuro, les digo a algunas, para calmarlas (y porque es verdad). Y entonces me preguntan la edad y me recuerdan que el ginecólogo te pone una cruz en el expediente cuando cumples los 35. ¡Glups! ¡Me van a hacer la cruz! Tic, tac, tic, tac. Me queda un año para la cruz Y en este año no tenía planeado quedarme, quiero ir a un congreso en Mallorca, a pasar la Nochevieja en Edimburgo y, dentro de un año, al October fest con mi hermana. Y me han invitado a París ¿Cómo compagino yo esta vida que me gusta con vómitos y pañales? Me ha costado mucho conseguir la estabilidad laboral que me permita hacer cosas como ir a Alemania sin mendigar dinero a nadie o tener que ahorrarlo durante muchísimos meses, renunciando a otras cosas. ¿Y quiero perder eso? Si me llena, si me da energía, si soy feliz así
Todo se te pasa al ver su carita, es la única frase que me consuela un poco, que me creo por algún motivo. Puede que porque me acuerdo perfectamente de la de mi hermana pequeña, a la que tuve que cuidar tantas veces. A veces pienso en cómo será esa carita, en cómo será el producto de mi guapo marido y de mí misma. Me entra más miedo que intriga y dejo de pensar. Aunque sé que ser madre es una cuestión de actitud, ya que veo a algunas (pocos ejemplos) que parece que lo llevan bien, la mayoría no me explica exactamente el porqué les hace felices, todo son renuncias y negatividad.
Mi pregunta es. ¿Algún día se me pasará el miedo? ¿Es tan difícil ser madre hoy en día y persona al mismo tiempo? ¿Sabéis algún truco para no dejar de ser tú y no renunciar a la vida que te gusta? Por favor, decidme algo bonito.
Carol Iñesta, alias Catherine Roberts (escritora)
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