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He cojido esto de el mundo

Última respuesta: 29 de julio de 2003 a las 2:06
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ipek_5692903
28/7/03 a las 17:18


REPRODUCCIÓN ASISTIDA
Más de 7.500 españolas están en lista de espera

ISABEL ESPIÑO


Desde que María José se acercó a una unidad de reproducción asistida hasta que tuvo su primer hijo pasó más de una década. Para ello, tuvo que desplazarse a otra provincia, porque en la suya ningún centro público ofrecía ese servicio. Después, un año de pruebas, tres más en la lista de espera hasta el primer ciclo de fecundación... Yo, por mi edad, me podía permitir esperar, pero al final, tuve que acudir a un centro privado porque necesitaba una técnica, la inyección de esperma intracitoplasmática o ICSI, que no se practicaba en los públicos. Finalmente, María José González Galindo ha tenido dos niños y hoy preside la asociación CERES (Tfno: 96 2690747), que ofrece información y asesoramiento a las parejas con problemas de fertilidad.

Su caso ilustra algunos de los inconvenientes a los que, pese a los avances que la fecundación in vitro (FIV) ha experimentado a lo largo de sus 25 años de andadura, tienen que enfrentarse los españoles con dificultades para tener hijos.
Hoy en día, la ICSI se practica en la mayoría de los hospitales públicos con unidades de reproducción, pero siguen faltando otras técnicas. Así, la donación de óvulos funciona a medio gas [sólo siete centros cuentan con programas de este tipo] porque no hay bonificaciones para las donantes, señala Roberto Matorras, jefe de la unidad de Reproducción del Hospital de Cruces de Barakaldo (Vizcaya), que fue la primera institución pública española en la que nació un bebé probeta.

Asimismo, de acuerdo con un trabajo realizado por este experto y publicado el año pasado en la Revista Iberoamericana de Fertilidad, únicamente cuatro centros practican el diagnóstico genético preimplantatorio (prueba empleada para seleccionar un embrión sano cuando los padres pueden transmitirle alguna enfermedad hereditaria) y sólo seis poseen bancos de semen. Al igual que a María José, a muchos pacientes no les queda más remedio que acudir a centros privados.

De hecho, este sector fue el que empezó la reproducción asistida en nuestro país: Victoria Anna, el primer bebé probeta español, nació en el Instituto Universitario Dexeus de Barcelona en 1984. Para desarrollar un programa de fecundación in vitro se necesita mucha tecnología, un gran cuerpo de personal... Esto ha hecho que la medicina pública no fuera la punta de lanza de este área, explica José Remohí, director del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).

Actualmente, entre el 16% y 20% de las parejas españolas en edad reproductiva sufre problemas de esterilidad, una cifra que ha ascendido por el retraso de la edad en que la mujer empieza a tener hijos y el descenso de la calidad del semen. A medida que aumentaba la demanda, fueron creciendo los centros dedicados a la reproducción asistida, un mercado, aunque también una necesidad, precisa Remohí. Hubo una demanda que no se cubrió públicamente, recuerda Julio Herrero, uno de los coordinadores de la unidad de reproducción del Hospital Vall dHebrón de Barcelona. Esta limitada respuesta hizo que el sector privado viese en este área de la medicina una oportunidad y precipitó un boom de clínicas en los años 90. Así, actualmente 126 centros españoles practican fecundación in vitro e ICSI, aunque sólo 21 son públicos.

En total, existen casi tres unidades que realizan estas técnicas por cada millón de habitantes, una tasa más elevada que la de países como Alemania y Reino Unido (ambos con poco más de una) o Noruega, con casi dos. Y es que en cuanto a investigación, la medicina reproductiva tiene un nivel muy bueno en España. Somos uno de los que destacan en Europa, apostilla Herrero. De hecho, Matorras cree que este es uno de los países con una mejor atención pública en reproducción asistida. No tanto como los nórdicos, pero sí mejor que los italianos o estadounidenses.
Sin embargo, existe la impresión de que las técnicas de reproducción asistida reciben escasa atención por parte de la administración sanitaria española, rezaba su trabajo. Hay unas listas de espera que pueden ascender a cuatro o seis años, señala Herrero. De acuerdo con el mencionado trabajo de la Revista Iberoamericana de Fertilidad, a finales de 2000, 7.580 mujeres se encontraban en lista de espera para someterse a fecundación in vitro o ICSI. Todas ellas tendrían que esperar una media de más de dos años para someterse al primer ciclo de FIV. Si este primer intento no tiene éxito, será preciso esperar hasta dos años para recibir el segundo.
Un tiempo que algunas parejas no pueden permitirse. Muchas mujeres tienen el reloj biológico en contra. Necesitan soluciones urgentes, aclara González Galindo. Asimismo, para optimizar unos recursos que son limitados, en palabras de Matorras, la sanidad pública sólo oferta un máximo de tres ciclos por paciente y únicamente atiende a mujeres menores de 40 años.

COSTE. Esto hace que [muchos pacientes] traten de hacer un escape hacia las clínicas privadas, agrega Herrero. Eso, en el caso de que uno pueda costeárselo. Ambos factores se unen, además, a los problemas psicológicos (ansiedad, depresión...) que ya de por sí sufren estas parejas, explica Diana Guerra, psicóloga y presidenta de la asociación Genera (Tfno: 93 2112285). No saben cuándo van a poder someterse al tratamiento o [si optan por un centro privado] si lo van a poder pagar....

Aunque los precios varían en función del problema de esterilidad que presente la pareja, de la edad de la mujer o de si la sanidad de su Comunidad financia la medicación, cada ciclo de FIV suele costar entre 3.000 y 5.000 euros. Pero uno no basta: habitualmente la paciente ha de someterse a dos o tres para conseguir quedarse embarazada.
Los elevados costes de las técnicas de reproducción asistida son un problema internacional que afecta a numerosos países y a muchos sistemas de salud diferentes, explicaba un artículo en un suplemento sobre fertilidad publicado conjuntamente por Nature Cell Biology y Nature Medicine el año pasado.

INFORMACIÓN. Pero al problema del coste se une la falta de información. La gente no sabe a dónde acudir, explica González Galindo. Salvo en Cataluña, no existen datos sobre la actividad de cada una de las unidades españolas (cuántos ciclos de FIV realizan, su tasa de éxitos, de embarazos múltiples...), unos datos que, tal y como señalaba el primer informe de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida (CNRHA), son imprescindibles para la adecuada valoración de los centros por parte de los pacientes que van a ser sometidos a tratamiento. El escrito, que data de 1998, ya apuntaba la necesidad de crear ese registro, previsto en la legislación. Llevamos años esperando y es una de las primeras cosas que se debería hacer en algo tan difícil de calibrar, dice Guerra, que es miembro de la Comisión.

No sabemos qué ciclos se hacen y cuántos tienen éxito. El paciente desconoce cuáles son los centros con mejores resultados, se lamenta Anna Veiga, ex miembro de la CNRHA y jefa de la sección de Biología del Instituto Universitario Dexeus. Pero la causa no sólo es que las autoridades no hayan terminado de impulsar un registro nacional de actividad como el que ya posee Alemania. Los centros tampoco parecen muy dispuestos a facilitar sus datos. Pese a que la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) sí se ha propuesto recoger las cifras de las diferentes unidades de reproducción asistida, tanto de entidades públicas como privadas, son muy pocas las que aportan sus resultados. Y eso que son anónimos: se publica un dato global, no el de cada centro.

Nosotros insistimos mucho en que participen, pero aún hay cierta reticencia. Les supone un esfuerzo adicional, dice Matorras. Desde que la SEF empezó a recopilar esta información, hace ya una década, la concurrencia ha mejorado (en 1993, sólo figuraban ocho centros), pero la mayoría sigue sin comunicar sus resultados. Así, en el informe del año pasado (con datos referentes a 1999) sólo intervinieron 43 de las clínicas que realizan fecundación in vitro y técnicas similares. El último trabajo, con los resultados de 2000, no ha contado con mucha más colaboración. Se ha conseguido recopilar menos del 30% de la información que debería haberse recogido, se lamentaba Alberto Romeu, presidente de la SEF, desde las páginas de la Revista Iberoamericana de Fertilidad.

Entonces, ¿en qué debe basarse una pareja para decidir dónde acudir? Según Pedro Caballero, director de la unidad de Reproducción Asistida de la Clínica Tambre de Madrid, la pareja debe guiarse por qué centros están acreditados en su comunidad (la lista está disponible en la página web http://www.msc.es/centros/), y por que el equipo que les atienda les dé una información completa.

Pero habitualmente el paciente se guía por lo que oye. Hay centros pioneros, otros que tienen muy buenos servicios de marketing..., agrega Guerra. También funciona el boca oreja o las tasas de éxitos, si bien a juicio de Caballero la pareja no ha de regirse por el tanto de embriones implantados [que va en función de cada caso].

¿ÉXITO? Las presiones para incrementar las tasas de embarazo han desembocado en transferir múltiples embriones, lo que ha ocasionado una proliferación de embarazos múltiples, explicaba el especial de Nature Medicine. Así sucedió en nuestro país cuando ese boom de centros precipitó cierta competencia por ser el más puntero. En España se han estado implantando demasiados embriones para mejorar el índice de embarazos, dice Veiga. En un principio, lo que interesaba eran los éxitos, pero ahora que las tasas de todos los grupos son similares, lo que importa es controlar las gestaciones múltiples, coincide José Manuel Bajo Arenas, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia.

Así, en nuestro país se da una situación un tanto paradójica, tal y como revelaba el último informe de la Sociedad Europea de Reproducción Humana (que para España utiliza los datos recogidos por la SEF): mientras el índice de éxitos supera la media europea (33%, frente a 29%) en la mayoría de los casos (68%, frente al 40%) se implantan tres o más embriones, lo que explica que nuestra tasa de embarazos múltiples ascienda al 32% de los partos, mientras la media europea es del 26%.
Reducir estas gestaciones multitudinarias (como se propone el cambio legislativo impulsado ayer por el consejo de ministros), crear un registro nacional de actividad o hacer que desciendan las pacientes que aún se encuentran en lista de espera son sólo tres de las asignaturas pendientes que plantean las técnicas de fecundación in vitro 25 años después de su comienzo.

Gráfico en pdf: Fecundación in vitro
Gráfico en pdf: Centros de reproducción asistida



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El legado de Louise Brown


Los expertos en medicina reproductiva confían en que, algún día, las células madre puedan resolver algunos problemas de esterilidad que, pese a los grandes avances que han experimentado estas técnicas, aún no tienen solución, como la producción de óvulos y espermatozoides.
Sin embargo, también recuerdan que esta prometedora área de la medicina también debe mucho a la reproducción asistida. Todo es un legado de 25 años de fecundación in vitro, porque cada embrión que puede estudiarse es resultado del proceso de FIV, declaraba esta semana Roger Pedersen, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). Alan Tourson, del Instituto de Prevención y Desarrollo del Instituto Monash de Australia, coincide en que la FIV ha hecho posible estudiar el desarrollo celular inicial de los seres humanos y ha llevado a la posible reparación de tejidos humanos a través de las células madre. Pedersen y Tourson se reunieron esta semana en Londres con otros especialistas en una conferencia conmemorativa del 25 cumpleaños de Louise Brown, el principio de todo.

Sus padres, Lesley y John Brown, habían intentado tener descendencia durante nueve años, pero Lesley tenía obstruídas las trompas de Falopio. Entonces se encontraron con Patrick Steptoe, un ginecólogo del Hospital General de Oldham, y Robert Edwards, fisiólogo de Cambridge, que llevaban investigando soluciones alternativas a la concepción desde mediados de los 60. Así, Lesley se sometió a una técnica por entonces experimental: le extrajeron un óvulo y dejaron que el esperma de John lo fertilizase en un tubo de ensayo. Hasta entonces, la FIV no había tenido éxito, pero el 25 de julio de 1978 nació Louise. Desde ese año, más de un millón de niños han sido concebidos de este modo.


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25 años de historia


1978. Nace Louise Brown, el primer bebé probeta, en el Reino Unido.

1984. La primera española probeta, Victoria Anna, viene al mundo en el Instituto Universitario Dexeus de Barcelona.
Nace un bebé a partir de un embrión congelado.

1986. Empiezan a usarse las técnicas GIFT (el óvulo y los espermatozoides se transfieren directamente a las trompas de Falopio de la paciente) y ZIFT (el óvulo fertilizado se deposita en estos conductos).

1988. Aprobadas las leyes españolas sobre técnicas de reproducción asistida y sobre donación y utilización de embriones humanos.

1989. El diagnóstico genético preimplantatorio se utiliza por primera vez para detectar enfermedades hereditarias.

1992. La microinyección o ICSI, que consiste en inyectar directamente un espermatozoide en el óvulo, da la oportunidad a los varones estériles (con semen de mala calidad) de tener descendencia.

1997. La transferencia citoplasmática, una polémica técnica en la que el núcleo del óvulo materno se transfiere al gameto de una donante, concibe por primera vez a un crío.





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Ver también

I
ivette_6407898
29/7/03 a las 2:06

Me a encantado!!!
lo he encontrado muy, muy interesante.
gracias por pegarlo aqui guapisima
un beso
maribel

ISDIN Si-Nails

ISDIN Si-Nails

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