CARTA A MI BB.
CARTA DE UN PADRE EN ESPERA....
Mi corazón:
Te he dicho que la vida me cambió desde el momento en que supe que tú estabas en mi vientre. Te lo he contado con ejemplos, pero hoy quiero que sepas que no sólo me cambió eso: confieso que tampoco soy la misma en la forma de ver a las personas, sobre todo, en la manera de apreciar a hombres y mujeres en su papel de padres y madres. Qué diferentes veo ahora las cosas.
Para mí, el hecho de que las mujeres seamos las bendecidas en traer a los hijos al mundo y llevarlos en nuestro interior, es algo que marca esa relación entre nosotros. Tú y yo, seguramente, tendremos una forma de comunicarnos distinta a la que tendrás con tu papá.
Antes de esperarte, lo reconozco, pensaba que la mayoría de los padres eran personas que se acercaban por fuera a los hijos, que pueden estar o no y eso no le pone obstáculos al crecimiento de un bebé; llegué a imaginarlos como aquellos que llegan, se asoman y -si quieren- pueden darse la media vuelta a vivir otras cosas. Era, lo supuse, algo relacionado con su naturaleza masculina: con el hecho de que ellos no llevaban a los niños dentro de la piel y no podían cargarlos en ningún lado hasta que llegaban a sus brazos.
Hay padres así, es cierto: unos mejores, otros peores y muchos más que ni siquiera se interesan por sus hijos. Hay de todo. Pero qué equivocada estaba al pensar que los papás que sólo se dedicaban a observar y tal vez ayudar de lejos eran una regla general. Ahora lo admito.
Los padres, ahora lo empiezo a entender, pueden percibir a los hijos de otra manera, es cierto, pero tan cercana y tan fuerte como lo hace una mamá. Así como tú me estás enseñando de la vida, de tu papá estoy aprendiendo que él te puede sentir tan profundamente como yo, sin importar que todavía no llegues aquí para que te cargue en sus brazos.
A través de su mirada veo un acercamiento a lo que pueden ser tus ojos. Sus gestos me hacen pensar que algún día los veré repetidos en tu rostro. Su nobleza me da la confianza de que vas a crecer con un hombre que te va a enseñar las mejores cosas que haya aprendido de la vida: lo bueno y lo malo que te haga falta saber para manejarte en el mundo.
Tal vez lo pienso así porque siento que eres un varón y que hay misterios de tu género que resolverán mejor entre ustedes y que, tal vez, habrá ocasiones en que me convertiré en espectadora de esa complicidad que ya les veo cultivar. Tal vez si fueras niña lo estaría viendo de otro modo pero, no creo. Esta sensación no viene directamente de ti, sino de él, del que un día te va a acunar con una ternura enorme y distinta a la que vas a conocer conmigo.
Ustedes harán su propio lenguaje y espero ser capaz de entenderlo aunque sea a distancia, desde mi punto de vista maternal. Van a disfrutar de cosas que me puedan emocionar o no, pero quiero tener la sabiduría para alentarlos a compartir sus sentimientos estén solos o conmigo. Nada me dará más felicidad que ver a mis dos amores caminando juntos por la felicidad, las tristezas, los aprendizajes y todo lo que la vida les tenga dispuesto.
Si ahora tu padre cierra los ojos para mirarte mejor con el pensamiento, si te acaricia a través de mi piel, te llena de ternura y cariño con el timbre de su voz.
No quiero imaginarlo: le pido a Dios que me de la oportunidad de vivirlo muchos años, y de ser testigo de ese hermoso misterio que para una madre puede encerrar el lazo entre un bebe y su papá.
Pronto vas a encontrar cuatro brazos y un gran amor que te aguarda. Tu padre te espera. Yo también. Mientras tanto, sigue creciendo hermoso Bichito. Aquí estamos.
Besos,
Tu mamá
