No soy ninguna experta en pediatría, ni en nutrición infantil, pero dos hijos con tres meses de intensos cólicos te hacen máster en el tema. Por eso, me gustaría que mi sufrimiento y mala experiencia pudieran ayudar a otros padres a los que les toque pasar por lo mismo
Me pregunto si alguien puede decir qué son los cólicos realmente Se habla de ellos desde hace casi medio siglo y no parece existir una cura real. La cuestión es que el recién nacido llora desconsoladamente durante varias horas, normalmente al final de la tarde y principio de la noche, aunque no necesariamente. Mi humilde opinión es que no se trata simplemente de una inmadurez digestiva que ocasiona gases y el típico dolor cólico, sino de una inmadurez global del recién nacido que, tanto a nivel físico como psicológico, se encuentra inadaptado al medio.
Hay un señor, que se hace llamar Dr. Karp, que ha escrito un libro en el que describe una fórmula, llamada de Las cinco S, para conseguir calmar a un bebé que llora: swaddling (envolverle), side or stomach position (posición de lado o boca abajo), shushing sounds (sonido de shhhhh), swinging (mecerle) y sucking (succionar).
Refleja parte de los resultados de mi conocimiento empírico; él fue más rápido y listo y gana dinero. No obstante, me gustaría hacer una versión española al respecto y crear, desde hoy mismo, el método de Las 7 R:
- R n 1: Relajación de los papás.
Esta primera R es la más difícil de todas. Los papás deben estar tranquilos cuando un niño llora para transmitirle seguridad. He de reconocer que yo con mi primer hijo no lo llevé en absoluto a la práctica, porque además de llorar mucho se privaba, pero con mi segunda hija estaba más tranquila, y estoy convencida de que ella lo notaba. Uno empieza a sentirse mejor cuando acepta que el bebé no está enfermo, confía en que se trata de algo pasajero, y se resigna a esperar pacientemente a que pasen los días. Se debe asumir que en esta fase solo se puede tirar para adelante, ponerse a disponibilidad absoluta del bebé, olvidarse de dedicarse tiempo a uno mismo y tachar días del calendario. Esta descripción de la situación puede parecer muy negativa, pero una postura de resignación y confianza en que todo acabará reduce la ansiedad por querer que pase el tiempo, o por pensar en que tu hijo tiene algo grave.
- R n 2: Repartir el trabajo de cogerle en brazos.
Una de mis teorías sobre la causa de los cólicos, y que ya he expuesto anteriormente, es la inadaptación y la sensación del bebé de sentirse desprotegido, por eso los lloros cesan al cogerle en brazos. Como pueden ser muchas las horas de estar pendiente del bebé y de cogerle en brazos, no se debe dudar en pedir ayuda a la familia y amigos. Son tres o cuatro meses muy duros que, compartidos, son mucho más llevaderos.
- R n 3: Ruido blanco.
Esta R es una de las más útiles. Consiste en exponer al bebé a sonidos del tipo de las olas del mar, una cascada, el secador, el aspirador, la campana extractora, la centrifugadora de la lavadora, etc. y que se conocen como ruido blanco. La posible explicación para poder calmar al bebé es que le recuerda al sonido de los fluidos corporales de la madre que escuchaba durante su estancia uterina. Para evitar un gasto desmesurado en electricidad por sobreutilización de electrodomésticos, se recomienda descargar estos sonidos en mp3 e incluso grabar un CD.
- R n 4: Relación con otros cuadros digestivos.
Una posible causa de cólicos o agravamiento de los mismos es la existencia concomitante de alergia a las proteínas de la leche de vaca (APLV) o de reflujo. Mi primer hijo tuvo ambos cuadros, por lo que lloraba en todas las tomas. La APLV se las diagnosticaron porque a las 24-48 h de utilizar leche hidrolizada (con las proteínas fraccionadas en aminoácidos y, por tanto, sin capacidad alergénica), las digestiones mejoraron considerablemente. Se debe sospechar de reflujo cuando el bebé empieza a succionar el biberón con hambre, pero a los pocos segundos o minutos lo rechaza y llora desconsoladamente por hambre y dolor. Es típico que el bebé arquee el cuello hacia atrás al llorar, que se meta los puños en la boca para intentar calmar el dolor de garganta y que regurgite, no necesariamente una gran cantidad, y en muchas ocasiones un líquido transparente. El pediatra en este caso valora el tratamiento con ranitidina (antiácido) y motilim (estimulante de la motilidad gastrointestinal). Una vez se trató a mi hijo adecuadamente, los lloros se redujeron, y pasaron de ser en todas las tomas a manifestarse únicamente en las últimas tomas de la tarde, es decir, las que eran debidas a los cólicos propiamente dichos que, como ya estamos viendo, no tienen solución salvo que el niño cumpla los tres meses.
- R n 5: Remedios naturales.
Algunos pediatras recomiendan varios tratamientos para favorecer la expulsión de gases y la digestión: Colimil (con plantas medicinales), manzanilla, anises, Colikind (homeopatía), Lactobacillus, etc. Algo pueden ayudar, pero no se debe esperar un milagro. Eso sí, cualquier cosa que pueda aliviar mínimamente al bebé, se debe intentar.
- R n 6: Run run del coche.
Es conocido que el movimiento suave y rítmico calma el llanto del bebé: acunarlo, pasearlo en la sillita, montarlo en el coche, usar un columpio con vibración, etc. Mi madre dice que es porque se le mueven las tripas, pero otras teorías más elaboradas afirman que la relajación es causada porque el bebé rememora el balanceo en el líquido amniótico materno.
- R n 7: Rehabilitación por osteópata.
Otra de las R más efectivas es llevar al recién nacido a un fisioterapeuta experto en el método Rubio. Consisten en unos masajes indoloros en el abdomen del bebé, y en algunos casos la efectividad es enorme, notándose una mejoría espectacular en la primera, y sobre todo, en la segunda sesión. En otros casos puede ser necesaria una tercera sesión para mantener la mejoría. A mi primer hijo le dimos cuatro sesiones y, aunque sabíamos que ya no se le iban a quitar, le mejoraba el tránsito intestinal y, por tanto, las molestias digestivas. Con mi hija notamos una gran mejoría en la segunda sesión, y le dimos una tercera de mantenimiento. Cada sesión son unos 50 euros, pero en ese momento de desesperación merece la pena probar todo.
Y así finalizo mi teorema de Las 7 R, y solo me resta dar muchos ánimos a los padres (desde fuera es fácil), desearles que tengan paciencia (desde fuera es fácil) y citar una frase del Dr. Karp: "Aunque podamos pensar que arrullar a los bebés durante doce horas al día es mucho, desde el punto de vista de nuestros bebés es una disminución inmediata del 50% de lo que ellos estaban acostumbrados".
