En el largo camino recorrido con el objetivo de ser madres, cada una se enfrenta a diferentes situaciones y se encuentra con sus propios obstáculos. Aquí les comparto algunos de mis aprendizajes hasta el momento.
1. Aprendí a contar. Aprendí que mi vida se vivía en ciclos de 28 días aproximadamente y que no es lo mismo el día 1 que el día 14. Que cada número tiene un síntoma, un significado y que el día más terrible era el 28 o aquel en el que llegara la menstruación.
2. Aprendí a respirar. Con cada prueba de embarazo aprendí que contener el aliento no lo hace más fácil y que después del negativo hay que volver a respirar aunque sea lo más difícil del mundo. Aprendí que respirar profundo tiene dos posibles consecuencias: liberar las lágrimas o contenerlas...
3. Aprendí a confiar en el amor de mi esposo. Con el positivo que se volvió negativo, aprendí que su abrazo y su cariño son el único receptáculo que puede aminorar las penas. Que su amor es tan grande que sin entender nada, puede cambiar una lágrima por un te amo y que ese trueque puede sanar el alma.
4. Aprendí que no estoy sola. Que en este camino nos encontramos muchas que compartimos el sentimiento, la frustración, el deseo y la esperanza; que las lágrimas en los brazos de otras mujeres saben menos amargas y que el éxito de cada una es la esperanza de las demás.
5. Aprendí a rezar. Cada mes, cada día, con cada suspiro y en cada silencio.
6. Aprendí a disfrutar el camino. Con lo bueno y con lo malo. Con cada paso y con cada fracaso, aprendí a sonreír porque estaba un paso más cerca del final del recorrido: cualquiera que fuera.
7. Aprendí a ser paciente. A esperar pacientemente el siguiente ciclo, el siguiente tratamiento, el siguiente estudio, el siguiente resultado...
8. Aprendí a respetar las opiniones de los demás. Aunque no ayudaran nada, fueran hirientes o de plano ignorantes. Cada sugerencia, consejo, o receta no solicitada es muestra del amor que hay al rededor. Porque a los que no les importa no les interesa compartir nada.
9. Aprendí a callarme mi opinión y decir sólo: "Si me necesitas aquí estoy."
10. Aprendí que se vale tener miedo. Miedo de fallar, miedo de tener éxito...
Espero que todas logren ser mamás y que aprendan mucho en el camino. Les deseo que ese trayecto les de, más que nada y antes que todo, la enorme satisfacción de no haberse dado por vencidas. Que se sientan cada día más orgullosas de ustedes mismas y que con ello sean mucho más plenas y felices.