Ante todo: mucha calma
Durante bastante tiempo creí que mi hijo no sabía los colores, y eso que en el cole es lo primero que les enseñan. Un día se lo comenté a su maestra y me dijo que sí los sabía, que los sabía todos y que no fallaba nunca cuando se los preguntaba. Así que dejé de preguntarle. Pronto comprobé (con los colores y con cualquier otra cosa) que Glenn Doman tenía razón: cuanto menos le preguntes, más te demostrará lo que sabe.
Hay que tener paciencia, repetirles las cosas con cariño y de una forma amena. Por ejemplo, trata de incorporar los nombres de los colores a tu conversación habitual con ella, en vez de repetirle los colores para que los aprenda (como: me voy a sentar en esta silla verde tan bonita o, me voy a comer ese plátano amarillo). Todo esto son inputs. Y de repente, un día, el output llegará solo, cuando con una camiseta en cada mano, le preguntes: ¿cuál quieres ponerte hoy? Y ella te dirá: la roja. ¡Y no cabrás en ti de alegría!
En serio, si tu hija no tiene problemas para aprender otras cosas, ten un poco de paciencia, dale tiempo para demostrarte que sí sabe los colores. Y si dentro de un tiempo ves que no hay forma, entonces llevala al pediatra, por si es daltónica o algo parecido.
Saludos y ánimo