Ya estoy otra vez aquí...pero muy triste

Pues sí chicas, he estado otra vez unos días fuera, en casa de mis padres, y tengo que contaros algo que nunca he hablado con nadie excepto con mi marido y que en estos días se ha convertido en un verdadero problema. Es un tema muy doloroso para mí y necesito sacarme esa pena de dentro.
Veréis... mis padres son dos personas fuera de lo convencional. Siempre han vivido a su aire, de forma más o menos bohemia...son inteligentes, buenos conversadores, amenos, y yo los quiero mucho, pero creo que no voy a ir más a su casa. El motivo es que su casa está siempre muy, muy, muy sucia. Y no creáis que soy maniática, al contrario, tengo la manga bastante ancha con lo de la limpieza. No entro en detalles porque me parecería morboso, pero es algo que yo no he visto nunca en ninguna parte.
Creo que es un proceso que empezó hace muchos años, no sé cómo...quizás no por desidia, sino porque mi madre tenía otros muchos intereses ( y eso está bien) pero nunca consideró necesario buscar a nadie que la ayudara a limpiar...mi padre es de la vieja escuela y no ha fregado un plato en su vida...además no es nada pródigo en elogios así que mi madre seguramente fue dejándose ir... también la dinámica de ir al huerto ha ido extendiéndose a todo: para ir al huerto no hace falta arreglarse, ni lavarse, y ya se sabe que se vuelve con los pies llenos de tierra etc...el caso es que yo no recuerdo haber visto nunca, NUNCA, la casa de mis padres en condiciones.
Yo sufrí mucho durante mi adolescencia y mi juventud. Nunca pude invitar a nadie a casa con tranquilidad y eso me creó una gran inseguridad. Me pegaba unas palizas fregando que eran bestiales, cuando tenía edad de estar estudiando o divirtiéndome, con una terrible sensación de soledad y de injusticia. Mi hermana mayor se casó y se fue a vivir al piso de abajo, ya que la casa es de mi madre. Después de 10 años en que no ayudó para nada a mi madre, se separó y empezó un proceso de degradación que la llevó a extremos que no quiero ni contar, pero que en definitiva tampoco sirven de ninguna ayuda a mis padres.
Cuando conocí a mi marido vi llegar aterrorizada el momento en que tendría que ir a presentárselo. Artur es una gran persona y no me dijo nada durante mucho tiempo, pero al fin tuvimos que hablar del tema, no sé ni cómo contároslo, me he pegado cada llantina con esto, es horrible. El caso es que hemos intentado ofrecernos para ayudar de todas las maneras...pero no nos lo permiten, mi madre está apegada a sus cosas como una enferma, tiene los bajos de la casa llenos de trastos viejos e inútiles que no nos permite tirar de ninguna manera, y con la confianza en mi marido ha aumentado su dejadez, incluso en la higiene personal...chicas, que penita me da estar diciendo esto de mis padres, no os lo podéis imaginar
Cuando tenía que nacer Gonçal, le dije a mi madre que no podría ir a su casa con un bebé si no la acondicionaba un poco. Pero hemos ido ya dos veces porque me sabía mal que mis padres de 75 y 82 años tuvieran que venir siempre a verlo ellos desde Manresa...hasta que esta última vez hemos decidido que no iremos más porque ellos no se deciden, o no son capaces, o no quieren, cambiar su forma de vida. Artur se lo explicó claramente a mi madre, que casi se puso a llorar...y yo después también lloré y lloré...
Cuantas cosas pueden alejar a las personas...mis padres tienen un gran corazón y me han ayudado y me siguen ayudando en muchas cosas...pero hay límites que no se pueden sobrepasar...y yo me he visto obligada a decidir entre mis padres y mi hijo, que por supuesto es lo más importante del mundo para mí.
Ya sé que no me podréis decir mucho al respecto, guapas.
Sólo necesitaba podéroslo contar y desahogarme un poco.

OS QUIEROOOO

Y FELIZ AÑO A TODAAAAS
Viviana