Hasta los siete meses
A Lucas le gustaban, eran parte de la rutina: masaje, baño, cena y a dormir, desde que tenía tres semanas, además me los mandó la fisio de estimulación ( por prematuridad ). El caso es que a los seis o siete meses empezaba todo nervioso, se retorcía, quería ir al baño, tenía hambre, total que dejé de dárselos. Ahora me arrepiento, creo que debería intentar otro horario, es un gusanito muy poco mimoso, le gusta estar con nosotros, la atención y el amor, pero eso de quedarse mimoso blandito ¡NADA!, con lo sobona que soy yo, y el masaje te permite sobarles un poquito más. Aunque creo que ya con 11 meses va a hacer malabares para irse al suelo a explorar y ni masaje ni nada de nada........