Hola,
Es la primera vez que entro en este foro y no se muy bien por dónde empezar. El jueves me hicieron mi primera punción folicular aunque para mi todo esto empezó hace mucho más. Hace ya unos tres años y medio cuando con mi pareja decidimos tener un bebé. Pese a que nuestra actividad sexual era muy elevada por aquellos tiempos, no lográbamos que me quedara embarazada.
Poco después mi ginecóloga me dijo que tenía una endometriosis y que pensaba, tendría que ser operada. Aquello podía ser la causa de mi esterilidad. Recalco aquí mi porque en ningún momento se planteó que la esterilidad podía ser debida también a mi pareja o, en todo caso, a los dos. Y digo esto porque después este hecho fue importante. Mi ginecóloga me remitió al centro de especialidades pero aun hubieron de pasar meses antes de llegar al hospital y días esperpénticos . Recuerdo un día que no me pudieron hacer una ecografía porque no se les había estropeado LA máquina. Pues sí, parece ser que solo contaban con un ecógrafo en todo el centro de especialidades.
Al llegar al hospital, pensé que ahora todo iría sobre ruedas. Pero nadie me explicó con detalle hasta que punto esto iba a ser una ardua y dura carrera de obstáculos. Finalmente me operaron de la endometriosis y me dijeron que durante el primer año, después de la operación, tenía muchas posibilidades de quedarme embarazada. Pero no fue así. Es más, continué con una especie de sangrado que empezaba - y empieza - más o menos a mitad del ciclo y que dura hasta la regla. Me extrañó pues también me habían dicho que podía desaparecer después de la operación. Por más que pregunté ,y he preguntado, hasta hoy nadie me ha sabido o querido dar una explicación plausible. Alguna de vosotras ha tenido este mismo problema? Sabéis a qué se debe el sangrado?
En la consulta que tuve casi al año de la operación tanto la ginecóloga como la ayudante tuvieron conmigo un trato desagradable, hasta el punto de ridiculizar mi opción de no comer carne. En fin. Tuve casi que suplicarles que me remitieran al departamento de reproducción asistida. Tenía 38 años, en cuatro meses cumplía los treinta y nueve pero no parecían darle demasiada importancia al hecho que estaba al borde de agotar mis posibilidades de ser atendida en reproducción. Me decías que aún no había pasado un año de la operación (y faltaban solo un par de semana para la fecha!). Finalmente conseguí el papel que me permitió llegar hasta reproducción y me planté allí ese mismo día para tomar cita. Por suerte la enfermera era una mujer dulce que casi me hizo olvidar las dos harpías que me acababan de atender.
Entonces empezó otro periplo con análisis, ecografías y todo el protocolo que conocéis. Hubo resultados contradictorios y hasta me diagnosticaró un doctor - pendiente del ordenador, sin mirarme a la cara y con voz gélida - una menopausia precoz (que después más adelante me desdiagnosticaron). Fue otro de los momentos de caída. Y entonces vinieron las pruebas a mi pareja con diagnóstico de azoospermia! Habíamos pasado dos años centrados en MI problema. Yo era LA que tenía EL PROBLEMA y sufrimos doblemente jo por ser la estigmatizada, él por ser el olvidado - la visión masculina y machista de la medicina. Quién sabe en este proceso si esos dos años fueron vitales. Si con un diagnóstico anterior hubiéramos podido solucionar una situación irreversible que ni la operación para una extracción de esperma pudieron solucionar. Mi pareja y yo lo hablamos y decidimos recurrir a semen de donante.
Hace diez días empecé con mi primer tratamiento para poder realizar una punción folicular. Las que habéis pasado ya conocéis los días de pinchazos y todas esas delícias. Y, finalmente, hace dos días, me sometí a la punción. Recuerdo despertar sola en la sala de la UCSI y llegar a mi cabeza aun sedada un pensamiento que no sabía si era real o soñado. La médico que me había operado me decía que no me podían realizar la transferencia. Poco después llego la doctora y me confirmó que no había sido un sueño. Recuerdas lo que te he dicho?. No sé si le llegué a decir que no estaba del todo segura. Acababa de salir de la operación y por suave que fuera la sedación no dejaba de tenerme atontada. Toda una delicadeza. Me hubiera gustado que hubiese podido estar allí mi pareja y escuchar el diagnóstico con él y un poco más despierta. Estuve llorando sola y cada vez que pasaba la enfermera le decía que me quería marchar y que dónde estaba mi marido. Al fin me pude ir a otra sala y compartir ese momento con mi pareja.
Subí a reproducción asistida ese mismo día y me explicaron que no se podía realizar la transferencia embrionaria en el día previsto (dos días después, osea hoy) por una hidrometa. Parece ser que es algo así como agua en el útero. En fin que no era el mejor momento. Tenía que pedir cita para principios del mes que viene, así que otro retraso más. Hoy me han llamado del laboratorio y de nuevo me ha caído un jarro de agua fría. Parece ser que han obtenido 5 embriones. Dos de calidad regular y de los otros tres casi me ha asegurado que los tendrían que desechar. Lo más curioso es que hasta hoy nadie me había hablado de la calidad embrionaria. Así que le he tenido que preguntar al hombre que me ha llamado del laboratorio. Después me he puesto a buscar por Internet y así es como he dado con este foro.
En todo este proceso me he sentido muchísimas veces un simple número que tenía que seguir un protocolo independientemente de circunstancias personales. He pasado por un demasiadas manos distintas, me han regañado, me han hecho sentir una ... por hacer preguntas que por lo visto eran obvias, me han tratado sin el menor tacto un sinfín de veces. Por suerte también me he encontrado con profesionales que me han dado un trato mucho más humano y han tenido paciencia para responder todas mis dudas.
Hoy es uno de los peores días en todo este proceso. He llegado a pensar que las posibilidades de quedarme embarazada son remotisimas. Aun así intentaré no caer en la desesperanza. Leeros a algunas de vosotras me ha ayudado mucho. Espero no haberos aburrido con este escrito- terapia. Como decía aquella película mañana será otro día. Y como dice mi pareja, en este proceso hay que tener espíritu de maratoniana.
