A las personas que nacieron antes de 1980.
Este correo está dedicado a las personas que nacieron antes de 1980 que la verdad es que no sé como hemos podido sobrevivir.
Fuimos la generación de la "espera"; nos pasamos nuestra infancia y
juventud esperando. Teníamos que hacer "dos horas de digestión" para
no morirnos en el agua, dos horas de siesta para poder descansar, nos
dejaban en ayunas toda la mañana del domingo hasta la hora de la
comunión, los dolores se curaban esperando
Mirando atrás, es difícil creer que estemos vivos:
Nosotros viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin
airbag, hacíamos viajes de 10-12 h. con cinco personas en un 600 y no
sufríamos el síndrome de la clase turista.
No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas con tapa a
prueba de niños.
Andábamos en bicicleta sin casco, hacíamos auto-stop, más tarde en
moto, sin papeles.
Los columpios eran de metal y con esquinas en pico. Jugábamos a ver
quien era el más bestia.
Pasábamos horas construyendo carros para bajar por las cuestas y
sólo entonces descubríamos que habíamos olvidado los frenos.
Jugábamos a "churro va" y nadie sufrió hernias ni dislocaciones
vertebrales.
Salíamos de casa por la mañana, jugábamos todo el día, y sólo
volvíamos cuando se encendían las luces de la calle.
Nadie podía localizarnos. No había móviles.
Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley
para demandar a los culpables.
Nos abríamos la cabeza jugando a guerra de piedras y no pasaba nada,
eran cosas de niños y se curaban con mercromina y unos puntos.
Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos.
Tuvimos peleas y nos "esmorramos" unos a otros y aprendimos a
superarlo.
Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si
acaso alguno era gordo y punto.
Compartimos botellas de refrescos o lo que se pudiera beber y nadie
se contagió de nada.
Nos contagiábamos los piojos en el cole y nuestras madres lo
arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente.
Quedábamos con los amigos y salíamos. O ni siquiera quedábamos,
salíamos a la calle y allí nos encontrábamos y jugábamos a las chapas, a coger, al rescate, a la taba..., en fin, tecnología punta.
Íbamos en bici o andando hasta casa de los amigos y llamábamos a la
puerta. ¡Imagínense!, sin pedir permiso a los padres, y nosotros
solos, allá fuera, en el mundo cruel ¡Sin ningún responsable! ¿Cómo lo
conseguimos?
Hicimos juegos con palos, perdimos mil balones de fútbol.
Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos
incluso chupaban el grifo.
Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la "escopeta de perdigones",
antes de ser mayores de edad y sin adultos, ¡¡DIOS MÍO!!
En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos y
los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción.
Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían
curso... ¡Qué horror, no inventaban exámenes extra!
Veraneábamos durante 3 meses seguidos, y pasábamos horas en la playa
sin crema de protección solar ISDIN 40, sin clases de vela, de paddle o de golf, pero sabíamos construir fantásticos castillos de arena con
foso y pescar con arpón.
Ligábamos con las chicas persiguiéndolas para tocarles el culo, no
en un chat diciendo ": )" ": D" ": P".
Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a
crecer con todo ello.
No te extrañe que ahora los niños salgan atrofiados. Si tú eres de
los de antes... ¡Enhorabuena!