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que hay que tomar yodo durante la lactancia!!!

Última respuesta: 9 de mayo de 2009 a las 2:28
J
jaydy_7022754
6/5/09 a las 17:05

26.-Yodo y Lactancia Materna



1. ¿Porqué es necesario tomar una cantidad extra de yodo durante la lactancia?
Porque las necesidades de yodo en la mujer lactante son casi el doble de las de un adulto ya que tiene que garantizar que el hijo reciba todo el yodo que necesita a través de la leche.

2. ¿Cuál debe ser la ingesta de yodo durante la lactancia?
La leche materna contiene una cantidad variable de yodo que depende de la ingesta de la madre. Si las necesidades del lactante son del orden de 90 mcg/día, y el volumen de leche ingerido de 600 a 1000 ml/día, la concentración mínima de yodo en la leche materna debería ser de 100 mcg/litro.
Para conseguirlo, la madre debe ingerir en total al menos 250 mcg de yodo al día.

3. ¿Se debe mantener durante la lactancia el mismo suplemento de yodo que se ha tomado durante el embarazo?:
SI, el suplemento de yodo para una mujer lactando es el mismo que durante el embarazo y se debe mantener durante toda la lactancia.
¿En qué dosis?: Si las necesidades de yodo en la mujer lactante se estiman en 250-300 mcg/día y el consumo de sal puede estar reduciddo en ese período, se aconseja un suplemento diario de 200 mcg de yodo en forma de yoduro potásico.

4. Tomando habitualmente sal yodada, ¿también se necesita un suplemento extra de yodo durante la lactancia?
SI, porque la sal yodada le aporta tan sólo la mitad de las necesidades durante este período.

5. ¿Existen restriciones para consumir la sal yodada en la lactancia?
No hay restricciones específicas por el hecho de estar lactando, y nos remitiremos a las que existan para la población general.

6. ¿Se debe administrar suplementos de yodo a una mujer lactante a la que se le ha extirpado el tiroides y está tomando tiroxina?
SI, porque el suplemento de yodo que se administra a la madre lactante es para garantizar el aporte adecuado al hijo, cuya única fuente de yodo es la leche materna, y además no perjudica a la madre tiroidectomizada.

7. Si una mujer lactante que se queda embarazada y no desea retirar la lactancia durante el embarazo. ¿Se mantendrá la misma recomendación de suplemento de yodo o cambiaría la dosis?
No existe una recomendación formal sobre ello, pero parece razonable que para garantizar tanto las necesidades del feto como del niño lactante sería recomendable doblar la dosis y recomendarle 400 mcg de yodo al día mientras se mantenga la situación.

8. ¿La madre lactante de un niño con hipotiroidismo congénito en tratamiento sustitutivo con tiroxina, necesita un suplemento extra de yodo?
No, porque el aporte extra de yodo a la madre es para el tiroides de su hijo y al no tener tiroides no necesita yodo. El yodo de la sal yodada es suficiente para la madre.



www.aeped.es/lactanciamaterna/rpmf26.htm





Sociedad Gallega de Endocrinología, Nutrición y Metabolismo www.sgenm.com/m2.htm
PREVENCIÓN DE LOS TRANSTORNOS CAUSADOS POR DÉFICIT DE YODO EN GALICIA - LA SAL YODADA -
QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE EL YODO
El yodo es un micronutriente esencial para el cuerpo, que debe administrarse regularmente a través de la alimentación. Su función es intervenir en la síntesis de hormonas tiroideas. Por tanto, si existe deficiencia de yodo lo suficientemente severa se afectará esta síntesis. Las hormonas tiroideas cumplen importantes funciones en nuestro organismo sobre todo en los procesos de desarrollo cerebral, del crecimiento en la regulación del metabolismo.
RECOMENDACIONES DE INGESTA DIARIA MÍNIMA DE YODO
En 1992, bajo el auspicio de la OMS, el Comité Internacional para el Control de los Transtornos por Déficit de Yodo, La Asociación Europea de Tiroides, la Comisión de la Comunidad Europea y UNICEF fijaron las siguientes recomendaciones:
Yodo en mcgr/día
Niños prematuros90
Niños hasta 6 años90
Niños de 7 a 10 años120
Adultos150
Embarazadas y en período de lactancia200
Después de numerosos estudios en áreas de pobre ingesta de yodo se recomienda durante el embarazo y la lactancia una dosis de yodo de 260 mcgr/día y así se está haciendo en varios países europeos. Cuando el aporte de yodo disminuye por debajo de las necesidades mínimas de forma prolongada pueden aparecer trastornos debidos a su deficiencia.
Los parámetros empleados para valorar el nivel de yodo son el tamaño del tiroides y la excreción urinaria de yodo (yoduria), ya que, aproximadamente el 80 % de yodo ingerido con los alimentos se elimina por la orina.
¿ DÓNDE SE ENCUENTRA EL YODO?
El yodo se encuentra distribuido de forma irregular en el agua y en los alimentos. Los mares son el mayor almacén de yodo; por tanto, el pescado de mar, es la principal fuente de yodo. El contenido en yodo de nuestro suelo es muy pobre -debido al lavado de los mismos durante el deshielo tras el período de glaciación-, por lo que muchos de los productos agrícolas de zonas del interior y montañosas también son pobres en este elemento. Además el contenido en yodo de la leche y productos lácteos depende de la alimentación de los animales. Debido a ello y a nuestros hábitos alimentarios resulta difícil cubrir las necesidades diarias de yodo de la población a través de la dieta, y en la práctica esta deficiencia se evita suplementando la dieta con Sal Yodada. El yodo no se almacena en el organismo largo tiempo por lo que ha de ser repuesto continuamente.
CONSECUENCIAS DE LA CARENCIA DE YODO
La carencia de Yodo es un problema geológico. Existen amplias áreas en la población mundial con déficit de yodo y, los trastornos ocasionados se encuentran entre las enfermedades carenciales más frecuentes en el mundo.
Hasta hace unos años el problema de la deficiencia de yodo se centraba en el bocio endémico, pero en las últimas décadas, las investigaciones llevadas a cabo en varios países han demostrado que el bocio no es la única manifestación de la carencia de yodo, sino también - exista o no bocio -, los trastornos causados por deficiencia de yodo, como el aumento de mortalidad neonatal y el número de abortos, anomalías congénitas con daño neuromotor permanente, defectos de audición y disminución de la capacidad intelectual y del crecimiento. En las zonas con deficiencia de yodo grave se presenta bocio endémico y cretinismo (hipotiroidismo por déficit de yodo durante los periodos embrionario y fetal).
La deficiencia de yodo incide negativamente en la totalidad de la población condicionando un coeficiente de inteligencia inferior al de poblaciones similares sin deficiencia, y tienes graves repercusiones en el desarrollo socio económico de la comunidad.
Los estudios mas recientes valoran que los trastornos causados por déficit de yodo afectan a más de 1.500 millones de personas en más de 110 países, en los que más de 650 millones están afectados de bocio y unos 20 millones presentan deficiencia mental importante, lo que supone una de las causas mas prevalentes y prevenibles de afectación del desarrollo intelectual hoy en el mundo.
La OMS a través de la 49 Asamblea Mundial de la Salud en 1.996 ratificó el objetivo de "conseguir la eliminación del grave problema de Salud Publica que representan los Trastornos causados por Déficit de Yodo" para todos los países del mundo. Este acuerdo fue firmado por 159 países, entre ellos España.
En España, al igual que en otros países europeos, se ha comprobado que existe carencia de yodo en diversas zonas de Andalucía, Asturias, Cataluña, Extremadura, Galicia y Castilla y probablemente en otras zonas no estudiadas, e incluso en zonas no montañosas. Esta carencia puede considerarse actualmente de grado medio pero los trastornos que se derivan de ella son tan importantes que es considerada como un problema de salud pública.
En los estudios epidemiológicos llevados a cabo en 14 de las 17 autonomías de España, las concentraciones de yodo en orina fueron, en general, de moderadamente bajas a muy bajas, lo que demuestra deficiencias de yodo en todas las áreas estudiadas. Esto justifica la presencia de bocio endémico sobre todo en mujeres embarazadas y en niños de edad escolar. También se ha comprobado que los neonatos de zonas en las que hay deficiencia de yodo, incluso si es leve, presentan niveles de TSH altos en la prueba de Detección Precoz del Hipotiroidismo Congénito pudiendo llegar a superar 6 veces el nivel de TSH observado en áreas donde no hay esta carencia nutricional. Esto indica que estos niños pasan por un período transitorio de hipotiroidismo, lo que es preocupante teniendo en cuenta que el periodo fetal y el primer año de vida son críticos para el desarrollo cerebral. De hecho, estudios realizados en 2 comunidades autónomas confirman que el coeficiente intelectual medio de los escolares de dichas zonas está afectado hasta tal punto que gran parte de los niños no alcanzan el nivel medio de los demás niños españoles.
CÓMO APORTAR EL YODO NECESARIO
La Organización Mundial de la Salud propugna la Yodación Universal de la sal, entendiéndose por ello la yodación de la sal de consumo humano y animal, incluyendo la utilizada en las industrias alimentarias. La primera experiencia de profilaxis de bocio endémico con yodo de inició en Ohio (USA) en 1917 por Marine y Kimball. En Suiza se implantó en 1922.
En España existe sal yodada disponible en el mercado desde 1983, Real Decreto de 27 de abril, que aprueba la reglamentación técnico-sanitaria para la obtención, circulación y venta de la sal yodada y establece el contenido de yodo en 60 mgr por Kg de sal, de tal manera que con la ingesta diaria normal de sal (unos 3 gramos /día) se cubren las necesidades diarias de yodo.
En Galicia el 9 de enero de 1.985 se publicó en el DOGA un decreto sobre prevención del bocio endémico mediante el consumo de sal yodada. Actualmente en todos los comedores escolares de Galicia se utiliza sal yodada pero no existe garantía de su consumo en el hogar.
Toda la población debe utilizar sal yodada al cocinar y aliñar los alimentos, especialmente los niños y mujeres en edad fértil. Su consumo es especialmente importante en mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. Las campañas de yodoprofilaxis tienen su efecto, pero éste es pasajero si no se realizan con continuidad, por eso es fundamental un programa de seguimiento eficaz y permanente, controlando periódicamente los resultados. De esta forma se ha conseguido eliminar los trastornos causados por deficiencia de yodo en diversos países (Noruega, Suecia. Finlandia, Suiza y Austria...)
POBLACIÓN ESPECIAL DE RIESGO
Incluye a las mujeres embarazadas y en período de lactancia así como la población infantil, sobre todo en los primeros años de vida.
Cuando el déficit de yodo afecta a la etapa fetal y al primer año de vida el daño producido es irreversible, ocasionando, según la intensidad de la carencia de yodo, disminución del coeficiente intelectual e incluso retraso mental.
Durante el embarazo y el período de lactancia están aumentadas las necesidades de yodo por lo que es de especial importancia recibir un aporte suficiente, ya que deben cubrirse las necesidades de yodo de la madre y a través de ella las del feto y del recién nacido. Está demostrado que el tratamiento con yodo a la mujer embarazada y durante el período de lactancia permite prevenir los trastornos causados por el déficit de yodo en el niño.
REPERCUSIONES DE LA CARENCIA DE YODO PARA LA MADRE:
Un insuficiente aporte de yodo en la mujer embarazada y en periodo de lactancia puede dar lugar a la aparición de bocio. También aumenta la tasa de hipotiroidismo y hay mayor número de abortos y de muerte fetal.
REPERCUSIONES DE LA CARENCIA DE YODO PARA EL FETO Y RECIÉN NACIDO:
La carencia de yodo en el feto viene determinada por su carencia en la madre. Si el feto no dispone de suficiente yodo su tiroides puede aumentar de tamaño y ocasionar bocio que, aunque sea de pequeño volumen, en el momento del nacimiento puede provocar trastornos respiratorios y/o de la deglución, y, además, la carencia de yodo ocasiona alteración de la función tiroidea, con retraso en el desarrollo del Sistema Nervioso Central, así como del crecimiento y de la maduración ósea en mayor o menor grado dependiendo de la intensidad de la carencia. Cuando la carencia de yodo es grave hay riesgo de cretinismo bien de tipo neurológico bien de tipo mixedematoso (raros en nuestro país) y puede ser mas frecuente el hipotiroidismo congénito permanente o transitorio, que es la situación menos grave de la deficiencia de yodo. Los trastornos mentales producidos son irreversibles. Una carencia de yodo en la madre en el periodo de lactancia también la padece el lactante, lo que contribuye a intensificar los trastornos del desarrollo físico y mental debidos a deficiencia de yodo durante la vida fetal. Estos trastornos son evitables si se hace yodoprofilaxis a las mujeres en edad fértil ya antes del embarazo, que debe mantenerse y aún reforzarse durante toda la gestación y período de lactancia. Debe asegurarse igualmente un adecuando aporte de yodo al niño después del destete fundamentalmente durante los primeros años de vida, que debe mantenerse posteriormente.
PRECAUCIONES DE LA YODOPROFILAXIS
Con el aporte adicional de yodo en cantidades fisiológicas (150-200 mcgr/dia) administrado a través de la sal yodada, no cabe esperar ningún riesgo para la salud ni suele presentarse intolerancia al yodo, tipo reacciones alérgicas.
Una posible complicación de la profilaxis con sal yodada es la aparición de Hipertiroidismo. Sin embargo los casos notificados fueron en su mayoría en personas de edad y atribuidos a la presencia de nódulos autónomos o a la enfermedad de Basedow-Graves subyacente. La pregunta que surge es si el desarrollo de hipertiroidismo es considerado como una complicación de la profilaxis con sal yodada ó la inevitable consecuencia de la normalización de la ingesta de yodo. Incluso, en áreas no bociosas se ha visto que el cambio de una ingesta de yodo normal-baja a una ingesta normal-alta, puede poner de manifiesto un hipertiroidismo en personas con nódulos tiroideos autónomos preexistentes.
No obstante, LA SAL YODADA ES SEGURA. En ninguna de las experiencias de profilaxis con sal yodada que se han llevado a cabo en distintas zonas de España se ha producido una ingesta excesiva de yodo, como pudo constatarse por la determinación de la yoduria.
LA YODOPROFILAXIS SE BASA EN:
1.Utilización exclusiva de sal yodada para la preparación de la comida.
2.Debería utilizarse también sal yodada en la preparación de alimentos en la cadena de producción industrial (embutidos, pan, etc ...)
3.Consumir frecuentemente, si es posible, pescado de mar, ya sea fresco, congelado o en conserva.
4.Si las medidas anteriores no son posibles se deberá administrar una suplementación diaria de yodo de 150-200 mcgr (presente en alguno de los complejos vitamínico y mineral existentes en el mercado) .
RESUMEN
Está demostrado que la corrección del déficit de yodo elimina los Trastornos causados por Deficiencia de Yodo incluido el bocio y cretinismo endémicos. La gran cantidad de información disponible en el mundo establece de forma clara que la aparición de hipertiroidismo es excepcional, siendo enorme el beneficio que se consigue con la introducción de la profilaxis con sal yodada.
Datos recientes demuestran que sigue habiendo deficiencia de yodo en España y que disminuye la prevalencia de los trastornos causados por déficit de yodo cuando ésta se corrige con sal yodada.
Las enfermedades o trastornos derivados de la deficiencia de yodo son evitables, siendo la deficiencia de yodo la causa aislada prevenible más común del retraso mental y del daño cerebral en el mundo.
DUDAS QUE PUEDEN SURGIR
1.En personas con bocio: prestar especial atención a la aparición de síntomas de hipertiroidismo (nerviosismo, taquicardia, astenia, intolerancia al calor, pérdida de peso...), en cuyo caso se deberá determinar función tiroidea y remitir al endocrinólogo si se confirma hipertiroidismo (incluso con carácter preferente si el paciente está muy afectado o presenta cardiopatía, etc).
2.La aparición de hipertiroidismo en la mujer embarazada o en período de lactancia requiere su envío al endocrinólogo con carácter preferente
3.Mujer embarazada o en período de lactancia que no puede tomar SAL (por HTA, etc...): administrar suplemento de yodo de otra forma por ej.: un complejo vitamínico-mineral que contenga la dosis recomendada de yodo (150-200 mcgr diarios)
4.Las personas que por alguna razón están tomando hormona tiroidea (tiroxina) pueden utilizar sal yodada (excepto que por otros motivos deban restringir la sal)
OBSERVACIONES
1.La sal llamada "marina" o de herboristería no es igual que la sal yodada (enriquecida en yodo), pues su contenido en yodo es mucho menor y no es suficiente para compensar una carencia.
2.La sal yodada se aconseja añadirla a la comida preferentemente al final de la cocción.
3.La sal yodada conserva su actividad durante unos 6 meses por lo que debe de vigilarse la fecha de caducidad del envase.
4.El coste de la sal yodada es el mismo que el de la sal no yodada.
5.Sólo es sal yodada aquella que en el etiquetado del envase figura expresa-mente: "Sal Yodada".
6.No debe aconsejarse aumentar el consumo habitual de sal, solamente indicar "sustituir la sal no yodada por sal yodada". Se considera suficiente el contenido de una cucharadita de café de sal yodada al día (unos 3 gramos) para cubrir las necesidades diarias de yodo.
Bibliografía
1.Conclusiones de la reunión del Grupo de Trabajo sobre Trastornos causados por Deficiencia de Yodo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Málaga, 27 Febrero 1998.
2.Escobar del Rey F: Nuevos estudios sobre deficiencia de yodo en España (1993).
3.Escobar del Rey F, Morreale de Escobar G: Yodación universal de la sal: un derecho humano de la infancia. Endocrinología 1998; 45:3-14.
4.Merkblatt n 8. Jodgmangel und schwandger schgt: Ratschläge für Aetze, Arbertskreis Jodmangel 1994; 1.541: 1-4.
5.Recommendations on iodine nutrition for mothers and infants in Europe, En: Delange F, Dunn JT, Glinoer D, editores. Iodine deficiency disorders in Europe: a continuing concern. Nueva York: Plenum Press , 1993; 471-478.
a) Material de divulgación editado en folleto tríptico por la Consellería de Sanidad "La Sal si es yodada, es más saludable" y distribuido en colegios y centros de Salud.
b) Cartel publicitario sobre prevención de trastornos por déficit de yodo distribuido en Áreas Comerciales y Supermercado.
ANALES ESPAÑOLES DE PEDIATRÍA
http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista.fulltext?pident=11050
El yodo durante la gestación, lactancia y primera infancia. Cantidades mínimas y máximas: de microgramos a gramos

G. Morreale de Escobara F. Escobar del Reya

aInstituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, CSIC y UAM. Madrid.

An Esp Pediatr 2000; 53: 1 - 5


Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y 3,5,3'-triyodotironina (T3) son necesarias durante todas las fases de la vida para una función normal del sistema nervioso central (SNC). Son especialmente cruciales durante el desarrollo del SNC, pues una insuficiencia de estas hormonas se acompaña de lesiones y defectos neurológicos permanentes e irreversibles.
Ambas hormonas contienen yodo, cuatro átomos por molécula en el caso de la T4, tres en el caso de la T3. Sin yodo no es posible su síntesis, a pesar de lo cual a lo largo de la evolución no han aparecido otras hormonas capaces de sustituirlas y que no tengan esta total dependencia de un elemento, que suele encontrarse en cantidades muy pequeñas fuera del ambiente acuático marino.
En cambio, ha evolucionado una estructura, el folículo tiroideo, capaz de minimizar las consecuencias de un aporte asaz variable del yodo, obtenido en su mayor parte a través de los alimentos y el agua. Es la única estructura endocrina capaz de almacenar estas hormonas en forma de prohormona (la tiroglobulina), con tal eficacia que un adulto, que ha tenido una nutrición adecuada de yodo, puede hacer frente a las necesidades hormonales de su organismo durante varios meses después de iniciarse un período de carencia total del mismo en su alimentación. A su vez, la glándula tiroides del adulto es capaz de evitar las posibles consecuencias nocivas de la producción de un exceso de hormonas tiroideas, que podrían producirse al llegarle cantidades muy altas de yodo. Sin embargo, surgen problemas importantes cuando la deficiencia de yodo en la alimentación se hace crónica, o cuando la exposición a un exceso de yodo es muy prolongada, sobre todo cuando esto ocurre durante un período del desarrollo en que la glándula aún no está plenamente preparada para ello. De no resolverse estos problemas, o de resolverse a destiempo, pueden producirse déficit más o menos graves e irreversibles del SNC.
En este breve comentario se intentará definir, con mayor precisión, cuáles son las cantidades mínimas para un desarrollo normal del SNC, y cuáles las que pueden dar lugar a problemas durante el embarazo y primera infancia, períodos en los que tienen lugar en el ser humano fases cruciales de maduración cerebral. Hay, sobre todo con respecto al exceso de yodo, bastantes problemas de índole práctico, tal y como describen con acierto y amplio apoyo bibliográfico Arena y Emparanza en este mismo número1 .
CANTIDADES MÍNIMAS DE YODO
Desde que, hace ya una década, fue ratificada por la práctica totalidad de los países del mundo la Declaración Mundial para la Supervivencia, Protección y Desarrollo de la Infancia, así como un Plan de Acción concreto, elaborado por la Convención sobre los Derechos de la Infancia, emanada a su vez de la Cumbre de la Infancia organizada por Naciones Unidas en 1989, se puede afirmar como derecho humano básico de la infancia2 que:

1. "Todo niño tiene el derecho a una cantidad adecuada de yodo en su dieta".
2. "Toda madre debe tener una nutrición adecuada de yodo para evitar que el niño tenga un desarrollo mental afectado por una carencia de este micronutriente esencial".

El segundo punto se deriva de la creciente evidencia de que una deficiencia de yodo durante el embarazo puede llevar a concentraciones circulantes de T4 materna insuficientes para un desarrollo armónico del cerebro del feto y el neonato. Las bases científicas y epidemiológicas (que resumimos en un anterior número de esta Revista3 ) han llevado a la Organización Mundial de la Salud a declarar que la carencia de yodo es la causa mundial más frecuente de retraso mental y parálisis cerebral prevenibles, afectando en mayor o menor grado el desarrollo y bienestar de unos 1.600 millones de los actuales habitantes de nuestro planeta. Algunos de ellos viven en España, donde se ha constatado la persistencia de deficiencia de yodo en las 14 comunidades autónomas en las que se han realizado estudios recientes al respecto.
En la tabla 1 aparecen las recomendaciones actuales sobre las cantidades mínimas de yodo que se consideran necesarias durante diferentes fases de la vida. Las cantidades han ido elevándose a medida que se han ido teniendo datos epidemiológicos más precisos, y un conocimiento más completo de las diferencias en la fisiología tiroidea a distintas edades. Nótese que las necesidades de yodo de niños prematuros, de neonatos y niños pequeños son notablemente más altas de lo que se deduciría, sobre la base de su peso corporal, de las definidas para escolares y adultos. En el caso de niños prematuros, los preparados humanizados comercializados para ellos no contenían yodo suficiente, pero en los últimos años su contenido se ha ido haciendo más acorde con los requerimientos4,5 .
También han ido aumentando las cantidades recomendadas durante el embarazo, a medida que se han completado los estudios realizados en Europa. En nuestro país, concretamente en la Comunidad Autónoma de Madrid, hemos observado que las embarazadas necesitan un suplemento de 250-300 g/día para que puedan alcanzar concentraciones óptimas de T4 libre circulante, y para no desarrollar bocio durante el embarazo7,8 . Dada la gran variabilidad del contenido en yodo de los alimentos de procedencia no marina, se recomienda asegurar estas cantidades mínimas mediante la suplementación de la dieta con sal yodada2 . En España la legislación contempla la yodación de sal refinada de mesa en 60 g I/g sal (60 mg/kg; 60 ppm). El uso habitual de esta sal yodada (que no incluye la sal marina, a no ser que el envase especifique que está yodada), parece suficiente para gran parte de la población. Pero quedan precisamente excluidos los niños prematuros y lactantes y las mujeres embarazadas, que constituyen la parte de la población más vulnerable; los primeros tendrían que ingerir casi 2 g de sal yodada al día, y sus madres 5 g/día. Como esto no ocurre, por las recomendaciones actuales de evitar o restringir el uso de sal en dichos grupos de la población, se impone asegurar las cantidades mínimas de yodo mediante la suplementación diaria controlada. No habiendo en la farmacopea española actual preparados de yoduro o yodato potásico (en forma de tabletas, gotas o grageas) adecuados para ello, hay que recurrir a preparados polivitamínicos y minerales que sí lo contienen, como Calcinatal , Multicentrum , Superdyne y Micebrina . Cuando la madre ha tomado este suplemento durante todo el embarazo y sigue tomándolo durante la lactancia, su leche contiene las cantidades de yodo que necesita su hijo, sea o no prematuro. Pero en el caso de no ser posible la lactancia materna, habrá que recurrir a los preparados que estén adecuadamente enriquecidos con este micronutriente5 . No hemos encontrado información sobre el contenido en yodo de los alimentos preparados para la alimentación de los niños cuando dejan la lactancia, por lo que la suplementación de su dieta con preparados polivitamínicos y minerales podría resultar aconsejable.
Con frecuencia se expresa el temor de que, cuando la ingesta de yodo de la mujer ya era buena antes del embarazo, una suplementación de su dieta con 250-300 g/día podría resultar excesiva y dañina. No hay base alguna para tal temor, ya que una ingesta de 1-2 mg diarios de yodo es frecuente en algunas poblaciones que consumen algas marinas, como algunas de Japón9 , sin efectos nocivos. Medidas de yoduria en embarazadas de Chile, por ejemplo, sugieren ingestas de 500-700 g10 , también sin efectos negativos. Como éste es un punto de gran importancia, la Organización Mundial de la Salud encomendó su estudio a un comité internacional de expertos, de cuyas reuniones emanó el documento que demuestra que incluso el uso de aceites yodados (p. ej., Lipiodol ), utilizado como medida de urgencia para erradicar la deficiencia de yodo en países que no tienen establecida una adecuada red de distribución de sal yodada, está exento de problemas para la embarazada y el desarrollo de su feto11 . Contrasta esto con los graves problemas relacionados con una ingesta materna deficiente en yodo durante el período de desarrollo fetal (tabla 2)12 , problemas que se erradican con su utilización13,14 . Debe tenerse en cuenta que 1 ml del aceite yodado empleado habitualmente (Lipiodol ) contiene 380 mg de I (¡380.000 g!) y las dosis empleadas suelen ser de 2 ml, o más. Aunque se administre de una sola vez, por vía oral o intramuscular, y se retenga en el músculo y tejido graso, el yodo se va liberando paulatinamente. Pero, obviamente, lo hace en cantidad superior a lo que ingeriría una mujer que recibiese 300 g/día durante todo el embarazo y la lactancia. mg

Referencias Bibliográficas:
1. Arena Ansotegui J, Emparanza Knörr JI Los antisépticos yodados no son inocuos. An Esp Pediatr 2000; 53: 25-29.
2. Escobar del Rey F, Morreale de Escobar G Yodación universal de la sal: un derecho humano de la infancia. Endocrinología 1998; 45: 4-16.
3. Morreale de Escobar G Interrelaciones materno-fetales de las hormonas tiroideas. An Esp Pediatr 1999; 50 (Supl 125): 36-43.
4. Ares S, Quero J, Duran S, Presas MJ, Herruzo R, Morreale de Escobar G Iodine content of infant formulas and iodine intake of premature babies: high risk of iodine deficiency. Arch Dis Child (Fetal Neonatal) 1994; 71: F184-F191.
5. Ares S, Morrreale de Escobar G, Quero J Lactancia artificial y deficiencia de yodo en el niño prematuro. An Esp Pediatr 1999; 50 (Supl 125): 47-51.
6. Delange F, Dunn JT, Glinoer D Specific recommendation on iodine nutrition for mothers and infants in Europe. En: Delange F, Dunn JT , Glinoer D, editores. Iodine Deficiency in Europe. Nueva York: Plenum Press, 1993; 478-479.
7. De Santiago J, Pastor I, Escobar del Rey F, Morreale de Escobar G Thyroid function in pregnant women from an area with mild (grade I) iodine deficiency [resumen 126]. J Endocrinol Inv 1999; 22 (Supl 6): 68.
8. De Santiago García J, Pastor I, Escobar del Rey F, Morreale de Escobar G Deficiencia de yodo y función tiroidea de la embarazada. 41 Congreso Nacional de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Málaga, 1999.
9. Katamine S, Mamiya K, Sekimoto N, Hoshino N, Totsuka K, Naruse A et al Iodine contant of various meals currently consumed by urban Japanese. J Nutr Sci Vitaminol 1986; 32: 487-492. [Medline]
10. Liberman CS, Pino SC, Fang SL, Braverman LE, Emerson CH Circulating iodide concentrations during and after pregnancy. J Clin Endocrinol Metab 1998; 83: 3545-3549. [Medline]
11. WHO Iodized oil during pregnancy. Safe use of iodized oil to prevent iodine deficiency in pregnant women: a WHO statement. Bull WHO 1996; 74: 1-3.
12. Hetzel BS Historical development of concepts of brain-thyroid relationships. En: Stanbury JB, editor. The damaged brain of iodine deficiency. Elmsford, NY: Cognizant Communication Co., 1994; 1-8.
13. Pharoah POD, Buttfield IH, Hetzel BS Neurological damage to the fetus resulting from severe iodine deficiency during pregnancy. Lancet 1971; 13: 308-311.
14. Pretell EA, Cáceres A Impairment of mental development by iodine deficiency and its correction. A retrospective view from studies in Peru. En: Stanbury JB, editor. The damaged brain of iodine deficiency. Elmsford, NY: Cognizant Communication Co., 1994; 187-192.
15. Carswell F, Kerr MM, Hutchison JH Congenital goitre and hypothyroidism produced by maternal ingestion of iodides. Lancet 1970; 13: 1242-1247.
16. Rodesh F, Camus M, Ermans AM, Dodion J, Delange F Adverse effects of amniofetography on fetal thyroid function. Amer J Obstet Gynecol 1976; 126: 723-726.
17. Delange F, Bourdoux P, Ermans AM Transient disorders of thyroid function and regulation in preterm infants. En: Delange F, Fisher DA, Malvoux P, editores. Pediatric thyroidology. Basilea: S Karger AG, 1985; 14: 369-393.
18. Ares S, Pastor I, Quero J, Morreale de Escobar G Thyroid complications, including overt hypothyroidism,

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