No recomiendo natación en liceo europa
Hola mamis y papis!! Ayer llevé al Liceo Europa de Zaragoza a mi hijo de 2 años y medio, por un cursillo de natación que le había regalado su tía, que había estudiado en ese mismo colegio varios años atrás.
Tuvimos la malísima suerte de encontrarnos no sólo desatendidos, sino también mal tratados por las únicas personas que encontramos.
Para empezar, daba todo el mundo por hecho que entrando por la puerta ya tiene que saber donde está todo. Vestuarios, piscinas, puertas de acceso, gradas para ver a los niños... Una vez localizado todo y guiados por una mamá que nos encontramos en el vestuario, accedimos a la piscinas mi hijo y yo, esperando que alguien nos dijera donde ir o situarnos. Que alguien nos hubiera atendido, en definitiva. Sólo había dos monitores dando sus cursillos a los cuales iba siguiéndoles con la mirada a la vez que avanzábamos después de esperar un poquito, para preguntarles donde teníamos que ir o quien era el monitor de mi hijo. Con ninguno conseguía contacto visual hasta q oí un grito: Ehhhh!!!
Uno de los monitores me gritó mientras yo miraba al otro, x lo que paramos en seco ante semejante reclamo... Me indicó lo primero que no se podía ir calzado, cn las chanclas que llevaba. Por lo que le conté nuestra situación. Me dijo que debía abrir la puerta del vestuario y dejar a mi hijo pasada la puerta, en contacto con la piscina y que ya iría alguien a recogerlo. Como el que tira a su hijo por una gatera y se marcha corriendo.
Al ser nuestro primer día y la ilusión de ver a mi hijo nadar, no quise darle importancia y le pregunté que quien atendía a mi hijo y donde debía ir. Lo cogió y le dijo que se fuera con él, de forma seca, no como al que incita a un niño a su primer contacto con la piscina. Por lo que mi hijo me miró y le dijo al monitor que no quería, pero le convencí con el aliciente de que era su profesor y que iba a pasárselo muy bien con otros niños.
Subí corriendo a las gradas para ver donde estaba y oía a un niño llorar de forma desconsolada, pero despreocupada porque mi hijo no llora nunca. Cuando miré y lo ví sólo y desconsolado, sin atender a mis llamadas de su nombre y ningún adulto con él, sino 4 niñas más alejadas de unos 6 años. Bajé inmediatamente para tranquilizarlo. En cuanto entré en la zona de la piscina me descalcé para no oír ninguna estupidez y fui directa donde estaba mi hijo. Antes de llegar a él una monitora me gritó: Eh!!! Donde vas??!!!
A lo que me gire y me dijo: Es que no puedes pasar vestida!!!
Los lloros de mi hijo se oían por toda la piscina, así que si a esa impresentable le parecía que lo más importante que me podía decir era eso, mi hijo no debía estar con personas tan poco humanas.
Le dije con los zapatos en la mano, que me habían indicado lo de los zapatos y por eso los llevaba en la mano, algo que podía entender. Pero que en ese momento me dijera lo de la ropa, cuando ni en un quirófano hay tanta gilipollez estando mi hijo sólo y desconsolado, desde luego me parecía increíble.
Su respuesta a gritos y con gestos de muy mal gusto, fue que se tenía que esperar ahí...
Por supuesto cogí a mi hijo y me lo llevé de allí animándolo con que iríamos otro día juntos a otra piscina.
A la salida, aparece un tercero, disculpándose por haberlo dejado sólo y me vuelve a decir lo de que no podía ir vestida. La situación fue horrorosa y desesperante, en todo momento enseñándoles mi calzado en la mano.
Como también le indiqué, si no están preparados para atender a niños tan pequeños que lo digan, que la edad mínima sea 4, 6 ó la que sea, pero que a un niño tan pequeño esa no era la forma más adecuada de atenderlo. Por lo que por supuesto, me marchaba de allí.
Imaginad como fue la situación y el desespero de mi hijo, que se me acercaron dos padres, hombres..., matizo porq parece que las madres somos más blanditas en estas cosas. Y me dijeron que no habían estado para nada acertados en el trato que le habían dado a mi hijo. Me dieron su apoyo total y me dijeron que desde luego a un niño tan pequeño no se le podía dejar así en un momento tan importante como era el de empezar a nadar y no tenerle tirria al agua.
Me alegró oír esas palabras, así que espero habernos orientado de una experiencia que no se la deseo a ningún padre.
