Tengo una hija de 3 años a la que acaban de dar el alta por un broncoespasmo moderado-severo con insuficiencia respiratoria grave, ingresó el viernes por la noche. Hasta aquí todo normal.
El problema comienza el jueves; mi hija llevaba unos días con mucha tos y bastante flema, el martes acudo a la pediatra, donde me dicen que solamente tiene la garganta inflamada y un poco de ruido en el pulmón derecho, pero nada de broncoespasmo, me mandan Amoxicilina 250 y a casa. No noto ninguna mejoría, y el miércoles por la noche observo a la niña respirar muy deprisa y con mucho trabajo, aunque estaba muy angustiada, no me atreví a darle ventolín porque, aunque tengo en casa, la pediatra no me lo indicó, y espero al día siguiente. Se despierta relativamente bien, pero con mucha tos y cierta dificultad respiratoria; al ser festivo, sólo tenía la opción de ir al ambulatorio de urgencias, donde, por la tarde, me atienden estupendamente. Aquí viene lo importante: en recepción, al indicar que la noche anterior me planteé darle Ventolín, me echan un poco la bronca y me dicen que no puedo hacerlo por mi cuenta, y que probablemente ahora le administrarán oxígeno y aerosoles. Me atiende la doctora, ausculta y me informa de que la niña probablemente tenga neumonía, y aunque allí no tienen los medios para hacerle una radiografía, la sospecha es alta. Al indicarle el antibiótico que le ha mandado la pediatra se queda un poco desconcertada y me manda uno más fuerte, Augmentine 100, y un mucolítico; le mide la saturación con un pulsómetro de adulto, y aunque no se termina de fiar, me dice que aparentemente satura bien. Nos volvemos a casa, yo bastante aliviada, esperando que, tras suministrarle los nuevos medicamentos, esta noche mi niña respire bien. Llega la noche, y la niña igual que la noche anterior, clara dificultad respiratoria. Mi madre me sugiere que le haga un lavado nasal con suero, lo que deriva en un arranque de tos de cosa de un minuto donde creíamos que se ahogaba, así que directas a urgencias, al mismo centro donde habíamos ido por la tarde (de atención primaria). Nada más verla (pálida, febril y con clarísima dificultad respiratoria) la doctora me espeta "Aquí no tenemos pediatría, llévela a un hospital", la ausculta de mala gana y me repite lo mismo, a lo que replico que esa misma tarde me habían dicho allí mismo que disponen de oxígeno y aerosoles y estaban dispuestos a ponérselos a mi hija, a lo que ella repite que allí no tienen pediatría, que me vaya a un hospital. A las 4 de la mañana me dispongo a esperar un taxi con la niña en un estado bastante crítico, hasta que entro a preguntar si no puedo disponer de una ambulancia, ya que me mandan al hospital sin atenderla; la respuesta es que las ambulancias no están para eso, y tiene el detalle de llamarme a un taxi. Una vez en el hospital, lo primero que hacen es mirar el volante del ambulatorio y comprobar las constantes vitales de la niña: tenía 38 de fiebre y saturaba al 85%, insuficiencia respiratoria. Me preguntan si en el ambulatorio no le pusieron oxígeno y contesto que no, que me mandaron aquí directamente, a lo que la enfermera no da crédito. Bien, aquí viene mi pregunta: ¿qué medidas podría tomar contra esta señora, que denegó asistencia sanitaria a una niña en condiciones bastante graves? Tengo el parte del hospital, donde consta que la niña tenía esa saturación y temperatura, pero el volante del ambulatorio se lo han quedado ellos y al parecer ni siquiera es algo que se archive o conste en el historial de la niña. Mi madre me ha aconsejado que no vaya por lo legal porque puedo salir escaldada, pero es que estoy muy indignada con este asunto; como información, cuando alguien acude con infección respiratoria y saturación menor a 95%, el protocolo es ingreso automático, y según palabras del equipo del hospital, mi hija ingresó en estado GRAVE, y de hecho, aunque evolucionó muy bien en el ingreso, si no nos dieron el alta ayer fue precisamente porque la ingresaron en esas condiciones, porque ella ya estaba bien. Creo que no hace falta que aclare que cabe de cajón que la obligación de un médico es ofrecer asistencia sanitaria dentro de sus posibilidades, y esta mujer tenía las posibilidades, y lo sé porque esa misma tarde estuvieron a punto de ponerle oxígeno a mi niña en ese centro... Y no iba ahogándose, como por la noche.
