Hola chicas!! por fín tengo a mis dos pequeñines en casa y como lo prometido es deuda, os cuento mi parto con pelos y señales.
A ver, estando de 35+5 tuve la primera monitorización, por lo visto tenía contracciones, que suele ser normal, pero yo no las notaba.
Cuando entré a consulta, la doctora directamente me estaba haciendo un volante de ingreso para cesárea programada en 8 días, me pilló totalmente por sorpresa, pues yo me encontraba bien, pesada pero bien.
El siguiente paso fué hacerme una eco y una exploración. Había dilatado 1 cm y .....¡los bebes se habían colocado perfectos para un parto natural!!. Me acojo.....é un poco, pero si no me hacían el rajote de la cesárea, pues mejor, tenía que ir a por todas pero que los peques nacieran perfectos.
Seis días más tarde allí estábamos, en el Hospital Montepríncipe como un clavo a las 8:30, yo cada vez más nerviosa, tenía incertidumbre y curiosidad, pero de allí iba a salir con mis nenes y eso era lo más importante. Si se habían vuelto a mover pues cesárea, si terminaba en parto y cesárea pues qué le vamos a hacer, pero yo estaba dispuesta a todo para que nacieran sanitos.
La mañana fué larguísima, casi seis horas hasta que nos dieron habitación, debieron llegar varios partos de urgencia porque parecía que se habían olvidado de nosotros. Por fín sobre las 13:30 nos llamaron para llevarnos a la "suite" y una vez allí, se me fueron pasando los nervios a medida que iba viendo el procedimiento.
Según llegué a la habitación me tenían preparado un camisón y lo primero fué el rasurado y un enema. Después me pegué una ducha y una vez en la cama, suero al canto. De ahí me llevaron a hacer una eco para asegurarse que los bebés seguían colocaditos y efectivamente, seguían en posición cefálica los dos y la cosa pintaba muy bien, para mi sorpresa había dilatado en 6 días hasta los 2 cms (ya solo me quedaban 8..jeje).
Una vez de vuelta a la habitación, me rompieron la bolsa del primero y me dejaron dilatando con el monitor puesto. Las contracciones no dolían mucho y eran algo irregulares, a las 2 horas o así apenas había dilatado, entonces la matrona me recomendó ponerme la epidural antes que la oxitocina, pues decía que iba a necesitar las fuerzas para empujar a los dos nenes.. Fué después de esta última exploración cuando no se que me hizo que empecé a tener unas contracciones más serias, de las que duelen, pero yo ya estaba camino de la epidural y esos dolores creo que no duraron más de 15 o 20 minutos, me sirvió para darme cuenta de lo buena que es, menudo relax. Para ponerme la epi, primero me llenaron la espalda de betadine y me dieron un pinchacín para anestesiar un poco la zona, esto fué lo que más molestó, pero nada del otro mundo, luego de lo demás ni me enteré. Me lo iban explicando todo mientras tanto y yo, sentada de espaldas a la anestesista y con la cabeza bien agachada para marcar la espalda no me movía ni un pelo, que eso sí que me lo dijeron. Me pusieron esparadrapo para sujetar la vía por la espalda, que subía hasta el hombro derecho y me volvieron a llevar a la habitación. La pierna izquierda me hormigueaba, eso era buena señal. Para que ocurriera lo mismo con la pierna derecha me dijeron que me recostara un poco sobre el lado derecho ya que la epidural actúa con el efecto de la gravedad (yo no lo sabía) y al poco rato ya tenía las dos piernas con la misma sensación. Me pusieron la oxitocina (ya tenía tres cosas enchufadas a parte del monitor; el suero, la oxitocina y la epi..) y empecé a dilatar en serio, pero sin dolor ninguno, yo estaba como una rosa. Para mi sorpresa, a las dos horas llamé a la matrona porque notaba una presión en el periné y parecía como que me provocaba empujar hacia fuera, me lo pedía el cuerpo y tras hacerme otra exploración efectivamente se había borrado el cuello del útero totalmente y había dilatado por completo! Nada, que me llevaban al paritorio y yo estaba emocionada y dispuesta a luchar y colaborar para que mis niños nacieran rapidito y sin problemas.
Según me iban acercando a la camilla del paritorio era como si llegase a la recta final de toda la aventura del embarazo, estaba con todos mis sentidos despiertos, allí yo no se si era por el frío o por los nervios pero no paraba de temblar y luchaba por respirar y relajarme, lo cuál era bastante difícil, tenía el cuerpo lleno de sensaciones pero solo pensaba en positivo, si me dolía, pues me tendría que aguantar y ya está, ya se me pasaría.
En la sala había dos matronas (las que me habían estado atendiendo durante todo el día) tías serias, pero supermajas, dos chicas que debían estar de prácticas que solo miraban y una cirujana (por si las moscas) luego iban y venían dos enfermeros jovenes muy majetes también. Mientras esperabamos a mi doctora me hicieron empujar para que Guillermo fuera coronando, pero me dijeron que despacio, que me fuera reservando. De repente, las matronas desaparecieron y mi doctora estaba delante de mí (supongo que con los nervios ni me enteré), junto con un matrón gorila y mi marido entraba por fín por la puerta muy guapo vestido de verde. Pues ahí empezó la fiesta.
Con unos tres o cuatro empujones fuertes nació Guillermo, que me lo pusieron unos segundos encima y noté sus dos kilillos y medio sobre mi cuerpo, solo vi que tenía de todo y que estaba blanquecino y lleno de jugos varios, a parte de unos brazos y piernas extendidos y muy largos, que rico mi niño!. Se lo llevaron rápido y ahora no había que perder tiempo, rompieron la bolsa de Yago y me llenaron la tripa de gel para controlar sus movimientos a través de una eco vigilada por el matrón gorila. Mi Yaguito, al tener espacio para él solo se había atravesado un poco, pero seguía cabeza abajo. El matrón me ayudó mucho, dirigía al nene hacia la salida y tras otros tres o cuatro empujones y la ayuda de su brazo (chicas, no os asusteis que no me hacía daño y tampoco he tenido moratones ni nada de eso después) nació mi otro príncipe con 2,700 kg., que también me pusieron durante unos segundos encima y se lo llevaron igual que a Guillermo a los pocos segundos.
Pues bien, ya estaban mis nenes fuera y con una diferencia de cuatro minutos. Mientras salían las placentas y demás yo estaba agotada pero no paraba de preguntar cosas, la verdad es que estaba bastante entera. Increíble pero cierto, no me habían hecho episotomía aunque sí tenía un pequeño desgarro en la vagina que solucionaron con un puntito. Me sentía genial, había parido a mis dos criaturitas apenas sin dolores (la epidural es una gozada, te permite disfrutar del parto), sólo notaba cómo las cabecitas iban coronando, con una presión algo dolorosa, pero gracias a eso sentía cómo iban saliendo y me incitaba más a empujar fuerte, hasta que notaba una especie de "pop" cuando salía la cabecita.
Los nuevos papis estábamos sobrepasados de tanta emoción, había sido un día muy intenso y todo había salido a pedir de boca, nos mirábamos y nos reíamos. Las personas que estaban allí nos daban la enhorabuena y nosotros estábamos como en una nube.
Cuando me colocaron a cada nene en un brazo para llevarme de vuelta a la habitación mi marido iba siguiéndo a la camilla y el pasillo se nos hacía estrecho, todo a nuestro alrededor no tenía importancia, solo existíamos nosotros cuatro...
Bueno mamis, aquí acaba el relato de mi parto, pero tengo que deciros que cuando realmente fuí consciente del cambio que había dado mi vida fué cuando salí con mis niños del hospital donde no había ni médicos, ni enfermeras, ni nido... Esos bebés que llevais dentro y que están tan agustito, un buen día nacen y dependen exclusivamente de vosotras y de los papis, que más de una vez les tocará correr a una farmacia de guardia porque no hay pañales o leche....
ES LO MEJOR DEL MUNDO
Un besazo a todas!!!
