Mayo del 2016. nos nació jara en el costa del sol. habla el padre.
Buenas tardes,
permitidme que invada este espacio femenino y os hable de la experiencia que mi compañera y yo tuvimos en el Hospital Costa del Sol -HCS- con el nacimiento de nuestra pequeña Jara.
Lo primero que queremos decir es que el trato en el PARITORIO (box los llaman allí) fue EXCELENTE. Ivonne y Mercedes, las matronas que nos acompañaron, nos trataron maravillosamente. Amanda, mi compañera, dilató en el agua, de 5 a 10 cms. Y expulsivo en la silla de parto con Ivonne y Mercedes sentadas en el suelo indicando a Amanda cómo empujar mejor. Allí y así nació Jara. Allí nos la dieron. Y allí nos emocionamos... Después de limpiar el espacio un poco y comprobar que la pequeña estaba bien, nos dejaron DOS HORAS de intimidad. Es el protocolo: dos horas para los padres. Sin interrupciones. Una vez finalizado este tiempo, viene la enfermera y pesa, y mide, y pone inyecciones. Y de vuelta a planta...
Lo segundo que queremos decir es que el trato ANTES DEL PARITORIO fue MUY MEJORABLE. De hecho dejamos una hoja de reclamaciones señalando qué cosas veíamos que no deberían seguir ocurriendo y que, por tanto, se debían mejorar.
Lo mejorable comenzó al poco de llegar al hospital, pues monitorizaron durante algo más de una hora a Amanda. Después de una dilatación más o menos serena y tranquila en casa, cambiamos al hospital, a una habitación con poca intimidad y demasiada luz, te colocan ventosas del monitor que se caen y pitan desagradablemente. A lo que se suma un moniitor del que salen cabalgando caballos de lo mucho que suena. De hecho, en varias ocasiones nosotros pedimos a las matronas que lo bajaran.
Después de la monitorización, y tras un tacto vaginal, comprueban que Amanda está de dos centímetros, por lo que nos mandan a planta a dilatar. Según protocolo general, hasta dentro de cuatro horas no volverán a hacer un tacto para comprobar cómo sigue la dilatación. Eran las 05;30 de la madrugada, con lo que, una vez en planta, preveíamos que hasta las 09:30 de la mañana no nos tocaría bajar a paritorio.
Y ahora, ya en planta, vienen las razones por las que nos decidimos a dejar por escrito una reclamación. UNA. Entramos a una habitación donde descansaba otra pareja. Las habitaciones son pequeñas en este hospital, por lo que al proceso de dilatación, que debe ser íntimo, hacia adentro, donde la mujer debe olvidarse de todo lo exterior, ya se le empezaron a poner trabas. DOS. LLegan las 09:00 de la mañana y el personal del hospital se pone en marcha con el cambio de turno. Quedándome corto, pudieron entrar y salir de la habitación en dos horas unas ocho personas distintas. Y, por desgracia, entraban y salían de la habitación, salvo honrosas excepciones, sin el tacto que requiere un trabajo de parto: hablaron alto, dejaron la puerta abierta, le preguntaban siempre, siempre a la embarazada aún teniéndome a mí mirándolas con los ojos como platos. Y TRES. Imagino que no darle suficiente importancia al proceso de dilatación hace que no se trate con tacto y delicadeza a la embarazada. Así fue cómo mi compañera rompía definitivamente aguas en la puerta del baño mientras una de las sanitarias, con la puerta de la habitación abierta, le preguntaba si estaba segura de que era agua de la bolsa o pipi.
Quisiera recalcar, para ser justo, que el trato en torno al paritorio fue MUY, MUY BUENO. El enfermero supervisor, Juan Carlos, nos atendió muy amablemente semanas antes de parto y nos explicó cómo era el protocolo del hospital. Amanda pudo parir como quiso, con un respeto enorme por parte de las matronas hacia su proceso de dilatación y expulsivo. Nuestra casi exclusiva queja la fijamos en el previo al paritorio; que se cuidó muy poco.
Con el propósito de que sirva a todo el que tenga intenciones de parir en el HCS y quiera informarse es que dejamos esta nota.
Suerte a los futuros padres.
Antonio.