Consuelo en el aborto

El día 14/10/2013 tenía 6 semanas y 5 días de embarazo, sangre fui a urgencias y tenía la GCH súper bajita, no, no, no, no lo podía creer
Esta noticia fue devastadora para mí, tanta ilusión, tanta alegría que sentía a solo unas horas y en este momento todo ese amor que sentía, toda esa bendición que había en mi alma, se cambió por puro lamento, la primera cosa que hice fue pelearme con mi Señor Jesús, con mi Dios, no le hablaba, sentía que fuera de que había perdido a un hijo, había perdido a mi Señor, como El con todo su poder no había salvado a mi bebe, si Él sabía lo que este bebe significaba para mí, este bebe, tan anhelado, había orado desde noviembre del 2012 para preguntarle cuál era su voluntad y me pasa esto, estaba aterrada, llena de miedo, otro bebe, que tal, para que me pase lo mismo, no ni que estuviera loca.
Esa semana lo único que podía hacer era llorar y llorar, todo lo veía de un color gris, que pereza diciembre, que pereza volver a trabajar, que pereza todo, que tristeza tan grande, no había consuelo para ese dolor tan grande y sin mi Dios, peor.
El lunes de la semana siguiente, vi en el mensaje que me llega diario del evangelio del día que decía: A quien iremos si lo tú tienes palabras de vida eterna y entre en mí, me fui corriendo para la misa de las 8 am, llore a los pies de mi Señor, allí me quede por lo menos hasta las 10 de la mañana, recordé que al otro día del suceso; en el canal religioso, había escuchado que el Padre predicaba de una tal Ana del libro de Samuel que estaba sumamente triste y fue al templo, oro y llego con el rostro cambiado. Llegue a mi casa y busque esta lectura y oh sorpresa, se las comparto para que me entiendan.
1er Libro de Samuel
1:1 Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana hijo de Jeroham, hijo de Eliú, hijo de Tohu, hijo de Zuf, efrateo.
1:2 Y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía.
1:3 Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Dios de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Dios.
1:4 Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte.
1:5 Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Dios no le había concedido tener hijos.
1:6 Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Dios no le había concedido tener hijos.
1:7 Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Dios, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía.
1:8 Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
1:9 Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Dios,
1:10 ella con amargura de alma oró a Dios, y lloró abundantemente.
1:11 Ella hizo voto, diciendo: Dios de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Dios todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
1:12 Mientras ella oraba largamente delante de Dios, Elí estaba observando la boca de ella.
1:13 Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; y Elí la tuvo por ebria.
1:14 Entonces le dijo Elí: ¿Hasta cuándo estarás ebria? Digiere tu vino.
1:15 Y Ana le respondió diciendo: No, señor mío; yo soy una mujer atribulada de espíritu; no he bebido vino ni sidra, sino que he derramado mi alma delante de Dios.
1:16 No tengas a tu sierva por una mujer impía; porque por la magnitud de mis congojas y de mi aflicción he hablado hasta ahora.
1:17 Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho.
1:18 Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de sus ojos. Y se fue la mujer por su camino, y comió, y no estuvo más triste.
1:19 Y levantándose de mañana, adoraron delante de Dios, y volvieron y fueron a su casa en Ramá. Y Elcana tubo relaciones con Ana su mujer, y Dios se acordó de ella.
1:20 Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Se lo pedí a Dios.
Lo primero es que el Señor en esta lectura me dijo que si le entregaba todo mi dolor, Él lo cambiaria y yo le creí, toda la semana lo único que hice fue orarle, orarle, orarle, cada que podía me ponía en oración, tenía y hoy sigo teniendo tanta necesidad de su palabra, de su consuelo, también me dijo que lo del bebe era posible en El, me puso también a leer el libro de Isaías, en los capítulos del 40 al 55, ustedes se preguntaran; como me los puso a leer, cada que abría la biblia, se me habría en el capítulo 40 que en mi biblia dice en la primera página, MENSAJE DE CONSUELO, lo omití como dos veces pero a la tercera ocasión, caí en cuenta de la Diosidencia y los lei

Lo primero que me dijo: No temas yo estoy contigo, por lo menos me lo dijo en estos 15 capítulos, como 15 veces, además me dio muchas palabras de consuelo y esperanza de que todo estaría bien, , en el capítulo 55 me dijo: Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Me grabo en el corazón que su voluntad es buena, agradable y perfecta y que no se avergonzarán los que esperan en mí. Dice en el capítulo 49.
Con todas estas declaraciones de amor, de confianza, de esperanza, de fortaleza, de estar con EL que es y El que tiene la última palabra sobre la vida, quien puede tener miedo, yo le creí cada una de esas palabras que fueron tejiendo en mi alma una luz de esperanza, de confianza, de luz en medio de tanta oscuridad, de amor infinito por mí.
Cuando se terminó esa segunda semana, ya mi corazón estaba lleno de confianza, ya no tenía miedo y tenía una alegría y una paz que sobrepasa todo entendimiento que es la paz que solo nos da El Señor. Encontré los para que, para acercarme más a mi Señor, para amar más a mi esposo, para mejorar la relación con mi esposo, para valorar más la vida, para recordar que la vida no es eterna, que tenemos fecha de vencimiento y que no podemos desaprovechar el tiempo para ser feliz, para hacer felices a los otros y para tener una relación con mi Señor, que todo lo puede.
El ginecólogo que también fue una bendición cuando me dijo lo del aborto, me dijo que esto le pasa al 25% de las mujeres y que depende de mí y de mi mente empezar nuevamente a buscar bebe. Mi esposo y yo ya estamos dispuestos y buscando ese bebe tan anhelado, no tengo miedo porque estoy con mi Señor, El ya pago por mí en la cruz para que yo sea sana, salva y feliz en esta tierra, le quiero hacer caso y también quiero invitarte a que hagas lo mismo. No te culpes, no te quedes ensimismada, busca a Jesús, que Él tiene planes más grandes y más lindos para ti.