Hola a todas, os leo mucho pero nunca había escrito. Me gustaría contaros mi experiencia porque creo que puede ayudar a quien esté pasando por algo similar.
Mi hija ya tiene cuatro meses y medio y todo va fenomenal, pero nuestro comienzo como madre e hija fue accidentado.
Ya a los tres meses de embarazo me dijeron que la nena era grandecita, y a partir de allí ésa fue la tónica dominante en cada control del embarazo que me realizaba. No tuve diabetes y sólo engorde 10 kilos, Lidia es grande porque papá mide... 1,91! Yo mido 1,57 y creíamos que controlarian más a la peque, pero no.
Me dejaron llegar a término sin controlar el peso de la nena, así que se plantó en 4,230 gr y 55 cm; ahí es nada.
Debido a su tamaño y a que yo soy pequeña y delgada ella no llegó a encajarse, de hecho ni si quiera pudo bajar por el canal de parto porque sus hombros no cabían.
Tras casi 20 horas de espera para vercsi bajaba o no, me subió una fiebre tremendisima, a día de hoy y tras haberme informado creo que debió ser por estar tantas horas con la epidural enchufada.
Total, que con 39 de fiebre y hecha un giñapo me metieron en quirófano y me hicieron la cesárea. Yo estaba tonta perdida, al sacar a Lidia no me la enseñaron, sólo la escuché llorar mientras el matron se la llevaba corriendo. Después de 10 minutos me la trajeron pero estaba tan envuelta en ropas que casi no distingui su cara. Intenté darle un beso pero al estar atada a la mesa de operaciones no pude llegar hasta ella. Sin embargo la anestesista, el celador y el ginecólogo adjunto no paraban de decir lo guapa que era y de pasarsela de brazo en brazo para mirarle la carita, y le daban besos. Y yo allí como una ... atada, mirando y sin poderme mover.
Se la llevaron muy rápido, y después he sabido que mi marido la vio sólo un minuto y ni le ofrecieron cogerla en brazos.
En la sala del despertar yo estaba tan hecha polvo que me dormí dos horas.
Cuando me subieron a planta casi me muero al cuando al entrar en mi habitación estaba mi suegra con la niña en brazos!!! Mi suegra conoció a mi hija antes que yo! Me pareció fatal por parte del hospital haber llevado a Lidia a la habitación sin estar yo allí todavía.
Le dije a mi suegra que me diera a la niña inmediatamente pero al ponermela encima... que dolor tan horroroso! Pensé que me desmayaba. No podía sostenerla si quiera.
La enfermera me dijo que no la cogiera en unas horas, y yo veía como mi suegra, mi marido, mis padres y mis herman@s la cogían, la besaban... Eso me hacía sentir ajena a mi hija.
Ésa noche dormí tan profundamente que ni lo recuerdo.
El día siguiente no fue mejor, el dolor seguía siendo muy fuerte y la anemia que tenía en el embarazo se agravó con la cesárea, así que yo era lo mas parecido a una zombie. Seguía sin poder sostener a la niña en brazos, me mareaba y una vez me desvaneci. Lidia lloraba cómo una loca y al acercarla a mí se callaba. Mi hija quería estar conmigo y yo era incapaz si quiera de ponerme en pie. Me sentí inútil y mala madre, una porquería.
Además veía como a mi hija la manoseaba y le daba el biberon gente que no era yo.
No pude cogerla hasta el tercer día, y con muchas dificultades. Yo lloraba mucho y me sentía muy mal, sentía que había perdido tres días preciosos. El echo de que naciera por cesárea no me afectó, no me reconcomia no haber parido; lo que realmente me entristecia era lo mal que fue nuestra estancia en el hospital. Yo la veía como una extraña y el encontrarme tan enferma no ayudó a que creasemos un vínculo.
Llegué a pensar que ella no me necesitaba, ni me quería, que prefería estar con las visitas que conmigo que era una madre de ... que ni si quiera podía cogerla en brazos ppara darle el biberón ( en el embarazo decidí no lactar, pero eso es otra historia).
La primera semana en casa no fue fácil, todo el tiempo recordaba el quirófano y cómo se la llevaron sin enseñarmela, como le daban el biberón las visitas, lo juzgada que me sentí por una parte del personal del hospital, me hacían sentir que no confiaban en que yo fuese capaz de cuidar de mi propia hija.
A todo ésto, soy tututa de un aula de 0-1 años en un Centro de Educación Infantil, y no me explicaba cómo no podía darle a mi hija todo el amor que les daba a mis niños de clase, lo pasé muy mal.
Pero todo pasa, cuando me deshice deel lastre del pasado, de las cosas que fueron así y no se pueden cambiar, solo entonces miré a mi hija con otros ojos y me olvidé de todo. Ahora tenemos un apego perfectamente establecido y normal, y espero que ésta experiencia me sirva para no sentirme unna tonta con mi próximo bebé, y no petmitirles según que abusos a los del hospital.
Un beso a todas