El ciclo menstrual tiene la misión de preparar el organismo para conseguir un embarazo con éxito; preparar el cuerpo para la reproducción. En el ciclo menstrual se pueden distinguir dos fases: la folicular y la luteal, separadas por el fenómeno de la ovulación.
La primera fase se llama folicular, comienza el primer día de la regla y termina en el momento de la ovulación, y se llama folicular porque se desarrolla el folículo donde se encuentra el futuro óvulo. Cada ciclo se selecciona aleatoriamente un folículo que crece hasta alcanzar una medida aproximada de 20 mm, entonces se romperá y liberará al futuro óvulo. Durante la fase folicular se producen cambios en la cavidad uterina, en la mucosa endometrial, para preparse para la posible implantación de un embarazo.
Despues de la ovulación comienza la fase luteal o del cuerpo amarillo (una glándula que aparece en el ovario después de la ovulación) que dura hasta que se implanta el posible embarazo o hasta que se produce la menstruación y se inicia el próximo ciclo. En esta segunda parte del ciclo el útero se prepara para la posibilidad de un embarazo, acumulándose sustancias nutritivas y habiendo cada vez más vasos sanguíneos
Folículo ovárico antral. En la parte alta el ovocito rodeado de la zona pellucida de color rosada y las células de la granulosa que forman el cúmulo ovígero. Más abajo la granulosa y la teca, responsables de la síntesis de las hormonas que regulan el ciclo menstrual.
Si no ha habido fecundación se produce la muerte funcional del cuerpo amarillo y la mucosa uterina se desvitaliza por falta de estímulos hormonales adecuados. Los elementos acumulados se desprenderán y se romperán los vasos sanguíneos, produciendo una pequeña hemorragia, que es la menstruación.
Este ciclo se repetirá desde la pubertad y a lo largo de muchos años, excepto cuando se produce un embarazo, y hasta la menopausia. Al principio los ciclos suelen ser irregulares, produciéndose la ovulación y la regla unos meses sí y otros no, hasta que poco a poco se van haciendo cada vez más regulares. Aunque habitualmente se hable de ciclos regulares los de una duración de 28 días, en realidad habría que hablar de regularidad en cada mujer. Cada mujer necesita "su tiempo" para producir todos los cambios hormonales, y eso determina que el ciclo lo le dure ya sean 25, 28 o 35 días. Son pequeñas variaciones individuales.
Unicamente durante las horas próximas a la ovulación es cuando puede haber fecundación, por tanto si pudiéramos determinar claramente este momento sería de gran utilidad, tanto para conseguir un embarazo, la mujer que lo desea, como para evitarlo. Sin embargo, es difícil precisarlo, si no es a través de una ecografía o pruebas hormonales complejas.
Aunque se cree que ocurre en la mitad del ciclo, en el día catorce, esto sólo valdría para ciclos de 28 días. Realmente la ovulación se produce unos catorce o quince días antes de la próxima regla, ya que la fase luteal (el periodo posterior a la ovulación) suele ser bastante constante. Por tanto, para un ciclo de 35 días, la ovulación sería en el día 22 de ciclo aproximadamente. Para evitar el embarazo hay que calcular los días aproximados de la ovulación, teniendo en cuenta que ocurre unos 14 días antes de la próxima menstruación.
Si se persigue un embarazo hay que aprovechar los días próximos a la ovulación, teniendo en cuenta que ésta se produce unos 14 días antes de la próxima regla. Teniendo en cuenta que el óvulo puede sobrevivir hasta 48 horas y los espermatozoides dentro del útero casi 72 horas, se dispone de unos 4-5 días fértiles (los 2-3 días anteriores y posteriores a la ovulación).