Foro / Maternidad

Lean esto, esta muy lindo!!!

Última respuesta: 8 de marzo de 2008 a las 15:57
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xinli_9611326
7/3/08 a las 23:10

Al menos a mi me emociono mucho como una persona y sobre todo un hombre que quizas no sienta lo que sentimos nosotras de la misma forma es capaz de describir esto de forma tan linda. ESta un poco largo, sorry!!



El increíble universo del recién nacido
El comienzo de la vida es una hermosa aventura. Todo se inicia cuando aproximadamente a los 14 días del ciclo de una mujer, el ovario libera el elemento capaz de dar vida a un nuevo ser: EL OVULO.
Un hijo, el gran amor

Soy un médico pediatra neonatólogo, soy un enamorado de la vida, soy un enamorado del amor, por eso me he enamorado profundamente de los representantes más fieles de la vida y del amor, la madre y su bebé. No me estoy refiriendo solamente al aspecto romántico en la relación madre hijo, que por supuesto lo tiene, sino también a esa tremenda capacidad de dar, de sacrificarse por un bebé hasta llegar a niveles increíbles que tienen las madres. Es un amor imposible de medir, de una riqueza y profundidad fascinantes, es ese amor que nos ha dado la vida a través de los siglos.
Maternidad y paternidad son roles para los que la sociedad no nos prepara. Se nos pide registro para conducir autos, habilitación para practicar la medicina, y en el rol más trascendente del ser humano, la obra más maravillosa de la naturaleza, la creación más importante del hombre, un hijo, un nuevo ser, un nuevo miembro de nuestra sociedad, NO, salvo excepciones y aislados esfuerzos, la sociedad no se preocupa por ustedes.
Me pregunto ¿qué pasa con nuestra escala de valores? Los seres humanos tenemos que redescubrir el comienzo de la vida, tenemos que redescubrir la obra más maravillosa jamás soñada, otro ser vivo, creado por nosotros. Tenemos que redescubrirlo desde su más temprana juventud, desde el mismísimo momento de su concepción. Cuando lo descubramos vamos a vibrar, nos vamos a emocionar, nos va a llevar a la acción, vamos a tratar de proteger a esa nueva vida y vamos a tratar de apoyar con todas nuestras fuerzas a esa nueva madre. Tenemos que lograr que todos vean el milagro, tenemos también que ayudar a las madres a que vean su maravillosa obra, tenemos que hablarles sin desmayos, hasta el cansancio, de la fascinante relación que solamente una madre y su bebé pueden tener.

Un sueño, un maravilloso sueño

Desearía que me acompañen en un sueño. Que piensen en su bebé desde los primeros días de su creación, no como un objeto, no como una masa de células, sino como un ser vivo muy dentro de ustedes en una inviolable soledad, pero rodeado de todo su amor. Quisiera que imaginen qué bella es la vida que preparan, qué espectaculares son todas las transformaciones, qué fascinante resulta conocer que ese pequeño ser ya palpita y comparte su vida con ustedes.

El milagro de una explosión que produce vida

Es realmente fascinante tratar aún tan sólo de imaginar el comienzo de la vida. Podemos partir desde cualquier punto, ya sea desde hace millones de años en los mares primordiales, imaginando los primeros seres unicelulares, las notables transformaciones del material cósmico, como de tantos otros momentos especiales. A mí me gusta comenzar a imaginar la vida desde un momento al que le encuentro un significado muy especial: la ovulación.
Todo se inicia cuando aproximadamente a los 14 días del ciclo de una mujer, el ovario libera el elemento capaz de dar vida a un nuevo ser: ¡el óvulo! El óvulo es liberado de una forma muy especial: a través de una explosión: sí, cuando observamos las imágenes de una ovulación, nos da la impresión de estar asistiendo a una explosión atómica: pero lo extraordinario es que esta explosión no produce lo que en principio toda explosión produce (destrucción) sino muy por el contrario: produce vida.
El óvulo, luego, es transportado a través de las Trompas de Falopio con un mecanismo de máxima delicadeza. Un movimiento muy suave de los diminutos cepillos, ubicados en el interior de las trompas, produce su desplazamiento en dirección al útero. Además de ser la célula más grande del organismo, el óvulo contiene las reservas nutritivas del futuro ser. El espermatozoide es, por su parte, la más pequeña, aunque posee una cabeza sobresaliente y una cola que le permite desplazarse en la búsqueda del óvulo: el óvulo tiene una vida efímera de 12 a 24 horas, por lo que aquel debe darse prisa: Los espermatozoides recorren aproximadamente 2mm. por minuto y pueden vivir hasta 48 horas. De 300 millones de espermatozoides apenas unos miles llegan hasta el útero: dos o tres atraviesan la primera membrana del óvulo y sólo uno concretará la ansiada unión con el núcleo del óvulo.
Desde su ingreso a la vagina serán atacados por células, por líquidos que detendrán su avance. Tozudamente un grupo continuará. Todos unidos nadarán propulsados por el movimiento de sus colas, hasta aproximarse al tercio extremo de la Trompa de Falopio, donde sólo uno logrará el encuentro con el óvulo.
Una vez que penetra en el interior del óvulo ocurre un fenómeno que nos deja perplejos. Este espermatozoide, como reconociendo que llega al final de su camino, se desploma y comienza a desintegrarse. La nueva vida ya está en marcha y paralelamente una cadena de fenómenos químicos ocurren que preparan el útero para recibirla.
Estamos recién en el día 15, la madre no sabe aún que está embarazada, el bebé es un pequeño disco ovalado de 1mm. Las células comienzan a diferenciarse, el orden es maravilloso, cada generación de células engendra a la siguiente y le transmite al mismo tiempo toda su información y poderes reproductivos. Así el bebé se forma poco a poco, en el orden exacto y prefijado. El fascinante mundo del bebé comienza a tomar forma. Espermatozoide y óvulo producen la primera célula de esta nueva vida y en su interior se ubican los cromosomas, 23 de su madre y 23 de su padre, pequeños elementos dentro de los cuales se ubican los genes, esos cientos de partículas que son las responsables de la transmisión hereditaria de las características del niño. Ya a la semana esta primera célula se ha dividido en muchas más y ha viajado hasta el útero, donde anidará y comenzará a crecer.
A la tercera semana, cuando el bebé no es mayor en tamaño a un grano de trigo, un hecho trascendente tiene lugar. Algunas células comienzan a latir, por momentos por separado, por otros, todas juntas, se reparten en formas de corona sobre un tubo largo. De pronto esta corona se transforma, se vuelve semejante a una bolita y súbitamente se contrae. Por primera vez en la vida de tu bebé, un corazón late. Asimismo, se desarrolla el órgano más extraño del universo: el cerebro.
Durante los nueve meses de gestación, se produce un crecimiento y un desarrollo como ya nunca más el hombre tendrá. Desde el óvulo fecundado hasta el nacimiento se produce un aumento de tamaño y peso de tres millones de veces. ¡Qué perfección, qué proeza deslumbrante la de la madre, qué orgullosa tiene usted que sentirse!
A las 8 semanas el bebé tiene una longitud de 3cm. Y pesa 0,94g., y sin embargo ya se han desarrollado casi todas sus estructuras y algunas ya están funcionando. Desde luego son estructuras primitivas y deberán evolucionar hasta que las podamos considerar funcionalmente efectivas, pero el bebé ya parece un ser humano en miniatura. El crecimiento a partir de ese momento será una ampliación de los sistemas corporales existentes.
Al tercer mes, cuando su tamaño no es mayor al del pulgar de su padre, el bebé ya es claramente una persona con sus rasgos y características propias. Mucho antes de que la madre lo perciba el bebé ya lleva una vida muy activa. Los dedos de sus manos y pies están bien formados y las uñas están creciendo. Quizá el suceso más trascendente del tercer mes sea la diferenciación sexual. Si bien el sexo ha sido definido en la concepción, los genitales externos se desarrollan en este mes.
Hay quienes comparan al bebé con un astronauta. El posee su propia cápsula espacial, representada por su saco vitelino; se halla rodeado de líquido, en total estado de ingravidez, y conectado a través del cordón umbilical a la placenta. La placenta cumple al mismo tiempo la función de riñón, pulmón, hígado, intestino y glándulas hormonales. Las madres no ven sus placentas porque los médicos no se las mostramos. ¿Porqué esa falta de cariño e interés por este prodigioso órgano que los ha ayudado a dar vida a su maravillosa criatura? No es culpa de ustedes, estoy seguro que querrían verla.

EL PEQUEÑO ASTRONAUTA HACE SEÑALES

Antes de nacer, el bebé vive una vida muy distinta a la que desarrollará una vez nacido. La falta de gravedad es total, por lo que el niño cambia constantemente de posiciones. Cuando es pequeño puede estar de cabeza abajo, cabeza arriba, de costado, colgándose del cordón umbilical y dando vueltas carnero.
Al tercer mes pesa más o menos 90 gr. , mide 8 cm y está totalmente completo y diferenciado. Tiene mucho espacio dentro del útero, por lo que su movimiento es casi constante, pero gran parte de esa actividad dentro del útero no puede ser captada por la madre.
La temperatura en el útero es ideal y constante, y dentro de su cápsula está protegido de las infecciones. Tampoco siente hambre, ya que es alimentado por vía endovenosa a través de la placenta. En el interior del útero el bebé es un verdadero acróbata que se coloca en toda clase de posiciones que serían imposibles de imitar. Cuando el bebé no está nadando o haciendo ejercicios, habitualmente duerme, de la misma forma en que lo hará después de nacer. En los momentos en que está despierto, se pone a explorar su propio mundo, ese mundo que no es ni oscuro ni silencioso como siempre se sugirió. Su madre lo acunó con sus movimientos, su ritmo cardíaco es casi parte de su música funcional y su voz le será un recuerdo muy positivo de su vida uterina.
El bebé en el útero puede abrir y cerrar los ojos y es capaz de ver. La luz que le llega es muy tenue pero en el momento en que el abdomen de su madre recibe luz intensa del sol, este estímulo será recibido por el niño que responderá con movimientos. Las investigaciones suponen que en este momento ve todo naranja.
Mientras están en el útero, los bebés aprenden mucho sobre compás y ritmo. El sonido más familiar es el acompasado y rítmico latir del corazón de su madre. Eso explica porqué muchas veces el recién nacido se calma al levantarlo su madre y cuando ésta lo abraza contra su pecho: está escuchando la tranquilizadora melodía que escuchaba durante su placentera y maravillosa vida intrauterina.
Para los bebés, el ritmo significa mucho, ya que antes de nacer tienen uno muy definido en la forma en que se mueven cuando nadan, cuando flotan o realizan movimientos de deglución rítmicos con su boca, y hasta hay ritmos cuando tienen hipo.
Uno de los elementos que permite distinguir a la gente es la forma en que se mueven. Por la manera en que los tienen, es capaz de reconocer la diferencia entre un movimiento brusco y un movimiento suave. Mientras está en el útero, el bebé aprende acerca de su madre por la forma en que ella se moviliza. Habrá momentos del día en que su actividad sea mayor al realizar sus quehaceres. En estos momentos el bebé se bambolea y se mantiene despierto. Si está incómodo se lo hará saber a través de los golpecitos que le dará en su abdomen, esta es la forma en que el bebé protesta.
La capacidad del bebé para moverse por sí mismo se inicia a la sexta semana en que los músculos y nervios comienzan a trabajar juntos por primera vez. Cuando ha crecido tanto que el espacio lo rodea es muy poco, puede pasar bastante tiempo sin moverse. Todo el movimiento que experimenta el bebé en el útero ayuda a mejorar su sentido de la orientación y equilibrio, que es importante para su desarrollo después del nacimiento.
El bebé aprende a llorar como respuesta natural, cuando no está cómodo. Si siente dolor, moviliza los brazos, contornea su cuerpo, abre la boca y llora. Por llorar yo entiendo el hecho de que a veces observamos en el útero por medio de la ecografía gestos de disgusto del bebé que en un recién nacido significarían llanto. A medida que crece y llena el espacio que lo rodea, le es más dificil hallar una posición en la cuál estar cómodo y por eso se mueve, cambiando de posiciones hasta encontrar una que le resulte agradable para descansar.
Mientras el bebé es pequeño su actividad es involuntaria, pero después del quinto mes, sus miembros crecen y ya patea y mueve sus brazos y piernas deliberadamente, especialmente cuando se siente molesto.
La personalidad del bebé empieza a formarse antes del nacimiento. Los sentidos que se van desarrollando lo ayudan a entender sobre sus padres y el mundo que lo rodea. Antes de nacer, el bebé ya es sensacional. En el momento de nacer un bebé ya tiene nueve meses de vida ricos en experiencias compartidas y recuerdos.
Al principio se describe que la percepción de sí mismo y de lo que lo rodea es poco precisa, sin embargo, a medida que es capaz de sentir su mundo, reacciona ante el mismo, y sus reacciones empieza a mostrar su personalidad, que será propia y única.
El bebé que aún no ha nacido depende de su madre para su bienestar. Está compartiendo sus costumbres de vida, y según algunos investigadores, sus experiencias emocionales también.
Por momentos, cuando usted esté ansiosa o asustada, el bebé estará sometido a la misma tensión y a las mismas hormonas que se producen en estas circunstancias y por lo tanto estará más inquieto, pateará y se moverá más que de costumbre. Viejas creencias adjudican ciertas personalidades hiperactivas o nerviosas de los bebés luego de su nacimiento a embarazos vividos bajo circunstancias de tensión y ansiedad. Ello es un error. La personalidad del bebé es probable que ya esté predeterminada, y hay algunos bebés que llegan a adaptarse a las situaciones de estrés materno, sin alterarse. Eliminemos ya la tan famosa culpa, "estuve nerviosa durante el embarazo, por eso mi bebé es ...", etc. Algo de tensión en nuestras vidas en necesario (sin exagerar). A veces las tensiones y ansiedades parecen superarnos y debemos tratar de evitarlas, pero no lo están transformando en un nervioso. De todas maneras recuerde que cuando esté alegre y en paz consigo misma, el bebé se beneficiará con su bienestar y seguramente compartirá su felicidad.

Dr. Jorge César Martínez, pediatra, autor del libro "El increíble mundo del recién nacido"


Ver también

N
nasra_9346396
8/3/08 a las 14:08

Que interesante¡¡¡
Gracias por colgarlo,lo lei todo y aprendi mucho de este escrito.
Sofiasamuel

P
peifen_7099396
8/3/08 a las 15:57


SENCILLAMENTE ESPECTACULAR, E LEIDO ESTO TAN BELLO Y NO SE IMAGINAN LA EMOCIOJN QUE ME DA Y AL MISMO TIEMPO COMO LAS GANAS DE LLORAR QUE TENGO,,,,UMMMMMMMMMM CUANDO TENDRE MI BEBE JUNTO AMI MMMMMMMMMMM

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