Porque la verdad es que lo pasé fatal.
Pero os cuento.
El día 9 de octubre, justo cuando hacía 38 semanas, me levanté a las 8 de la mañana para ir al baño y allí fue... empecé como cuando tenía la regla, a notar como caía líquido caliente. Automáticamente pensé que ya llegaba el momento. Acababa de romper aguas. El susto llegó cuando vi que venía manchado de sangre y como con coágulos. Así que avisé a mi marido, nos vestimos rápido y a urgencias al hospital.
Al llegar allí comprobaron que había roto la bolsa, me tranquilizaron con el tema de la sangre, era el tapón mucoso, y las aguas eran limpias y rositas. Me pusieron monitores, y todo bien. Tenía contracciones pero muy ligeras, así que me ingresaron en planta y me dijeron que a caminar, todo el tiempo, para ver si se me provacaba el parto por si solo, y que sino, a las 24 horas me lo inducirían ellos.
Dicho y hecho, me fui a planta y a caminar. Conozco la maternidad de Odonnell mejor que algunos médicos que trabajan allí, os lo aseguro. Pero claro, imaginaros, con el peso, goteando la bolsa todo el tiempo, acabé con dolor de pies. No me dejaron casi ni dormir, caminando a las 2 de la mañana. Pero aquello nada de nada. Contracciones pero de Braxton, de las de verdad, nada. Así que a las 2 de la mañana viendo que no conseguía nada me fui a dormir porque imaginé que al día siguiente sería largo.
El día 10 me bajaron para inducirme el parto a las 9 de la mañana. Ya llevaba más de 24 horas con la bolsa rota. Me llevaron a una sala de pre-parto y a las 10 me pusieron el gel para ablandar el cuello del utero. Pues chicas, fue inmediato. Ponerme el puñetero gel y comenzar con contracciones cada 3 minutos. Ahí empezó mi sufrimiento. Jamás pensé que aquello pudiera doler tanto, en serio. Veía las estrellas. Tenía contracciones de picos de 130, 140, 150, cada 3 minutos, con una duración de 45 a 60 segundos. Cuando llevaba así ya dos horas, empecé a suplicar la epidural. Vinieron a mirarme y oh, dios, no había dilatado más que 1cm, así que había que seguir sin nada. En resúmen, para no aburrir, tarde 7 horas en dilatar 3cm. Lloraba de dolor, gritaba, (como en las películas os lo prometo) suplicaba por la epidural, incluso llegué a pedir que me hicieran cesarea porque no podía soportarlo más. Pero tras 7 horas por fin con 3cm me pusieron la epidural y ahi cambió todo, aunque os juro que no se como aguanté. Seguía notando las contracciones pero ya no dolía. A pesar de todo me sento un poco mal, porque me bajó la tensión a 8, 5, así que me daban temblores que no podía controlar y me mareaba. Efectos secundarios de la epidural, pero aún así merece la pena.
En ese momento me llevaron a paritorio. Por cierto, la maternidad de ODonnell fabulosa. El paritorio es una habitación normal, tu marido puede estar contigo en todo momento, los monitores están centralizados donde se encuentran las matronas así que tu estás en total intimidad. Vienen a verte cada hora más o menos para ver la dilatación y el resto estás sola con tu marido. En mi caso entró también conmigo mi hermano que es médico, así que en ese sentido genial.
Y resumiendo. Tarde otras 5 horas en dilatar hasta los 10 cm. Y aún así Rodrigo estaba muy alto, así que decidieron esperar una hora más mientras yo iba empujando en cada contracción para ver si Rodrigo se decidía a bajar por el canal del parto.
A la hora, me asusté mucho. Empezaron a entrar médicos en el paritorio. Rodrigo no quería salir. Entraron 6 ginecólogos, 4 pediatras y 3 matronas. Me hacían empujar mientras uno de ellos me hacía la maniobra esa de que te empujan la tripa para animar a Rodrigo a bajar. Y Rodrigo nada, venía además mal colocado, mirando hacia delante en lugar de hacia atras. Intentaron cambiarle de postura varias veces, pero no habia manera, no quería y se atascaba. Así que al final tuvieron que usar forceps. Casi me da algo. No por mi, sino por mi niño. Echaron a mi marido del paritorio y me hicieron episotomía (creo que tengo aproximadamente 30 puntos por dentro y 6 por fuera) y en tres empujones y con los forceps sacaron a Rodrigo. A las 23,57 horas. A mi marido le llamaron en cuando le sacaron la cabecita para que pudiera ver cómo salía el cuerpo. Sentí perfectamente como salía de mi. Y a pesar de todo FUÉ EL MOMENTO MAS MARAVILLOSO DE MI VIDA. Salió llorando, pobrecito, me lo pusieron encima, le dije "hola pequeñito" me miró y dejó de llorar él para ponerme a llorar yo. Nunca me he sentido mejor que en ese momento. A la media hora, cuando aún me estaban arreglando y cosiendo a mi ya lo tenía a mi lado agarrado a mi pecho y desde entonces no nos hemos vuelto a separar.
Deciros que aunque obviamente no fue el parto de mi vida, volvería a repetir por la recompensa. Si alguna chica aprensiva lo ha leido, que no tenga miedo, no se pasa miedo, en serio. No lo pasé bien, pero de verdad, merece la pena. Y además en muchas ocasiones los partos son fantásticos y las chicas lo disfrutan, así que pensar que hoy día lo raro son los partos como el mío.
Mucho ánimo a todas las que faltais.
Siento el rollo que os he soltado. Creo que me he pasado de largo con el post.
Besos a todas.
Yaiza y Rodrigo (4 días)
