Para todo hay una primera vez.
Mi princesa tiene 22 meses y empezó el día 1 de este mes de Septiembre, como podrás imaginar no fue "un camino de rosas", el primer día nos dejó a su padre y a mi con la boca abierta, pues fuimos los 2 para ver como reaccionaba, y como no sabía a donde iba, se fue con la educadora super-bien, sin llorar y muy curiosa de lo que "ahí se cocía". Cuando fuimos a buscarla al cabo de 3 horas, había llorado un poquito pero estaba todo controlado. ( como hay cámaras web. en las clases, yo la había estado vigilando y parecía estar bien), pero al día siguiente empezó a ir mal de verdad, tan mal que la pobre llevaba encima un estado de ansiedad tal que no podía dormir sola en su habitación cuando lo había estado haciendo desde los 5 meses y se dormía sola desde los 13 meses.
Vómitos, fiebre, diarrea fuero "el pan de cada día" la primera semana, estado de ánimo nervioso, caprichoso, lloroso, pero ahora puedo decir que la tormenta ya pasó y vamos cantando a la guardería. No hay problema en dejarla e incluso me manda un beso al irme, eso sí cada día la informo de cuando voy a buscarla, ella al no entender de espacio-tiempo si entiende de rutinas, así que sabe que después de dormir la siesta, la mamá la recoge y se queda tan a gusto.
Si en clase va "a su aire" y no se relaciona piensa que es normal, a estas edades suelen ser muy independientes. Mi hija ahora no comparte juego con los demás niños, si no que observa a todos y empieza a acercarse poco a poco, no esta para nada apegada a la educadora, va a su aire, pero participa en todas las rutinas que realizan y la veo a gusto y eso es lo importante.