Foro / Maternidad

Un articulo que deso compartir con uds sobre la manipulacion en torno al abuso sexual.

Última respuesta: 28 de marzo de 2011 a las :06
A
anait_6750179
27/3/11 a las 21:18

Desde la infancia se produce una operación simbólica por la cual las mujeres estamos preparadas para ser violadas. Más que preparadas, avisadas de que puede ocurrir. De que la pollera corta, el pelo suelto, los labios pintados o una caminata de madrugada son señales, más que de peligro, de que una quiere que la violen. Y que si eso ocurre, más vale que llegues a la comisaría bañada en sangre. Las mujeres que después de denunciar tienen que ir al hospital porque se resistieron demasiado o pelearon, son un 15 por ciento del total que denuncia. La mayoría está en condiciones de subirse la ropa, y llegar por sí solas a la comisaría. Estarán más o menos despeinadas pero no tienen la ropa rota ni están llenas de sangre, explica Zaida Gatti, coordinadora del programa Víctimas contra las violencias de la Oficina de la Mujer de la Ciudad de Buenos Aires.

Si vas ahí te garchan seguro, se decía de la frontera peligrosa de mi barrio. Cuando vayan a bailar no tomen cualquier bebida: les pueden poner droga y violarlas sin que se den cuenta, decían las madres. Variaciones como no hagamos dedo porque seguro nos violan entran en el cuadro de una posibilidad que se abre en otro margen de situaciones, mucho más inesperadas. Por lo tanto, la educación sobre el peligro de ser violadas no sólo es inefectiva sino que es disciplinadora: adónde ir, adónde no ir jamás, cuándo arriesgarse, cuándo mejor no hacerlo. Lo cierto es que hay más probabilidades de que una mujer sea abusada por un compañero de facultad en una tarde de estudio que por un encapuchado a la vuelta de un boliche. Si bien hubo casos de taxistas que llevaron pasajeras a los bosques de Palermo, es mil veces más posible que un padrastro, el primo del padre o el tío lejano (sólo por nombrar algunos parentescos) hayan abusado de una niña de la familia. De una misma. Muchas mujeres naturalizan el abuso, otras lo enmascaran bajo el yo lo seduje y después me banqué que pase, otras lo entierran en la memoria. Lejos de la violación de callejón que nos deja con la vida entre paréntesis, estos hechos ocurren habitualmente en ambientes que nos son cercanos e insinúan que allí donde había un cuerpo de mujer, podía haber un abuso. No es algo que viene desde afuera, está en el ADN de ser mujer. Y sobre todo, insinúan que allí donde hubo una risa, una palmada fuera de lugar o un abrazo intenso, el no retroceder femenino puede ser leído como un SI con mayúscula.

En Teoría King Kong, Virginie Despentes describe una violación propia y confiesa que el relato de una amiga, tres años después de su propia experiencia, la estimuló a poder llamar violación a su propio episodio. VD describe el mecanismo que se dispara cuando una mujer es violada, probablemente por uno o más hombres que, a su vez, no se sienten violadores. Desde el momento en que se llama a una violación violación, todo el dispositivo de vigilancia de las mujeres se pone en marcha: ¿qué es lo que quieres?, ¿que se sepa lo que te ha sucedido? ¿Que todo el mundo te vea como a una mujer a la que eso le ha sucedido? Y de todos modos, ¿cómo es posible que hayas sobrevivido sin ser realmente una ... rematada? Una mujer que respeta su dignidad hubiera preferido que la mataran. Mi supervivencia, en sí misma, es una prueba que habla contra mí. Porque es necesario quedar traumatizada después de una violación, hay una serie de marcas visibles que deben ser respetadas: tener miedo a los hombres, a la noche, a la autonomía, que no te gusten el sexo ni las bromas. Te lo repiten de todas las maneras posibles: es grave, es un crimen, los hombres que te aman, si se enteran, se van a volver locos de dolor y de rabia. Así que el consejo más razonable, por diferentes razones, sigue siendo guarda eso en tu fuero íntimo. Asfixiada entre dos órdenes. Púdrete ... como quien dice.

Es el silencio la mejor opción si es que conseguiste salir viva de ese infierno, de ese trauma irrecuperable. Gatti cuenta que las frases más comunes de los familiares durante las denuncias son pero viste, yo te dije, ¿para qué fuiste a ese lugar, vestida de esa manera?, o bueno, terminemos todo rápido, no hablemos más de esto, o la madre que dice justo a mí me tuvo que pasar esto. Entonces las víctimas terminan haciéndose cargo de lo que le pasa a la familia, callando, dejando sus historias guardadas y negando la cadena más elemental de la cultura, que es la transmisión de la experiencia, y habilitando a que se infle el globo del mito, el relato inventado, la farsa. Despentes explica que no hay experiencia sobre la cual una persona no pueda recurrir a testimonios reales que lo alejen de los demonios: es la violación la única trama donde las mujeres aprendieron a silenciar, a favor de todo un sistema de cosas que mejor resguardar: el sexo extranjero como lo llama, al servicio de la verdadera potencia: el placer masculino, su necesidad de reafirmación en la violencia-violación.

nota completa
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/las12/13-6342-2011-02-20.html

Ver también

S
soda_8775502
27/3/11 a las 23:22

Buen artículo
Estoy preparando un comentario un poco más a fondo, al rato lo pongo. Entretanto, que suba.

A
an0N_796338799z
28/3/11 a las :06

Esto está absolutamente fuera de contexto
Es un corte seco de un reportaje más largo y que habla de Assange y las presuntas violaciones que cometió en Suecia. Sin eso, no se entiende. Al menos yo no lo entendía.

ISDIN Si-Nails

ISDIN Si-Nails

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