Para despejar dudas:
La temperatura corporal normal de los seres humanos varía entre los 36.5-37.5 oC. En general se habla de:
Hipotermia, cuando la temperatura corporal es inferior a los 36 oC.
Febrícula, cuando la temperatura es de 37.1-37.9 oC.
Hipertermia o fiebre, cuando la temperatura es igual o superior a 38 oC.
Factores que afectan a la temperatura corporal
La temperatura corporal se puede ver modificada por diferentes factores, los cuales hay que tener en cuenta a la hora de realizar su determinación:
La edad. El recién nacido presenta problemas de regulación de la temperatura debido a su inmadurez, de tal modo que le afectan mucho los cambios externos. En el anciano la temperatura corporal suele estar disminuida (36 oC).
La hora del día. A lo largo de la jornada las variaciones de la temperatura suelen ser inferiores a 1.5 oC. La temperatura máxima del organismo se alcanza entre las 18 y las 22 horas y la mínima entre las 2 y las 4 horas. Este ritmo circadiano es muy constante y se mantiene incluso en los pacientes febriles.
El sexo. En la segunda mitad del ciclo, desde la ovulación hasta la menstruación, la temperatura se puede elevar entre 0.3-0.5 oC.
El ejercicio físico. La actividad muscular incrementa transitoriamente la temperatura corporal.
El estrés. La emociones intensas como el enojo o la ira activan el sistema nervioso autónomo, pudiendo aumentar la temperatura.
Los tratamientos farmacológicos.
Las enfermedades.
La temperatura ambiente y la ropa que se lleve puesta.
La ingesta reciente de alimentos calientes o fríos, el haberse fumado un cigarrillo, la aplicación de un enema y la humedad de la axila o su fricción (por el ejemplo al secarla) pueden afectar el valor de la temperatura oral, rectal y axilar respectivamente, por lo que se han de esperar unos 15 minutos antes de tomar la constante. Si la axila está húmeda, se procederá a secarla mediante toques.
La temperatura corporal se puede determinar en tres zonas: la axila, la boca y el recto. Las dos últimas son las que nos dan una idea más precisa de la temperatura real del organismo, ya que el termómetro se aloja en una de sus cavidades (temperatura interna, frente a la temperatura externa axilar). En general, la temperatura rectal suele ser 0.5 oC mayor que la oral y, ésta, 0.5 oC mayor que la axilar.
Temperatura rectal
Es la más exacta de las tres, aunque es la más incómoda. Está indicada en los niños menores de 6 años y en los enfermos inconscientes o confusos. Sus contraindicaciones son: pacientes con cirugía o trastornos rectales y pacientes con tracción o yeso en la pelvis o en las extremidades inferiores.
Temperatura oral o bucal
Entre sus ventajas se encuentran el ser accesible y cómoda, además de bastante fiable. Como desventajas hay que mencionar el posible riesgo de lesión y/o de intoxicación por mercurio si el termómetro se rompe dentro de la cavidad oral. Está contraindicada en las siguientes situaciones:
Bebés y niños menores de 6 años, ya que su comportamiento es imprevisible.
Pacientes con patologías y cirugías orales o que tienen dificultad para respirar por la nariz (incluidos los enfermos con sonda nasogástrica).
Pacientes inconscientes, confusos, alterados o con convulsiones.
Pacientes que están recibiendo oxígeno a través de una mascarilla.
Temperatura axilar
Es la más cómoda y segura, aunque la menos exacta (temperatura externa).