Seguramente hoy tengo un día "tonto" o estoy más sensible de lo habitual, pero llevo el día llorando al ver la actitud de mi hijo, especialmente conmigo.
No pretendo culpar a nadie, pero mi marido no pasa tiempo ninguno en casa y el poco tiempo que está es como otro niño más, sólo juega con ellos, los consiente en todo, y cuando se portan mal y hay que regañarles o les molesta, me llama a mí para que les riña o se los quite de en medio.
Yo soy el poli malo que los obliga a comer pescado, verduras, que los baña, les pone el termómetro, les da el jarabe, los lleva al colegio, al médico...y hasta los obliga a ir a la cama...todo lo aburrido y que no les gusta. Hasta cierta edad, como yo era la que estaba las 48 horas con ellos, tenían incluso "mamitis", pero ahora en el mayor noto cierto rechazo. Está todo el día diciéndome que soy mala, incluso noto una ausencia de empatía que me parte el alma. Alguna vez me he hecho daño o sangre y se ríe, es como si disfrutara. Recientemente me corté con un cuchillo y se reía, incluso me dio un golpe. Lo consulté y me dijeron que a esa edad (4 años) no se ha desarrollado bien la empatía...pero noto que su hermano de 2 llora cuando el mayor se hace daño, cuando ve a otro niño llorar. Cuando hemos ido a vacunar al pequeño, él se tiraba por el suelo de la risa al ver a su hermano llorar.
No colecho como norma, pero casi todas las noches acaba en mi cama y la otra noche al ver que subía a la cama fui a cogerlo para ponerlo bien y taparlo y empezó a pegarme puñetazos y a llorar diciéndome que me fuera que quería estar solo con su papi. Se me partió el alma y no tenía fuerzas, ni era la hora, para que se montara una guerra y me fui al sofá.
Otro día, un sábado, cuando nos levantamos, se puso a llorar gritando que me fuera, como una rabieta y me puse el chándal y me fui a correr, más que nada porque necesitaba llorar y no quería hacerlo delante de ellos.
Para mí es duro estar todo el día en casa y ser la mala, digo ser la mala porque para mi marido es lo mismo que coman una comida completa que una chocolatina. De hecho, ha sufrido y sufre trastornos alimenticios, por ejemplo, antes de comer se come un paquete grande de patatas fritas, una lata de atún, un paquete de picos...lo que encuentre...y después de comer, cuando ya he quitado la mesa, saca galletas, chocolates...Los días que está en casa es un bufé libre permanente de patatas fritas, chocolates, galleteas...y obviamente los niños lo que comen es eso, cuando llego yo con el plato de berenjenas, dicen que me lo coma yo. Aparte, todo el suelo lleno de galletas, chocolatinas pisadas, que el pequeño vuelve a comérselas del suelo...un descontrol total. Con los horarios, lo mismo. Como llega a casa tarde, no tiene reparo en despertarlos y, si no he conseguido dormir al pequeño, lo coge, se pone a jugar con él, vuelve a darle de comer (patatas fritas, picos, aceitunas...). Hablamos y lo comprende todo, de hecho se pasa el día enviándome artículos sobre nutrición para que sus hijos no tengan y sufran lo que ha sufrido él (bulimia, sobrepeso...), pero a los dos minutos se le olvidan los buenos propósitos y si no hay artillería en casa, sale a buscarla para cebarse y cebar a los niños. Para los niños, es una fiesta, especialmente para el mayor, que este año ha decidido que ya no le gusta el pescado, ni la carne, ni la fruta ni las verduras y la hora de la comida se convierte en una tortura, menos cuando llega papá cargado de donuts, bollos, galletas, patatas fritas...Y yo soy la bruja mala que las quita de en medio, las esconde.
No sé qué hacer, intento buscar ratos para jugar con ellos y ser en algunos momentos la "mamá molona" pero no doy más de mí, me falta tiempo...