Hola chicas, os cuento mi parto, que fue el día 1 de marzo. Es un poco largo, la verdad...
Ingresé para la inducción el día 28 de febrero, justo a las 42 semanas de gestación, ya que Joel no quería salir de ninguna de las maneras. Por la mañana, a las 8 me introdujeron el gel, y me dijeron que podía tardar hasta 24 horas en borrar cuello y dilatar (yo casi no había borrado apenas).
Las contracciones empezaron al poco tiempo, y sobre las 3 de la tarde empezaron a hacerse insoportables. Yo siempre he padecido de la zona lumbar, con rehabilitaciones, dolores... y llevaba desde el 6 mes de baja por lumbalgia. Pues las contracciones se me agarraron precisamente ahí, cada una más intensa que la anterior, hasta el punto de gritar, llorar y patalear durante casi 25 horas. Parecía que me arrancaban la carne de las lumbares, nunca imaginé un dolor tan horrible. Mi marido y mi madre padecían con cada grito mío, y mira que yo tengo aguante, pero aquello era insoportable. Lo dicho, 25 horas de dilatación y de dolores insufribles. Pero Joel iba a nacer, no había mejor recompensa.
La madrugada del día 1 me rompieron la bolsa, y cuando por fín alcancé los 3 cm de dilatación, me pusieron la BENDITA epidural. Y así estuve hasta dilatar los 7 cm, con mi marido a mi lado, y descansada, tanto que me dormía. Mi marido aprovechó para decirle a la familia que faltaba poco y tomarse un café rapidito. Mientras, yo en el paritorio, me puse a 10 enseguida, y vinieron a asistirme. Joel iba a nacer ya!! Me pidieron que empujase, y yo empujé con todas mis fuerzas. Una enfermera insistía en que yo no sabía empujar, en que hiciera como si tuviera que "hacer caca", y eso hacía yo... Pero de pronto el monitor del latido de Joel pegó un bajón, llamaron al médico, y miró, me pidieron que empujase. Yo ya estaba nerviosa, y oí lo que me estaba imaginando: "tenemos que hacerte una cesárea de urgencia". El niño no salía y encima llevaba una vuelta de cordón.
Mi cuerpo me dió la vuelta, y me llevaron a quirófano. Mi marido llegaba en ese momento, y el médico le dijo "dale un beso a tu mujer que vamos a hacerle la cesárea". Mi marido palideció, y me dió un beso, yo me quedé con su cara, y empecé a llorar.
Desde hace muchísimos años, y sobre todo en el embarazo, cuando pensaba en el parto, pensaba y me ilusionaba con el momento cumbre, cuando ponen a tu hijo recién nacido en tu pecho, cuando sientes su calor... Y yo no iba a tenerlo así, no iba a vivir esa sensación, lo ví pasar con una enfermera y después me lo trajeron un segundo, en el que pude darle un beso. Me sentí tan frustrada que no pude llorar más que una mísera lágrima.
Se llevaron a mi hijo mientras me cosían, y el médico me dijo al oído que mirase a la puerta, allí estaba mi marido, que se había derrumbado a llorar al verme así. Una vez subí a la habitación, pude ver a Joel, y lloré, claro que lloré, pero no era lo mismo. Ya estaba conmigo, y eso era, y es, lo que más feliz me hace.
Pero aquí no acabó todo. Al día siguiente vinieron a quitarme la sonda y 2 cateters que llevaba al lado de la raja de la cesarea. Un cateter y la sonda salieron sin problemas. El otro no salía. La enfermera tiraba con fuerza, y yo gritaba tanto que podían oírme por toda la maternidad. Aquel dolor era como 10 veces la contracción más fuerte que había tenido la noche anterior. Notaba como si me fueran a sacar las tripas por ahí. Llamaron a más enfermeras, médicos y todos tiraban; yo gritaba que parasen, y al fin lo dejaron. Por la tarde subiría otro médico y a ver qué hacían. Me dejaron horas dolorida, con calmantes, unas horas terribles hasta que vino el médico, que volvió a tirarme varias veces del catéter a pesar de mis gritos y mis súplicas (menos mal que coincidió que mi marido no estaba en ese momento, si no, los mata). Así que el remedio no era otro más que abrirme de nuevo, y esa misma noche volví a quirófano para sacar el catéter.
Gracias a Dios todo acabó ahí, ahora estoy con unos dolores que no puedo apenas sentarme, dos operaciones a la espalda y cebada a calmantes; por eso he tardado tanto en dar señales de vida.
Me siento súper frustrada, mi parto, que quizá idealicé, me pareció una pesadilla. Doy gracias a Dios por haber sufrido yo, y que Joel no sufriera, está sanísimo y es el sentido de mi vida, un glotoncillo que me mira y me sonríe cuando le cojo.
Siento haberme estirado tanto con el post, necesitaba contarlo y desahogarme.
Un millón de besos a todas las gordis, no quisiera asustaros; la mía fue una experiencia que no le desearía a mi peor enemigo.
SeleneRW & Joel (11 días)