Este cuento está en el libro "El camino de las lágrimas" de Jorge Bucay, que os recomiendo a todas las que habéis pasado por una pérdida.
A mi el cuento me ha llegado al corazón y me está ayudando a salir del horror en el que me metí el 24 de enero, cuando me enteré que había perdido a mi bebé de 18 semanas.
Os lo dedico a todas las mujeres valientes que estáis pasando por esta pena tan grande... para que os anime a empañaros las lágrimas por la noche. Que las velas estén siempre encendidas y los ángeles en nuestro corazón...
Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto.
Desde la muerte y durante años no podía dormir.
Lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día, cuenta el cuento, aparece un ángel en su sueño.
Le dice:
- Basta ya.
- Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.
El ángel le dice:
- ¿Lo quieres ver?
Entonces lo agarra de la mano y lo sube al cielo.
- Ahora lo vas a ver, quedate acá.
Por una acera enorme empieza a pasar un montón de chicos, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos, como uno se imagina el cielo con los angelitos.
El hombre dice:
- ¿Quiénes son?
Y el ángel le responde:
- Estos son todos los chicos que han muerto en estos años y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros...
- ¿Mi hijo está entre ellos?
- Sí, ahora lo vas a ver.
Y pasan cientos y cientos de niños.
- Ahí viene avisa el ángel.
Y el hombre lo ve. Radiante, como lo recordaba.
Pero hay algo que lo conmueve: entre todos es el único chico que tiene la vela apagada, y él siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo.
En ese momento el chico lo ve, viene corriendo y se abraza con él.
Él lo abraza con fuerza y le dice:
- Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz?, ¿no encienden tu vela como a los demás?
- Sí, claro papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero ¿sabes lo que pasa?, cada noche tus lágrimas apagan la mía.
Deja de llorarme, papá, deja de llorar.