No he podido resistirme y he copiado y pegado este mensaje que he encontrado en el foro de Dulce Espera, me han saltado las lágrimas...
----------------------------------------------------------------------------
Un saludo a todas las asistentes. Este texto suma y sigue de otro anterior- de noviembre -1992.
Hace un tiempo -marzo de 1992-, y tras largo tiempo leyendo vuestros mensajes, aprendiendo todo lo que podía, puse un mensaje un tanto deprimente. Por aquel entonces mi mujer, con poca respuesta, se había sometido ya a cinco transfer, y seis ciclos de estimulación, ya que en el segundo no tuvimos embriones -servidor tiene astenozooespermia-, lo que obligo a ICSI a partir de entonces. ¿Resultado de tres años de sufrimiento?. Pues una inflamación pelvica con una infección de caballo, extirpación de las dos trompas, un ovario, y la moral, el animo y lo que sea por los suelos. Del dinero, ni hablar, bromeamos diciendo que si algun dia lo conseguiamos, si era chica de nombre Mercedes, y si era chico BMV.
Tres de vosotras nos animasteis -a mi en concreto mucho, estaba dispuesto a tirar la toalla- a seguir adelante, que casos más dificiles se habian vista. Me resultaba insoportable ver la desilusión de mi mujer cada vez que solo encontrabamos una raya en el test. Era una tortura que todas conoceis. Primero vez si habia o no ovocitos -nunca hemos tenido más de 5-, despues la punción -siempre un ovocito estaba vacio-, despues el ICSI -siempre uno menos-, después el transfer, y luego quince días de agonía. Siempre con una línea menos de la deseada. Incluso hemos llegado a confundir una perdida normal con el inicio de la regla, debiendo parar en el segundo control de estradiol por que aquello no iba.
Pero las cosas pueden empeorar, si alguna recuerda mi mensaje anterior. En el ciclo siguiente, hubo tres ovocitos, conseguidos poco a poco, hasta los 21 mm. El día de la punción, como siempre un ovocito huero. ICSI con dos óvulos. Llegamos al transfer y bajada de ánimo, un solo embrión. Lo transfieren, el reposo de cinco días y la tortura hasta el día del test. Por fin, hoy es día señalado. En casa, ya no duerme ni el gato desde las cinco de la mañana. Por fin a las siete hacemos la prueba. Como siempre una sola raya. Mi mujer hecha polvo, otro ciclo a la basura, la moral por los suelos, etc....
Cojo el test, lo miro, lo remiro, lo vuelvo a mirar. Para mi que hay una tenue, muy tenue raya. Casi invisible. ¿Me la estaré inventando?. La madre que parió al test. Llamada a la clínica. A las 8.30 en la puerta para hacernos una beta en sangre. Tarda media hora. No pasa nada, nos vamos a desayunar, total llevamos tres años de espera durante los cuales se han quedado embarazadas todas las chicas que conocemos. Volvemos, que agonía. Prueba superada. Estamos embarazadas. Insisto, que agonía. En el mensaje anterior finalizaba diciendo ¿Que porque os cuento todo este rollo?. Pues por no salir a la calle y ponerme a gritar. Por daros muchos ánimos, por daros las gracias, y por que estoy -estamos- pasmados.
Pero, pocos días después, comenzó un ligero sangrado, seguido de otro más fuerte, en fin . Se acabo. Te duele hasta el pelo. ¿Qué hemos hecho para merecer esto? Mi mujer, hasta ahora una roca, se rompe en pedacitos. No queremos salir, no queremos nada, esto es desesperante. Pasan los días. Poco a poco mi chica vuelve a ser ella, ha tomado una decisión y no van a poder con ella. No se donde fabrican a las chicas, pero ciertamente las hacen duras. Yo hace tiempo que habría desistido.
Se inicia otro ciclo, otro negativo. Otro dolor en el alma.
Otro ciclo más. Como siempre, peregrinaje y ahorro para conseguir los medicamentos. Comienzan los pinchazos, y tu única aportación es preparar las dosis y acompañarla a la consulta. Tres folículos parecen responder. Al final, los tres llegan a los 18 mm. Tras la punción, y una vez lavados, sorpresa, los tres tienen ovocito. Bueno, hemos tenido días peores. Llega el día del transfer, hay tres embriones, caramba, como en los mejores ciclos.
Pero ya estamos curtidos en decepciones. No nos hacemos ilusiones, o al menos aparentamos no hacérnoslas. No se lo comentamos a nadie. Intentamos recordar todas las cosas que hicimos la vez anterior que hubo un positivo, y que nos pudieron dar suerte. Que si comiste esto, que si aquello, que si las pastillas de germen de trigo, que si la espirulina, que se yo. Incluso otra vez velas a Santa Rita, a pesar de que hace años que no piso una iglesia.
Llega el día de la prueba. Recogida en ayunas. Como la otra vez, me encargo yo de sumergir el test en el líquido y de vigilar el resultado, por aquello del minuto, mi mujer no soporta la espera. No hace falta, según sube el líquido por el fieltro, dos hermosas rayas. mi vida, estas embarazada. Ha dado positivo. No se lo cree. Lo miramos cientos de veces, un positivo en condiciones. Os juro, que antes de tirarlo una semana después, le saque varias fotos.
Estamos, también yo, de trece semanas, o de 160 semanas si contamos desde el primer ciclo.
En nuestra línea, y como parece que no tenemos derecho a dormir tranquilos, inicialmente hemos tenido varias pérdidas ligeras, y juro que se nos paró el corazón cada vez, pero todo va bien por ahora. Ya tengo tres ecografías. Las miro y las remiro. Con la primera pérdida, nos vamos corriendo al hospital, y sorpresa, sorpresa, la primera ecografía vaginal tras el positivo no nos dice si es niña o niño, nos dice que vienen dos. Mi Mercedes y mi BMW. O mi dos Mercedes o mis dos BMW, me da igual.
Dentro de una o dos semanas la amnio. Y dentro de unas 24 semanas el parto. Estoy asustado, muy asustado, y creo que mi mujer - de roca como ya os dije- también. Cada vez que me llama, me imagino lo peor. Pero, a pesar de mis miedos y de desear que ya hubieran nacido, he decidido disfrutar de estas 24 semanas que quedan hasta el parto, y eso que cada semana que pasa tengo la sensación de escalar otra etapa. Que largos son los dias.
La vez anterior finalizaba el mensaje diciendo que tenía ganas de salir a la calle y gritar. Ahora no, esta vez quiero silencio, tranquilidad, el alboroto vendrá después. Ahora nos dedicamos a ver sillas y carros gemelares mira que son grandes-, ropita, accesorios, a mirarnos la barriga de perfil, a tener nauseas por las tardes, a buscar en Internet lo que halla relativo a mellizos, etc. El otro día, yo solito, me pase una hora viendo pañales, potitos y demás en el hiper. Lo siento, me estoy poniendo babosito.
Señoras, ánimo, suerte y gracias. No desfallezcáis. Yo estaré calladito hasta febrero, y luego mis dos pokemon ya chillaran.
Besos, y ánimo a todas.
Txus