ALEMANIA: UTILIZAN RESTOS DE ABORTOS PARA ASFALTAR CALLES
Los obispos alemanes: una falta de respeto aterradora
BERLIN, 22 jul (ZENIT).- Las conclusiones de un programa de televisión, recogidas por el diario "ABC", revelan que los casi 4.000 abortos anuales de las clínicas berlinesas (unos 50.000 en los últimos doce años), acaban como material orgánico para la composición de un granulado que se utiliza para asfaltar las calles.
Fuentes de la empresa encargada de procesar los desechos "especiales" de los hospitales de Berlín, consideran que se trata de un procedimiento técnico normal en el marco de las posibilidades legales.
La responsable de Salud del ayuntamiento de Berlín no es de la misma opinión. Su portavoz ha hecho saber que el procedimiento no es "éticamente responsable" y que su departamento creía hasta ahora que los fetos eran incinerados. Eso mismo pensaban los responsables de la clínica Virchow, en la que se descubrió el caso.
El procedimiento mencionado se aplica a una gran variedad de desechos orgánicos, como miembros, partes de órganos o conservas de sangre, y consiste en su homogeneización, esterilización, desecado y centrifugado. El granulado que surge del proceso es luego calcinado y utilizado para aislamiento de depósitos y también en el recubrimiento de calles.
Aunque la ley establece que los fetos de más de un kilo deben ser enterrados como es debido y los padres pueden reclamarlos para su entierro, lo cierto es que esto sucede pocas veces. Las razones son diversas, pero las principales son el choque emocional y también lo elevado de los costes de un entierro de este tipo, que en Berlín supera los mil dólares.
Se teme que el procedimiento no sólo se aplique en las clínicas alemanas y que puede afectar a cualquier país europeo donde la legislación no deje claro qué hacer con los abortos prematuros o cómo han de tratarse los restos humanos. El escándalo ha hecho reaccionar a los más diversos estamentos, como la Conferencia Episcopal, quien ha calificado esta práctica como una falta de respeto aterradora en la forma en que se trata a los no nacidos.