Me he animado a contaros mi experiencia porque, después de haber vivido dos partos muy diferentes, creo que puedo animaros a todas a intentar tener un parto natural.
Mi hija nació hace ahora casi 7 años. Fué un parto programado porque ya pasaban 2 semanas de la fecha posible de parto. Lo recuerdo con cariño e infinita felicidad porque vi la cara por primera vez de mi pequeña, pero mi experiencia en el parto dejó mucho que desear. Me sentí... como una simple espectadora de todo lo que ocurría. No recuerdo haber recibido ninguna explicación de lo que me estaba pasando, y ni que decir que no decidí sobre nada acerca de mi propio parto. De allí salí con mi niña en brazos, mil puntos de sutura, de una episiotomía infinita y pocas ganas de repetir la experiencia.
Por eso, cuando me quedé embarazada de mi chiquitín, tuve muy claro desde el principio, que esta vez mandaba yo. Quería sentirme protagonista de mi propia historia y, vaya si lo conseguí.
Era el día 3 de mayo por la noche cuando empecé a sentir que mi niño empezaba a "impacientarse". Cómo no me había puesto de parto con mi hija, no supe definir claramente si aquello eran contracciones o simples molestias, así que decidí cenar y dormir, algo incómoda, pero esperar al día siguiente... a ver que pasaba!!! Por la mañana seguía con mis dolorcitos, así que después de ducharme, cojer la bolsa y desayunar, me fuí para el hospital Santa Caterina de Girona (os lo recomiendo totalmente) para que me confirmaran si estaba de parto o eran imaginaciones mías...jajaja.
Estaba de parto y dilatada de 3 cm. pero me propusieron dos opciones. O me quedaba dilatando allí o me iba a dar un paseo y, por supuesto, decidí el paseo. Además era el día de la madre, tenía que aprovechar aquella bonita mañana de mayo. Así que mi marido y yo paseamos durante 2 horas. De hecho fuimos a visitar a unos amigos dueños de una floristería. Fué cómico pasar las contracciones mientras charlábamos entre ramos de flores para las mamás (precioso recuerdo). Cuando volvimos al hospital ya estaba de 7 cm. y, cual fué mi sorpresa, cuando me propusieron entrar en una piscina de agua calentita, para paliar en lo posible el dolor de las contracciones. Acepté no sin algo de recelo, porque me pareció extraño. Fué fantánstico, que relax... por eso, cuando llegó el momento en que mi peque dijo: que llego!!!, no hubo quien me sacará de aquel agua tibia. Nació en el agua, después de una hora de contracciones y empujones... No hubo epidural, ni episiotomía.... sólo me acompañaron mi marido, una enfermera y la comadrona y, aunque no lo podía comprender en aquel momento, nadie ayudó a nacer a mi bebe. Él solito se abrió paso en mi y sólo cuando calló completamente al agua, la comadrona lo cogió para ponerlo en mi regazo. Fué el momento más emocionante de mi vida. Los dos empapados y juntos, la mejor culminación de 9 meses maravillosos.
No podeis tener miedo a que vuestro hijo nazca, las mujeres estamos totalmente preparadas para traer solitas a nuestros pequeños al mundo. Os animo a que vivais la mejor experiencia de vuestras vidas.
