Querido bebé:
No tuve antes ánimo para escribirte esta carta, que aunque sé que no recibirás nunca, me alivia en parte, y me permite decirte algunas cosas.
Aunque la verdad es que no estaba tan convencida como tu papá de tener un hijo, cuando supe que venías en camino me ilusioné mucho, y el poco tiempo que estuviste dentro de mi te quise mucho. Siempre serás mi primer hijo, y jamás te olvidaré.
Sufrí mucho cuando supe que habías fallecido, fue un golpe muy fuerte, nunca había sentido una pena tan grande como la que sentí en ese momento.
Con los días, semanas, meses, me he sentido mejor, aunque tengo muy claro que nunca podré olvidar esa pena, aunque tampoco nunca olvidaré la alegría que sentimos cuando escuchamos el latido de tu pequeño corazón. No sé si habrás sufrido, hijo, espero que no hayas sentido ningún dolor, hubiera querido protegerte, pero no pudo ser. Perdóname.
Tu papá tiene ganas de que lo intentemos otra vez, yo creo que también lo quiero, por eso necesito que sepas que aunque tengamos otro hijo, tú siempre serás para mí el primero, y nunca te olvidaré ni te dejaré de querer.
Siempre serás parte de nuestra familia, y espero, aunque no creo en Dios, volverte a ver algún día, para poder abrazarte como no pude hacerlo.
Un abrazo
Tu mamá