Eso fue lo que me dijo hoy Carmen cuando iba a despedirme de ella antes de irme a trabajar. Sabía decir vaca, y estaba viendo un baby einstein cuando debió de llegar a la conclusión de que las vacas dicen muuu (yo es que soy un poco rara, y nunca le he dicho eso de pato cua-cua, perro guau, gato miau... la pobre se lo está teniendo que currar sola, y no va nada mal: ya tiene identificados al perro, al pato, al pájaro, al pollo, a la rana, y hoy a la vaca)
Bueno, a lo que iba. Que me soltó eso de muu, muu, vaca y yo se lo celebré como la ocasión merecía, diciéndole todo tipo de lindezas y valorándoselo muy mucho porque también está en mi forma de ejercer la maternidad el aclamar cada logro, por pequeño que sea, de mi nena. Luego me fui a trabajar y cuando he llegado a casa me cuenta Javier, muerto de risa, que se pasó la tarde pidiéndole la vaca. No tiene ningún peluche ni muñeco de vacas, así que os podéis imaginar la cara a cuadros del papá cuando la niña seguía insistiendo con la vaca. Entonces empezó a darle cachivaches para entretenerla y que se le pasara la fiebre de la vaca. Y cuando le ofreció un Snoopy, se puso contentísima, por fin su zoquete padre había encontrado la vaca
Y el pobre Snoopy creyéndose un perro. Mucho me temo que tendrá que ir al psiquiatra, a ver cómo si no va a superar esta crisis de identidad que se le avecina. Muuu, muuuu....
Besitos.