Si hasta me da pena el gato
aunque te aseguro que si yo le hiciera a mi gato lo que Jordi le hace, iría ya marcada de arriba a abajo -es mío, sólo mío (como le gusta recalcar a mi maridín), pero mantenemos desde siempre una relación de amor-odio, jejeje-. Yo también tenía un poco de miedo pero Goku siempre ha pasado bastante de Jordi, sobre todo cuando éste lo llama, se esfuma como si se lo hubiera tragado la tierra, jejeje. Lo de los pelos, pues lo que ya te han dicho: ¿y esas piedrecillas del parque? ¿y esas colillas tan apetitosas que hay sobre la acera? Igual que en la calle no lo llevas entre algodones tampoco hay que dramatizar con lo que el bebé pueda encontrar en casa. Además, no sé si he tenido suerte o es lo normal, pero Goku, nunca, nunca ha intentado meterse ni en la cuna ni en el carro de Jordi, y, a su vez, Jordi nunca ha intentado jugar con la tierra del gato ni probar su comida, ni nada por el estilo. Así que no tengas miedo, aumenta las precauciones y estate más atenta cuando anden uno cerca del otro pero tampoco exageres las cosas porque esa sí sería una buena forma de que el gato le cogiera celillos al niño. Nosotros no hemos cambiado nada nuestra actitud hacia el gato, lo único que hicimos fue, durante el embarazo de Jordi, encerrarle a dormir en la cocina -en vez de en toda la casa como solía- para que no asumiera que eso tenía que ver con el bb. A mí me ha ido bien aunque, igual cuando vea que llega otro invasor, hace la maleta y se va de casa, jejeje. Muchos besitos.