Bebé: (pateando dentro de su mamá) ¡Mamita! ¡Mamita!
Mamá: Sí, mi Bebé... Estoy aquí...
Bebé: ¿Te das cuenta cuando te llamo?
Mamá: Claro mi amor... A cada momento que te mueves, que me pateas, que siento tus manitas como si estuvieran explorando.
Bebé: Para eso lo hago, Mamá. Para que sepas que siempre estoy aquí y no te olvides de mí.
Mamá: ¡Pero si yo nunca me olvido de ti! Todo lo que hago, lo que pienso, lo que sueño y planifico, es pensando en ti. Te llevo conmigo adonde vaya, me alimento pensando en ti, trabajo y descanso pensando en ti, en tu bienestar.
Bebé: Me gusta estar aquí adentro de ti, Mamá, porque me siento segura, pero tengo muchos deseos de verte, de que me abrazes.
Mamá: Tus deseos no son más grandes que los míos. Estoy ansiosa por tenerte ya en mis brazos, de acariciar tu carita, tus brazitos, tus piernitas, pero aún debemos esperar.
Bebé: Mamita, ¿sabes que? Ya yo reconozco tu voz entre las demás. Reconozco tus manos que me tratan de acariciar. Ya las siento... No sabes lo feliz que me siento cuando oigo tu voz, cuando me hablas y me acaricias.
Mamá: No sabía que me reconocieras.
Bebé: Sí, tus manos son suaves como las nubes.
Mamá: ¿Las nubes? ¿Cómo sabes de ellas? Están tan lejos...
Bebé: No sé cómo pero las he visto. He visto muchas cosas hermosas que no te podría explicar bien. Y he visto también lugares preciosos llenos de flores, mariposas, olores, colores...
Mamá: ¿Pero cómo has visto esas cosas?
Bebé: Hay Alguien que me lleva de la mano a ver esas cosas hermosas.
Mamá: ¿Alguien...?
Bebé: Un Ser hermoso, lleno de paz, de amor, de luz, que está siempre velando y dirigiendo mis pasos, mi crecimiento, mi desarrollo, y a la vez me lleva a conocer el universo.
Mamá: Entonces tú conoces más de los misterios del universo que yo.
Bebé: Pero tú me tendrás que enseñar todo de nuevo, porque ya me advirtieron que al momento de salir al mundo y abrir mis ojos por primera vez, todo eso lo olvidaré.
Mamá: ¿Por qué?
Bebé: Porque, según me dijo, está guardando lo mejor para el final. Para mí el ver tu rostro será más hermoso que todas las cosas bellas que he visto hasta ahora.
Mamá: Mi cielo, más hermoso que mi rostro será el amor que verás en él, el amor grande y profundo que tengo para ti.
Bebé: Mamita, pero a veces siento miedo de nacer porque no sé cómo es el mundo y aquí me siento segura.
Mamá: No debes temer porque yo estoy siempre contigo y hay Alguien que estará contigo y conmigo cuidándonos, protegiéndonos, amándonos y bendiciéndonos.
Bebé: ¡No me lo digas que yo sé quién es!... Es el mismo que está conmigo aquí y que me enseña todo lo hermoso...
Mamá: Sí, es tu Creador, mi Creador, el Creador de todo... El nos ama con un amor que no se puede medir. Me ama tanto a mí que me bendijo permitiéndome tener dentro de mí un milagro, que eres tú.
Bebé: Y me ama tanto a mí que me bendijo dándome tu amor... Ese amor que ya siento, un amor como el suyo.
Mamá: Su amor es mucho más grande porque El es más grande. El es Dios y es Amor.
Bebé: Yo también quiero verlo, Mamita. Aunque está conmigo y me acompaña a todas partes como tú, no he podido ver su rostro.
Mamá: No podrás verlo, mi vida. Porque El está guardando lo mejor para el final. Pero algún día lo veremos.
Bebé: ¿Lo veremos?
Mamá: Sí, y mientras tanto, yo lo veré en tu rostro...
Bebé: Y yo en el tuyo, Mamita...
Una amiga me lo envió, espero que les guste ...