Es alucinante, la peña. Cada vez que me acuerdo me entra más ira y me dan ganas de llorar...
Resulta que hoy fui a tomar una coca-cola con una amiga a un sitio bastante frecuentado que hay cerca de mi casa. Como podéis comprobar, estoy escribiendo en el foro mamás de marzo, así que voy a dar a luz este mes, así que estoy barrigona, muy barrigona, con barriga de embarazada, no cervecera... con un niño dentro, las piernas separadas para estar de pie más cómoda, ropa de embarazada, pose de embarazada y seguro que hasta cara y uñas de embarazada a término.
La cuestión es que llegamos a la cafetería, que es de esas que tiene taburetes y una barra mirando hacia la ventana, en plan escaparate. NO había muchas banquetas, de hecho debía haber cinco o así para todo el bar, incluida también la barra normal, de las bebidas. Así que nos quedamos de pie. Yo a los tres segundos y cinco décimas ya estaba echándole el ojo a todas las banquetas y a la cantidad de líquido que tenían sus usuarios en los vasos, a ver cuál quedaba antes libre. El caso es que se levanta una pareja, sólo ella estaba sentada. Me voy hacia el sitio para coger la banqueta y un señor de unos sesenta años se me adelanta por la derecha y... zas, se coge la banqueta. Vale que igual por detrás no había visto el barrigón pero aún así la jugada fue de lo más sucio. La cosa es que el tipo agarra la banqueta y cuando levanta la cabeza va y ve mi barriga... y suelta: "la querías tú, claro... es que estoy con mi hija que lleva a la nieta en brazos, y es para que pueda descansar.." Miro hacia el lugar que me señala, en la barra de las bebidas, y veo, efectivamente, una chica de mi edad con una niña de un añito o así en brazos que seguía la escena y que me sonrió.... Sonreí yo también -qué remedio- y dije: "ah, claro, no se preocupe" y me volví a mi sitio, de pie en la barra de la ventana. La cuestión es que me voy cansando cada vez más de estar de pie, y sigo sin perderle ojo a otras banquetas. Llegó un punto, al cuarto de hora, que ya no oía a mi amiga.. sólo quería sentarme... Me empezaba ya casi a marear... y entonces... giro la cabeza... y qué me encuentro??? Pues al señor, la hija y la nieta... no os lo perdáis: la chica y la niña, cada una en una banqueta, el abuelo jovencito -no tenía más de sesenta años, ya os lo dije- en otra y, en una cuarta banqueta, tenían colocados los chaquetones de los tres... se habían ido apoderando de todas las banquetas sabiendo que yo seguía allí de pie... alucinante.
Alucinante.