Contracciones falsas.
Al final del embarazo, y aproximadamente, desde la semana 34 o 36 de gestación, se producen pequeñas contracciones, que cada mujer interpretamos de manera diferente, y diferente intensidad,
son las llamadas contracciones de "Braxton Hicks" o "falsas" contracciones, también se llaman popularmente "contracciones de encajamiento o entrenamiento" .
Empiezan siendo suaves y de corta duración con intervalos, al principio mayores y se van haciendo
más seguidas e intensas; Los periodos de descanso entre contracción y contracción se hacen cada
vez más cortos.
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Las contracciones Braxton-Hicks no son un caso atípico, todas las madres las tienen porque es la preparación del útero para desencadenar el trabajo de parto, lo cual no significa que todas las madres las sientan. Puesto que, a diferencia de las contracciones verdaderas (o uterinas), éstas no son dolorosas, pueden pasar inadvertidas.
Para identificarlas, se debe reconocer en las contracciones las siguientes características:
Las contracciones disminuyen caminando o cambiando la actividad del momento.
No se presentan de manera continua y progresiva (son irregulares).
La contracción se produce al tiempo que el movimiento del bebé.
No se presentan flujos o manchas de sangre.
La principal diferencia es la irregularidad con que se presentan las contracciones. Por ejemplo, en intervalos de 5 minutos, luego de 8 minutos, luego de 3 minutos, etc. Una contracción verdadera se da en intervalos de tiempo regulares y puede durar hasta 60 segundos. Si la duración de cada contracción es de más de 30 segundos en intervalos de 10 minutos durante una hora o más, es hora de hacer la llamada. De lo contrario, es una falsa alarma. Tener claridad sobre los síntomas ayuda a que los nervios y la ansiedad no aumenten el dolor que las contracciones pueden ocasionar.
También es importante saber diferenciar entre los movimientos del bebé y las contracciones uterinas, pues en ambos casos hay un endurecimiento del abdomen. Cuando el bebé se mueve, el endurecimiento es parcial y el resto del abdomen permanece blandito. En el caso de las contracciones verdaderas, todo el abdomen se pone duro, como se puede confirmar pasando las manos sobre el vientre.
El grado de dolor que siente la madre es otro factor para tener en cuenta, pues si bien los dolores son normales durante el embarazo, estos no tienen por qué ser muy fuertes ni estar acompañados de sangrado, flujo vaginal, mareos, desmayos o fiebre. En el caso de presentarse estos síntomas, es necesario acudir al médico de confianza porque más que síntomas de parto son señales de que algo anda mal en el embarazo.
Aunque el principal síntoma de un parto falso son las contracciones Braxton-Hicks, las madres pueden confundir pequeñas expulsiones de moco con la expulsión del tapón mucoso.
La gravedad de no saber distinguir los síntomas no está en dar aviso de manera inoportuna, sino en considerar cada síntoma como algo independiente. Sólo el seguimiento que puede hacer el médico de todo lo que ocurre durante el embarazo determina lo que está sucediendo en el vientre materno y cómo proceder.
Por ejemplo, si la mamá sabe que usualmente las contracciones Braxton-Hicks aparecen semanas antes de la fecha de parto, puede desentenderse de síntomas o contracciones que ocurran antes de este tiempo y que pueden ser señales de algún tipo de complicación.
Para la doctora Nadya Rodríguez, informar los síntomas de cada etapa del embarazo es tan importante como distinguir los síntomas de un parto verdadero, pues el tiempo y la manera en que se presentan varía en cada mujer y esto influye en cómo se desarrolla el trabajo de parto. Volviendo al caso de las contracciones Braxton-Hicks como ejemplo, no es normal que ocurran antes de la semana 32. Si esto sucede, seguramente la madre estará en parto prematuro, que es considerado un parto de riesgo.
El médico de confianza debe ser la primera persona en enterarse de los cambios que suceden al final del embarazo. La capacidad de distinguir los diferentes síntomas, además de dar seguridad a la mamá para saber cuándo ir al hospital, brindan la posibilidad de tomar medidas ante cualquier eventual complicación del embarazo.